Una brújula de, probablemente, un soldado que murió hace 75 años en la batalla por la Guerra de la Independencia se encontró en el lugar del conflicto arriba de una colina al suroeste de Jerusalén. Además, se hallaron casquillos de bala de una ametralladora.
En ese sitio, a un convoy de 35 soldados de Haganá lo embistieron en 1948 y todos murieron durante un intento de reabastecer a los kibutzim del Bloque Etzion. La batalla y su resultado aún juegan un rol clave en la memoria colectiva y el espíritu israelí con calles, monumentos y un kibutz completo.
En un comunicado de hoy, la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) no dijo cuándo se realizó el descubrimiento. Afirmó que la investigación sobre los hallazgos se publicará a inicios de mayo en una revista científica de idioma hebreo.
El investigador Rafi Lewis de Ashkelon Academic College dijo: “En esta etapa no es posible una identificación definitiva del propietario original de la brújula. Pero tenemos la esperanza de que en el futuro se descubra material de archivo que permita esto”.
Al respecto, Eyal Marco de IAA agregó: “El hecho de que la brújula coincida con el tiempo de la batalla, y el hecho de que se determinó que fue alcanzada por una bala, fortalece la suposición de que había estado en uso durante la batalla de Lamed Heh. Y muestra que un comandante o en figura menos destacada había estado presente en las últimas etapas de la batalla”.
El 15 de enero de 1948, cuando su situación era desesperante, el pelotón de 35 jóvenes salió hacia el bloque con víveres y armas para la defensa de los asentamientos. Nadie sabe con certeza cómo se descubrieron las cosas a la mañana siguiente, pero algunos creen que poco antes de llegar a destino, se encontraron con una pastora árabe.
“Vimos que la evidencia material de la batalla estaba desapareciendo”, citó el comunicado de la IAA a Lewis y Marco. “Los artículos se desgastan en el campo, los viajeros coleccionan recuerdos y sentimos que si no lo hacemos ahora, en unos años no podremos reconstruir el campo de batalla”.
Quien lea esa epopeya protaganizada por un punado de heroes inferiores en soldados y armas se convence de que los milagros existen. En este caso la mano del Todopoderoso Dios de Israel.