Irán: Envuelto en dilemas, situado en un momento crucial

16 julio, 2020 , ,
Una vista de los daños tras la explosión en la central nuclear de Natanz Foto: Organización de Energía Atómica de Irán/WANA (West Asia News Agency) vía REUTERS

La explosión en Natanz, que supone un golpe al progreso de Irán en su proyecto nuclear, es parte de la tensión creciente entre la República Islámica y el Occidente, en particular los Estados Unidos, y es una ventaja para sectores extremistas del régimen iraní, quienes insisten en la necesidad de responder. Aunque no se ha responsabilizado directamente a Israel por este incidente, el país debe prepararse ante las posibles respuestas de Irán.

La explosión del 2 de julio de 2020 en el sitio de ensamblaje de centrífugadoras avanzadas en las instalaciones de enriquecimiento de uranio en Natanz han significado un golpe a Irán  en sus los planes de progresar en su proyecto nuclear- aunque ello no impedirá que continúen acumulando uranio enriquecido, lo que en principio acorta el cronograma de Irán para conseguir un arma nuclear. El dilema iraní consiste en contenerse o responder, y de ser así, cómo hacerlo. Hasta el momento, Israel no fue directamente acusado. Las opciones que tiene Teherán para responder se encuentran en el campo nuclear (enriquecimiento de uranio al 20 por ciento o interferencia en las inspecciones); el ámbito cibernético; la esfera cinética contra Israel, Arabia Saudita o instalaciones estadounidenses (misiles tierra-tierra y/o drones); y el terrorismo internacional. Todas estas opciones conllevan riesgos, y no sirven al interés principal de Irán de liberarse pronto de las sanciones que se le han impuesto. Sin embargo, dada la presión creciente en Teherán, sumado a las consideraciones ideológicas y las disputas políticas internas, es más probable que haya una respuesta. Israel debe preparar sus defensas y respuestas para cada una de estas opciones.

La explosión del 2 de julio de 2020 en el sitio de ensamblaje de centrífugadoras avanzadas en las instalaciones de enriquecimiento de uranio en Natanz fue más que nada un golpe a los planes de Irán de avanzar en su proyecto nuclear. Sin embargo, esto no les impide continuar acumulando uranio enriquecido, algo que ha sucedido desde que Irán incumple de manera gradual el acuerdo nuclear. De acuerdo con el informe más reciente del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán en este momento posee más de 1.500 kilos de uranio enriquecido, suficiente enriquecimiento a nivel militar para un dispositivo nuclear. Por otro lado, la explosión dañó un componente importante que Irán tendrá que reconstruir, lo que demora las pruebas esenciales para utilizar las centrífugas y sus posibles usos en el futuro en un pequeño dispositivo clandestino. La explosión en Natanz sucede tras una serie de acontecimientos que incluyen la explosión de una planta que fabrica misiles en Khojir, cerca de Parchín. Aunque no necesariamente todos los incidentes están relacionados con un sabotaje o son producto de ello, la extraordinaria cadena de acontecimientos ha elevado la tensión en las altas esferas iraníes y ha generado una presión por responder.

Asimismo, el estallido en Natanz ocurre tras una secuencia de acontecimientos diplomáticos. El 19 de junio, en la reunión más reciente de la Comisión Directiva del OIEA, se aprobó una resolución que fue apoyada por los tres firmantes europeos del acuerdo nuclear: el Reino Unido, Francia y Alemania. La resolución requiere que Irán les permita a los inspectores del OIEA ingresar a dos sitios sospechosos de actividad nuclear. La resolución también exige responder preguntas sobre un tercer sitio, en donde el OIEA encontró partículas de uranio natural y por las cuales no recibió ningún tipo de explicación. Esta resolución, aunque no estuvo acompañada de sanciones, fue la primera de este tipo desde 2012. Ésto suscitó mucho enojo en Teherán, que ha rechazado la solicitud del OIEA de visitar estos sitios (se conoció la presencia de estos sitios gracias a la divulgación de los documentos -falsificados, según Irán- que se obtuvieron en la incursión del Mossad en los archivos nucleares de Irán). La resolución de la Comisión Directiva fue aprobada en el marco del compromiso del OIEA de analizar nueva información, y es probable que esto indique incumplimiento por parte de Irán de los requisitos del Tratado de No Proliferación (NPT, por sus siglas en inglés), aun después de llegar al acuerdo nuclear de 2015. En efecto, el acuerdo constituyó la decisión de ignorar las anteriores violaciones iraníes al NPT y la ausencia de respuestas a las preguntas que el OIEA le formuló a Teherán.

Personalidades destacadas de Irán han criticado la resolución, al mismo tiempo que fueron tras el Director General de la Comisión Directiva del OIEA y dejaron en claro que se consideraría un contraataque. Mohammad Bagher Ghalibaf, el nuevo orador del parlamento, recalcó que el parlamento iraní le exigió a la Organización de Energía Atómica de Irán y al Ministerio Iraní de Relaciones Exteriores preparar una respuesta ante esta medida. Varios miembros del parlamento formularon propuestas de debate respecto de medidas de cooperación con el OIEA, entre ellas la negación de obligaciones conforme al Protocolo Adicional del OIEA. Otros solicitaron que Irán se retirase del NPT y atacaron a los países europeos que no habían cumplido con los compromisos del acuerdo nuclear y los acusaron de “rendirse” a la presión estadounidense. En un comunicado de prensa, Mike Pompeo, Secretario de Estado de los Estados Unidos, hizo hincapié en la obligación de Irán de cooperar con los requerimientos del OIEA, en especial dados los antecedentes problemáticos del programa nuclear de Irán.

En tándem, Washington está encabezando una iniciativa en el Consejo de Seguridad de la ONU para extender el embargo sobre la venta de armas desde y hacia Irán. Este embargo vence en octubre de 2020 como parte del acuerdo entre Irán y los P5+1 (los cinco países miembro permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) en el marco de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, que presentó el acuerdo. Washington ya distribuyó un borrador de la resolución entre los miembros del Consejo de Seguridad, pero Rusia y China se opusieron fuertemente a la movida y esto despertó la preocupación en Europa. Los países europeos están intentando proponer un acuerdo a fin de evitar una escalada. Inter alia, se propusieron ideas para una breve extensión del embargo, pero no solo que Estados Unidos no las aceptó sino que también propuso una extensión sin límite de tiempo.

El gobierno de Trump está al tanto de la oposición de sus actos y del deseo entre sus pares del P5+1, sobre todo de los países europeos, de preservar el marco del acuerdo, por más débil que sea, tan solo para guardar las apariencias.  Así, el gobierno dejó en claro que si no se acepta su pedido de extensión del embargo, activará el mecanismo de réplica, que puede renovar todas las sanciones del Consejo de Seguridad. En una carta dirigida al Secretario General de la ONU, Rusia sostuvo que esta medida carecía de validez legal, porque Estados Unidos se había retirado del acuerdo y los países europeos se habían opuesto firmemente a la medida. Sin embargo, Washington cita el hecho de que Estados Unidos está mencionado en la Resolución 2231, que respalda el acuerdo, y afirma que avanzará en sus planes.

Irán considera esta cadena de acontecimientos que comenzó con la reciente resolución del OIEA como parte de un plan organizado cuyos objetivos son allanar el camino para una nueva resolución en la próxima reunión de la Comisión Directiva del OIEA, afirmar que Irán está incumpliendo el NPT, presentar esta cuestión ante el Consejo de Seguridad y sentar las bases políticas para que Washington restaure las sanciones. De todos modos, Irán cree que el propósito estratégico de todas las medidas que adoptó el gobierno de Trump sirven para deshacerse de lo que queda del acuerdo nuclear y para asegurarse de que en caso de elegirse un gobierno demócrata, no va a haber acuerdo alguno por renovar. En Irán hay quienes también creen que las políticas de EE.UU están diseñadas para someterlo a medidas extremas que generen un ambiente favorable para un ataque contra el país. Tal como lo ve Irán, la explosión en las instalaciones de Natanz es parte de un plan más grande que EE.UU e Israel lideran para frustrar el progreso nuclear de Irán a través de medios cinéticos y diplomáticos, aunque hasta ahora Irán ha evitado acusar a Israel. Ciertamente, si bien Irán declaró que está clara la naturaleza de lo sucedido en Natanz, ninguna fuente oficial iraní ha nombrado a Israel ni a ningún tercero en este contexto.

El dilema principal que los líderes iraníes enfrentan es si esperar o responder, y de ser así, con qué hacerlo. Antes de la explosión de Natanz, se creía que Irán no tenía ningún interés en hacerle el juego a la Administración Trump, y prefería mantener un bajo perfil hasta las elecciones presidenciales en noviembre, con la esperanza de que un gobierno demócrata traiga vientos de cambio en la política estadounidense. No obstante, la nueva situación que se generó a partir del ataque en las instalaciones de centrífugadoras avanzadas altera el equilibrio de las consideraciones de Irán, y esto les da una ventaja a los sectores extremistas del régimen iraní, quienes consideran la ausencia de una respuesta como una demostración de debilidad. El lado opositor del Presidente iraní Hassan Rouhani y el Ministro de Relaciones Exteriores Mohammad Javad Zarif prefiere concederle al nuevo gobierno de EE.UU, en caso de ser elegido, la oportunidad de hacer un cambio que por sobre todo conlleve beneficios económicos que la economía iraní tan desesperadamente necesita dadas la crisis económica agravante y la creciente segunda ola del Coronavirus. Zarif también advirtió sobre las consecuencias de los actos que harían aparecer a Irán como amenaza a la seguridad global.

Las posibles respuestas de Irán

En la esfera nuclear: puesto que todas las acciones recientes contra Irán se encuentran en el ámbito nuclear, Teherán podría tomar medidas en esta área: aumentar 20% el uranio enriquecido, tal como se proyectaba antes del acuerdo; disminuir su cooperación con el OIEA, ya sea abandonando el Protocolo Adicional, que de cualquier modo Irán aceptó “voluntariamente” pero que aún no ratificó, o imponiendo restricciones parciales en la inspección en el marco del acuerdo nuclear; y retirarse del NPT (una medida más extrema). Con estas medidas en relación con la supervisión, tanto para Rusia y China como para los europeos les será difícil continuar apoyando a Irán y acelerarán el traspaso de la cuestión al Consejo de Seguridad. Irán interpreta que cualquier medida que se tome en términos nucleares puede retirarse rápidamente, y esto puede servir como elemento útil para negociar en el futuro.

En la esfera cibernética: al dejar relativamente pocos rastros, la ciberactividad supone un riesgo relativamente bajo en la escalada militar. Sin embargo, dicha medida depende de la capacidad operativa disponible y del cálculo de que las chances de éxito sean altas. Esto también genera exposición ante una respuesta severa que empeorará aún más la imagen de un régimen incapaz de proteger su infraestructura y sus lugares más importantes.

En la esfera de cinética directa (por ejemplo, misiles tierra-tierra o drones): ésta puede ser una respuesta contra Israel y/o Arabia Saudita y/o instalaciones estadounidenses en la región. Dicho acto, si se lleva a cabo en territorio iraní, expondrá a Irán ante una respuesta directa, pese a que el ataque iraní contra las instalaciones de Aramco en Arabia Saudita no tuvo un contraataque. Alternativamente, Irán puede utilizar el territorio de un país tercero -Yemen, Irak o Siria- para un ataque de este tipo.

Terrorismo: esta es una medida aparentemente fácil para Irán y sus satélites. No obstante, Irán debe tener en cuenta que quedará como obvio responsable. El terrorismo puede ocasionar que el orden internacional se ponga en su contra justo en un momento en el que Irán necesita mucho del apoyo internacional.

En resumen, todas las opciones aparentemente disponibles para Irán son muy riesgosas y no sirven al propósito principal que es conseguir un rápido alivio de las sanciones mientras soportan la próxima reunión de la Comisión Directiva del OIEA en septiembre, los debates del Consejo de Seguridad programados para octubre, y las elecciones en los Estados Unidos en noviembre. Sin embargo, dada la creciente presión desde dentro del régimen (por lo sucedido en Natanz y también por los acontecimientos políticos esperados), lo más probable es que haya una respuesta de Irán. Los aspectos ideológicos y las internas políticas son parte del debate que ya está en marcha entre los líderes iraníes, y es probable que haya repercusiones en las decisiones sobre esta cuestión. Claramente, Israel debe preparar su defensa para cada una de estas posibles respuestas y debe formular una contra-respuesta para todas ellas.

Fuente:  INSS – Instituto de Estudios de Seguridad Nacional

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