Itró y la división del trabajo.

19 febrero, 2023 ,
Foto: Wikipedia - CC BY-SA 2.0

Dr. Natalio Daitch

Repartir la tarea.

Sea en una pareja, en un matrimonio, en una familia, en una fábrica (o en cualquier trabajo), en una comunidad, en un gobierno, y aún entre países se reparten las cargas de los diversos trabajos o tareas a realizar. A los fines de lograr un objetivo común de la mejor manera posible o de obtener un producto que se necesita comerciar y vender.

Una mano con otra mano.

De esta manera lo repetía mi madre Aida K. de Daitch Z´´L. O dos manos con otro par, se ayudan mutuamente en el transcurrir de la existencia.

Hashem también.

En el libro del Génesis, cuando va a crear al ser humano habla en plural, habla con sus ángeles. Y ya sabemos que Hashem no necesita ayuda, pero si bien existen varias explicaciones cuando el Todopoderoso sentencia: “Hagamos un hombre”. Y no cabe duda que D’os como Padre nos quiere enseñar que la tarea debe ser hecha fundamentalmente en conjunto, por eso Él obvia el singular.

El mensaje. Reflexión final.

Hay un trabajo personal e individual que cada persona debe hacer consigo mismo en su soledad e intimidad. Pero la otra tarea, qué tiene que ver con su condición de ser social y requerimientos para su subsistencia debe ser realizada en conjunto.

El minián o quorum de 10 personas para poder hacer un rezo colectivo, decir Kadish o sacar el Sefer Torá, nos hace ser interdependientes con nuestro prójimo.

Para concluir: he leído y copio: “Para venir a este mundo necesitamos la ayuda de otras personas, y cuando alguien se va de este mundo también requiere que otros lo transporten y preparen su cuerpo, y lo conduzcan al Beit Hajaim. Y tantas otras cosas (formar una linda mesa de Shabat, o las reuniones en las festividades religiosas).

Y de igual forma para un casamiento, necesitamos de otras personas que acondicionen el lugar, de que otros pongan música, de nuestros amigos y conocidos y familiares como invitados y de un Rabino que pueda oficiar y casar a la pareja y miles de otros ejemplos para dar.

Itró aconsejó y Moshé escuchó y aceptó.

No cabe duda que nos hemos encontrado con otra de las magníficas enseñanzas para la vida que nos trae desde siempre el Creador del mundo por intermedio de su Torá.

Y para concluir, no deberíamos ver a nuestro prójimo como competidores en ningún campo, y solo poder apreciarlos como nuestros semejantes, con los cuales estamos destinados y obligados desde el principio de los tiempos, somos todos personas que fuimos creadas para colaborar los unos con los otros, y ayudarnos mutuamente en el sendero de la existencia. Y para cerrar estas líneas, está históricamente demostrado que ningún mortal puede escapar a esta regla.

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