Israel al día – Un museo para todo el pueblo judío sin exclusión

18 marzo, 2021
Creative Commons vía Wikimedia

En realidad, el nuevo Museo del Pueblo Judío es la versión renovada del icónico museo Beit HaTfutzot (Casa de las Diásporas), que estaba ubicado desde hace 40 años en el campus de la Universidad de Tel Aviv. Y, en días pasados, inauguró sus 7 mil metros cuadrados de exposición, diseñado por el estadounidense Patrick Gallagher, un hombre convertido al judaísmo.

El aporte de Gallagher, viniendo de un judío por convicción como él, cobra mayor significado al tratarse, precisamente, del Museo del Pueblo Judío. Porque el pueblo de judío somos todos: tanto los que nacieron de madre judía como aquellos que decidieron unirse al judaísmo. Si no, repasemos la Torá –desde Génesis hasta Deuteronomio– con lupa, y se darán cuenta de que no toda la muchedumbre que vagó por el desierto del Sinaí, tras la liberación de la esclavitud en Egipto, eran descendientes de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob.

Traigo esto a colación porque, hace poco, en Israel, volvió a surgir la polémica sobre quién es judío, tras la decisión de la Corte Suprema de Justicia de aceptar como ciudadanos israelíes, de pleno derecho, a conversos al judaísmo no ortodoxo, como un asunto civil y no religioso. Sin embargo, algunos rabinos y personalidades del mundo ortodoxo pusieron el grito en el cielo. Uno de ellos fue Aryeh Deri, líder del partido ultraortodoxo Shas, quien dijo que la decisión del Estado era “incorrecta”, porque “causaría controversia y una ruptura entre la gente”.

¿Qué es lo que se va a romper? ¿la pureza del pueblo?; habría que preguntarle a Moisés, quien se unió a Tziporá, una mujer madianita, qué pensaba respecto a la pureza de la casa de Israel. Recordemos que Dios castigó a Aharón y Miriam por murmurar contra su hermano, Moisés, a causa de la mujer que había escogido. Así es que tomemos nota.

De vuelta al siglo XXI, el gran rabino sefardí, Ytzhak Yosef, argumentó que “lo que los movimientos reformistas y conservadores denominan conversión no es más que una falsificación del judaísmo y significará incluir a miles de gentiles entre el pueblo de Israel”. En tanto, el gran rabino ashkenazi, David Lau, dijo que “aquellos que se convirtieron a través de conversiones de la Reforma y cosas por el estilo no son judíos. Ninguna decisión del Tribunal Superior cambiará ese hecho”.

Sin duda, un tema controversial y polémico, con mucha tela por cortar. Sin embargo, es válido resaltar que, a través de la historia judía, muchos judíos por elección han hecho grandes aportes al pueblo, así como la Casa de Israel, en más de una ocasión, ha sido traicionada por algunos de sus hijos de linaje.

Lo cierto es que en el Estado de Israel de nuestros días, el de la era Bibi Netanyahu –y si acaso como siempre, en distintas épocas–, nos guste o no, la sociedad israelí no es blanco o negro, sino multicolor. Y, hoy en día, más que nunca. Cada uno de nosotros es parte del pueblo judío, como Gallagher, quien ha diseñado el Museo Nacional de Historia Judía Estadounidense de Filadelfia, entre otros proyectos de renombre.

Durante una entrevista, el diseñador del Museo del Pueblo Judío explicó que el recorrido por el museo comienza en el presente. Es decir, como punto de partida, los visitante observarán, en primer lugar, una imagen con las diferentes categorías del judaísmo. A partir de ahí, se va al pasado por distintos caminos, según la temática de la sala. Si acaso como la vida misma, donde “todos somos parte de esta historia”, como dejó en claro Gallagher.

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