Facetas menos conocidas de la Batalla del Río de la Plata

Graf Spee en Montevideo tras la batalla-Foto Wikipedia

por Dr. Israel Jamitovsky

Dique seco o dique de carena es el rótulo adjudicado a las instalaciones portuarias que posibilita extraer los barcos del agua y efectuar reparaciones en su parte externa. Acuño esta  definición habida cuenta que recientemente trascendió la noticia de la clausura definitiva por parte de la empresa Tsakos.Este dique reparó durante 125 años a centenares de  embarcaciones que solían llegar al puerto de Montevideo. 

Tsakor fue la continuación de la empresa Regusci y Voulminot que  desempeñó    un rol gravitante en la suerte del acorazado alemán Graf Spee. A tales efectos me baso en el excelente libro de Diego Fischer Tres hombres y una batalla. Fischer es un destacado escritor, columnista y guionista uruguayo a quien tuve el gusto de conocer  y departir con él en Montevideo hace unos  años en ocasión de una visita que efectué al Uruguay.

 Los hechos son conocidos. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, el famoso e imponente acorazado alemán Graf Spee comandado por el capitán Langsdorff partía hacia el Atlántico Sur convirtiéndose en un azote de la armada británica, hasta que tres navíos ingleses consiguen acorralarlo. Seriamente averiado el 13 de diciembre de 1939, el Graf Spee se refugia en Montevideo y ahí comenzó una batalla diplomática esencialmente en dos frentes en cuanto a su permanencia en la capital uruguaya.

En el espacio diplomático, primó la postura británica en mérito a la tarea desplegada por el embajador  británico en Uruguay Eugen Millington-Drake. Sus gestiones fueron decisivas para que el gobierno uruguayo obligara al buque alemán a retirarse   del puerto de Montevideo en pocos días.

Millington Drake ejerció su cargo entre los años 1934-1941 y fue  muy popular en Uruguay ya que con personalidades uruguayas y británicos del medio cultural, formaron el Instituto Cultural Anglo-Uruguayo destinado a la enseñanza  y difusión del idioma inglés. Ayudó igualmente  con recursos financieros a fundar la compañía estatal aérea uruguaya Pluna y fue un generoso filántropo, por lo que no extraña su peso en la antedicha decisión y que una calle y un teatro de Montevideo lleven su nombre. 

Pero aflora otro espacio que es el menos conocido en la suerte corrida por el  Graf Spee y es precisamente el rol que desempeñó en su área la empresa Regusci y Voulminot. Para poder analizar  la decisión de dicha empresa ante la situación planteada en el Puerto de Montevideo,  hay que volcarse brevemente a la historia que incidió en su resolución y remontarse a Alsacia en el año 1870.

Alberto Voulminot nació en Colmar, Alsacia que en esos tiempos pertenecía a Francia,  contrajo enlace con Celestine Sutter y de la pareja nacieron dos hijos: Marie y Albert.

Alemania siempre consideró a Alsacia y Lorena parte de su territorio y en setiembre de 1870 los germanos invadieron dichos territorios. Un grupo de patriotas  locales entre los que se encontraba Alberto Voulminot intentó infructuosamente hacerles frente, pero sus esfuerzos fueron estériles. Todos perecieron.

Con posterioridad a la muerte de su padre, su hijo Albert Voulminot Sutter se radica en Belfort , obteniendo el título de ingeniero cervecero. Mas tarde  decide abandonar la zona y afincarse en Buenos Aires en la década de 1880.En la capital bonaerense se incorpora a la primera fábrica de cerveza  existente en la Argentina y que había sido fundada por  el barón Bieckert, otro alsaciano.

Posteriormente, Albert Voulminot  Sutter decide afincarse en Montevideo y se asocia a Armando Regusci, hijo de inmigrantes suizos que se había radicado en Uruguay. Juntos erigen la empresa Regusci-Voulminot que no sólo reparaba todo tipo de buques, sino que era dueña del dique más importante del Río de la Plata.

En el año 1939,  dirigía la empresa Alberto Voulminot (su socio Regusci había fallecido poco antes) e ingresaría a la misma, otro Alberto Voulminot, o sea la tercera generación de esta familia. 

La justicia tarda pero llega

Obviamente urgía reparar los  serios daños causados al acorazado alemán. Al día siguiente de su desembarco en  el   puerto de Montevideo, su capitán  Hans Langsdorff y el embajador alemán acreditado en Uruguay Otto Langsmann se encontraron con Voulminot en las oficinas de la empresa en Montevideo. En dicho encuentro, Langsdoff solicitó la reparación de los serios daños causados al acorazado habida cuenta que era la única opción viable y la única empresa en condiciones de hacerlo, afirmando que estaba dispuesto a abonar el precio que la empresa exigiera.

 Voulminot  rechazó categóricamente   su solicitud e  igualmente se resistió a vender los materiales para efectuar las reparaciones pertinentes. Ante ello Langsdoff le replicó  que el acorazado  pese a sus averías «tenía la capacidad de fuego como para volar la ciudad de Montevideo».

Como bien señala Diego Fisher, en dicha reunión  se dictó la sentencia de muerte del Graf Spee.El resto es historia conocida. Cuatro días mas tarde, el   17 de Diciembre de 1939 e intimidado por el Gobierno Uruguayo, el Graf Spee abandona Montevideo y a  la altura de la playa uruguaya Punta Yeguas,  fue dinamitado por su propio capitán Langsdoff.

Al tomar conocimiento de los acontecimientos, Alberto Voulminot afirmó que la justicia tarda pero llega. A casi 70 años de la brutal agresión alemana a Colmar, al negarse categóricamente a reparar el Graf Spee y librarlo a su suerte, sentía que había vengado justicieramente la muerte de su padre.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.