Milos Forman, director de “Alguien voló sobre el nido del cuco” murió a los 86 años. Se convirtió en uno de los pocos cineastas extranjeros exitosos de Hollywood después de dejar su Checoslovaquia natal en los días anteriores la invasión liderada por los soviéticos en 1968.
Nacido en el seno de una familia protestante en la ciudad central checa de Caslav el 18 de febrero de 1932, la vida del ganador del Oscar quedó indeleblemente marcada por la Segunda Guerra Mundial.
Su padre, que había sido miembro de la resistencia, murió en el campo de concentración nazi en Buchenwald. Su madre murió en Auschwitz.
Forman recordó la última vez que vio a su padre: cuando tenía siete años fue sacado de clase para verlo escoltado por dos miembros de la Gestapo, que también se llevó a su madre.
Fue el primer capítulo dramático en una vida llena de sorpresas, como el descubrimiento en 1964, de una mujer que había estado en Auschwitz con su madre, de que su padre biológico era, de hecho, un arquitecto judío que vivía en Ecuador.
“Alguien voló sobre el nido del cuco” es una de las grandes películas de los años 70 que pasó a la historia del cine, de un gran valor, además de artístico, humano, en aquellos años la psiquiatría era en realidad así como del pleistoceno, o mucho peor lo fue antes, y no son pocos los que todavía siguen pensando igual sobre los enfermos mentales. Amadeus también es una gran película.