Israel se acercó de nuevo hoy a los dos mil nuevos positivos diarios, límite impuesto por el Ministerio de Salud para volver a las restricciones duras, mientras las autoridades dan bandazos en la gestión del coronavirus y cambian cada pocos días las medidas a imponer para evitar contagios.
El Ministerio de Salud informó hoy de que en las últimas 24 horas ha registrado siete muertes y 1.855 nuevos casos de COVID-19, lo que eleva la cifra total de casos confirmados desde febrero a 52.687 y los fallecimientos a 422.
Tras pocos días con una tendencia decreciente en los contagios (posiblemente vinculada a la menor cantidad de pruebas realizadas), los nuevos casos vuelven a alcanzar cifras similares a las de la semana pasada y se vuelven a acercar a la temida cifra de los 2.000, que el ministro de Salud, Yuli Edelstein, anticipó que obligaría a imponer un nuevo cierre total del país.
Mientras los números siguen creciendo, el comité especial de coronavirus en la Knéset (Parlamento) decidió hoy anular la medida anunciada el pasado viernes por el Gobierno, que dictaminaba el cierre de restaurantes en el país.
Ayer, este mismo comité también contradijo al Ejecutivo, dictaminando que tanto las playas como las piscinas del país pueden permanecer abiertas los fines de semana, en contra de lo que había anunciado el pasado viernes el Gabinete, lo que muestra un tira y afloja y serias divergencias de opinión entre las distintas formaciones que participan en el Gobierno de coalición que encabeza Benjamín Netanyahu.
Estas han llevado a que miembros del Likud, que este dirige, atacasen públicamente a la presidenta del comité, Yifat Shasah-Bitón, también del Likud, y la acusaran de ceder ante las presiones de la oposición y poner en riesgo la salud pública.
Esta semana, Israel anunció que mantendrá el cierre de fronteras para extranjeros hasta al menos el 1 de septiembre y que los nacionales y residentes que regresen de otros países tendrán que seguir haciendo cuarentenas obligatorias de 14 días hasta esa fecha. EFE