Franz Kafka y su influencia en la literatura universal – Parte II

12 septiembre, 2023 , , ,
Dante, Kafka y otros poetas y personalidades literarias decoran este café de Ankara y su presencia se siente con cuadros y poemas en las paredes.Fuente: Wikipedia CC BY-SA 4.0

Link Parte I: https://aurora-israel.co.il/franz-kafka-y-su-influencia-en-la-literatura-universal-parte-i/

A fines de 1911, el esposo de Elli, Karl Hermann, y Kafka se convirtieron en socios en la primera fábrica de asbesto en Praga conocida como Prager Asbestwerke Hermann & Co., después de haber utilizado el dinero de la dote de Hermann Kafka. Kafka mostró una actitud positiva al principio, dedicando gran parte de su tiempo libre al negocio, pero luego se resintió por la intrusión de este trabajo en su tiempo de escritura. Durante ese período, también encontró interés y entretenimiento en las representaciones del teatro idish. Después de ver actuar a una compañía de teatro idish en octubre de 1911, durante los siguientes seis meses Kafka “se sumergió en el idioma y en la literatura idish”.​ Este interés también sirvió como punto de partida para su creciente exploración del judaísmo. Fue por esta época cuando Kafka se hizo vegetariano. 

En 1912 Kafka tomó conciencia de ser escritor. Escribió en ocho horas El juicio (Das Urteil) y, a finales de noviembre de 1912, terminó Contemplación (Betrachtung), una colección de dieciocho relatos que previamente habían aparecido dispersos en diversos medios. La aparición de este libro le dio a conocer como escritor.

En 1913 escribió Consideración y, en 1915, La metamorfosis. Alrededor de 1915 recibió su aviso de reclutamiento para el servicio militar en la Primera Guerra Mundial, pero sus empleadores en la compañía de seguros consiguieron un aplazamiento porque su trabajo se consideraba un servicio gubernamental esencial. Más tarde intentó alistarse en el ejército, pero no le fue posible, dados los problemas médicos asociados con la tuberculosis, que le fue diagnosticada en 1917, lo que le obligó a mantener frecuentes períodos de convalecencia, durante los que recibió el apoyo de su familia, en especial de su hermana Ottilie, con quien tenía mucho en común. En 1918 la compañía de seguros le dio una pensión debido a su enfermedad, para la cual no había cura en ese momento, y pasó la mayor parte del resto de su vida en sanatorios.

En 1919 terminó los catorce cuentos fantásticos (o catorce lacónicas pesadillas) que componen Un médico rural.

Un tema de gran importancia en su obra es su relación con un padre autoritario. En la intimidad, este no dejó nunca de menospreciar a su hijo y hasta el año 1922 lo tiranizó. De ese conflicto y de sus tenaces meditaciones sobre las “misteriosas misericordias” y las ilimitadas exigencias de la patria potestad, declaró el propio Kafka que procedía toda su obra, en particular su célebre Carta al padre, nunca publicada en vida. Este conflicto generacional es, en palabras de Guillermo de Torre, uno de los temas capitales del expresionismo.

Kafka nunca se casó. Según Brod, Kafka fue “torturado” por el deseo sexual,​ y el biógrafo de Kafka, Reiner Stach, afirma que fue un “mujeriego incesante” y que estaba lleno de miedo al “fracaso sexual”. Kafka visitó burdeles durante la mayor parte de su vida adulta, y estaba interesado en la pornografía. 

Entre 1913 y 1917 mantuvo una relación difícil con Felice Bauer, que dio origen a una correspondencia de más de 500 cartas y tarjetas postales. En el primer año escribió al padre de Felice justificándose:
He cegado a su hija con mi escritura. […] Sea como fuere, tenga usted en cuenta lo siguiente, que es lo esencial: todo mi ser se centra en la literatura, y hasta los treinta años he mantenido ese rumbo a rajatabla; si alguna vez lo abandono, dejaré de vivir. De ello deriva todo cuanto soy y cuanto soy y no soy. Soy taciturno, insociable, malhumorado, egoísta, hipocondríaco y realmente enfermizo. ¿Cómo ha de vivir su hija con un hombre así, que ha dejado toda distracción a fin de conservar las energías justas para dedicarse en exclusiva a la literatura?

Su falta de reacción ante el manuscrito de La metamorfosis llevó a Kafka a un profundo abatimiento. Aunque llegó a presentar una solicitud de matrimonio en junio de 1913, al final la boda no se celebró. Ya en el otoño de ese mismo año se produjo una primera ruptura, ocasionada al conocer a G.W, la mujer identificada como “la suiza” en sus diarios, durante su estancia en el sanatorio de Riva del Garda.

Después de esto, Kafka intentó trasladarse a Berlín, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial se lo impidió. No fue movilizado por sus problemas de salud. Durante la segunda mitad de 1914 escribió un antecedente de El proceso (Fragmento de Josef K.) y la narración En la colonia penitenciaria. Atormentado por un insomnio recurrente, el 10 de julio de 1914 escribe a Ottla Kafka:
No escribo como hablo, no hablo como pienso, no pienso como debería pensar, y así sucesivamente hasta las más profundas tinieblas.

Debido a la guerra, el marido de su hermana Elli tuvo que incorporarse al ejército, por lo que Kafka tuvo que hacerse cargo de la dirección de la fábrica de la familia y su hermana debió trasladarse a vivir a la casa familiar. Esto obligó a Kafka a alquilar una habitación. Como consecuencia de todo ello no escribió nada durante casi año y medio, desde octubre de 1914.

En julio de 1917 Franz y Felice se comprometieron en matrimonio, pero otra vez la boda no llegó a consumarse. En diciembre se separaron definitivamente.

La noche del 12 al 13 de agosto se le manifestó una hemoptisis que confirmó una tuberculosis pulmonar. Durante su estancia en Schlesen para asistir a un sanatorio conoció a Julie Wohryzek, con la que se prometió en matrimonio. La extracción social no burguesa de la joven puso en contra de la relación al padre de Kafka. La relación con Julie se rompió en noviembre de 1919.

En otoño de 1920 escribió varias piezas narrativas del género de las parábolas aforísticas. A principios de 1920 conoció a la escritora, traductora y periodista checa Milena Jesenská. Ella tenía veinticuatro años, era vivaz, segura de sí misma, moderna y emancipada. Vivía en Viena y estaba en un matrimonio en disolución con el escritor Ernst Polak. Después de la correspondencia inicial, particularmente intensa durante la estancia de tres meses de Kafka en Merano en la primavera de 1920, Kafka visitó Viena. Lleno de entusiasmo, Brod informó a su amigo sobre la reunión de cuatro días, que se convirtió en una relación con algunos encuentros y, sobre todo, un extenso intercambio de cartas. Pero al igual que con Felice Bauer, se repitió el viejo patrón con Milena Jesenská: el acercamiento y la unión imaginada fueron seguidos por la duda y el retraimiento. Kafka finalmente terminó la relación en noviembre de 1920, luego de lo cual la correspondencia también finalizó abruptamente. Sin embargo, el contacto amistoso entre ambos no se rompió hasta la muerte de Kafka, quien le entregó a Jesenská sus diarios antes de morir.​ Ella presintió su muerte en 1920 y le describió sus sentimientos a Max Brod.La traducción de Jesenská de El fogonero fue la primera de los escritos de Kafka al checo y, de hecho, a cualquier idioma extranjero. Jaroslav Dohal, el nombre del traductor de la edición checa del cuento de Kafka Para meditación de los caballistas, es probablemente un seudónimo de Jesenská.

Como consecuencia del empeoramiento de su estado de salud, pasó gran parte de 1921 y 1922 en sanatorios.

Entre diciembre de 1920 y septiembre de 1921 estuvo en el sanatorio de Matliary, etapa en la que conoció a Robert Klopstock, quien sería su amigo por el resto de su vida. Hasta 1923 escribió, entre Praga y Berlín, una docena de relatos.

En julio de 1923 estuvo en una colonia judía de vacaciones en Müritz, a orillas del Báltico, donde conoció a Dora Diamant, una joven periodista de 25 años descendiente de una familia judía ortodoxa que había huido de su pueblo natal. Ella le disuadió de un viaje programado a Palestina para octubre. Más tarde se trasladó a Berlín, con la esperanza de distanciarse de la influencia de su familia y concentrarse en su obra. Allí vivió con Dora, que se convirtió en su compañera y tuvo mucho que ver en el interés de Kafka por el judaísmo.

Muerte

Tumba de Franz Kafka en el Cementerio de Praga-Žižkov. Foto: Wikipedia – CC BY-SA 3.0

En la Navidad de 1923, Kafka contrajo una pulmonía que le obligó a regresar al hogar paterno en Praga en marzo de 1924. Al agravarse la enfermedad, ingresó en el sanatorio de Wiener Wald, cerca de Viena, donde sufrió un ataque de tuberculosis de laringe, lo que hacía que tragar los alimentos le resultara muy doloroso, de manera que en sus últimas semanas se alimentó principalmente de líquidos. Kafka estuvo escribiendo Un artista del hambre en su lecho de muerte, una historia cuya composición había comenzado antes de que su garganta se cerrara. Le trasladaron a la clínica universitaria de la capital y, a finales de abril, al sanatorio Dr. Hoffmann de Kierling, donde falleció el 3 de junio. Lo enterraron el 11 de junio en la parte judía del Nuevo Cementerio de Praga-Žižkov.Kafka murió sin tener que sufrir el horror planeado y ejecutado por los nazis a diferencia de sus tres hermanas asesinadas en campos de concentración. Kafka fue prácticamente un desconocido durante su vida, pero no consideró importante la fama; alcanzándola, sin embargo, rápidamente después de su muerte,  particularmente después de la Segunda Guerra Mundial. La lápida de su tumba fue diseñada por el arquitecto Leopold Ehrmann.

Obituario

Inmediatamente después de la muerte de Kafka se le pidió a Milena Jesenská que escribiera un obituario para el diario checo Národní Listy, que se publicaba en Praga; al parecer, sabían de su especial relación con Kafka.

Ella escribió:
Pocos lo conocieron aquí, porque era un recluso, un hombre sabio y temeroso de la vida […] Era tímido, asustadizo, gentil y bueno, pero los libros que escribió fueron crueles y dolorosos. Vio el mundo lleno de demonios invisibles luchando y destruyendo a las personas indefensas. Era demasiado clarividente, demasiado sabio para vivir y demasiado débil para luchar: pero esa era la debilidad de las personas nobles y bellas que no saben luchar contra el miedo, contra los malentendidos, contra el desamor y las falsedades espirituales, que saben desde el principio que son impotentes, se someten y así avergüenzan al vencedor […] Era un hombre y un artista con una conciencia tan escrupulosa que se mantenía alerta aún donde los demás, los sordos, ya se sentían seguros.

Personalidad

En sus relaciones sociales, Kafka temía causar repulsión tanto por su físico como por su personalidad; sin embargo, impresionaba a los demás con su aspecto juvenil, pulcro y austero, su conducta tranquila y desenfadada y su gran inteligencia, además de su particular sentido del humor. 

Brod comparó a Kafka con Heinrich von Kleist, y señaló que ambos escritores tenían la capacidad de describir una situación de manera realista con detalles precisos. Brod pensó que Kafka era una de las personas más entretenidas que había conocido. Kafka disfrutaba divirtiéndose con sus amigos, pero también los ayudaba en situaciones difíciles con buenos consejos. Según Brod, era un recitador apasionado, capaz de frasear su discurso como si fuera música. Brod sintió que dos de los rasgos más distintivos de Kafka eran la “veracidad absoluta” (absolute Wahrhaftigkeit) y “escrupulosidad precisa” (präzise Gewissenhaftigkeit).​ Exploró detalles, lo discreto, en profundidad y con tal amor y precisión que surgieron cosas imprevistas, aparentemente extrañas, pero absolutamente ciertas (nichts als wahr).

Aunque Kafka mostró poco interés en el ejercicio cuando era niño, más tarde desarrolló una pasión por los juegos y la actividad física, y fue un jinete, nadador y remero consumado. Los fines de semana, él y sus amigos se embarcaban en largas caminatas, a menudo planificadas por el mismo Kafka. Sus otros intereses incluyeron la medicina alternativa, los sistemas educativos modernos como Montessori,  y las novedades tecnológicas como los aviones y el cine.  Escribir era de vital importancia para Kafka y lo consideró una “forma de oración”.​ Era muy sensible al ruido y prefería el silencio absoluto cuando escribía.

Pérez-Álvarez ha afirmado que Kafka podría haber padecido un trastorno de personalidad esquizoide. Su estilo, se afirma, no solo en La Metamorfosis, sino en varios otros escritos, parece mostrar rasgos esquizoides de bajo a medio nivel, que según Pérez-Álvarez habrían influido mucho en su obra. Su angustia se puede ver en esta entrada de diario del 21 de junio de 1913: “El mundo inmenso que tengo en la cabeza. Pero cómo liberarme y liberarla a ella sin desgarrarme. Y mil veces prefiero desgarrarlos que retenerlos o enterrarlos en mí. Para eso estoy aquí, eso lo tengo muy claro”.​

Dice también en el aforismo de Zürau número 50: “El ser humano no puede vivir sin poseer una confianza duradera en que hay algo indestructible en sí mismo, por lo que tanto lo indestructible como la confianza pueden permanecer ocultos para él de manera duradera. Una de las posibilidades de expresión de ese ´permanecer oculto´ es la fe en un dios personal”.

Alessia Coralli y Antonio Perciaccante del Hospital San Giovanni di Dio han postulado que Kafka pudo haber tenido un trastorno límite de la personalidad con insomnio psicofisiológico concurrente. Joan Lachkar interpretó La metamorfosis como “una representación vívida de la personalidad límite” y describió la historia como “modelo para los miedos al abandono, la ansiedad, la depresión y las necesidades de dependencia parasitaria de Kafka. Kafka iluminó la confusión general de la frontera entre los deseos, deseos y necesidades normales y saludables con algo feo y desdeñoso”.

Aunque Kafka nunca se casó, tenía en alta estima el matrimonio y los hijos. Tuvo varias amigas y amantes a lo largo de su vida.  Es posible que haya sufrido de un trastorno alimentario. El doctor Manfred M. Fichter, de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Múnich, presentó “pruebas para la hipótesis de que el escritor Franz Kafka había padecido una anorexia nerviosa atípica”,​ y que Kafka no solo estaba solo y deprimido, sino también “ocasionalmente suicida”.​ En su libro de 1995 Franz Kafka, el paciente judío, Sander Gilman investigó “por qué un judío podría haber sido considerado ‘ hipocondríaco ‘u ‘homosexual’ y cómo Kafka incorpora aspectos de estas formas de entender al varón judío en su propio autoconocimiento”. Kafka consideró el suicidio al menos una vez, a finales de 1912. 

Fuente: Wikipedia

La Parte II se publicará el 13-09-2023

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.