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Pero también existe un pensamiento, ya más moderno y muy actual: el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

Ante los sucesos de actualidad, cuyo título sería “guerra de defensa de Israel contra el terrorismo”, de las tres frases mencionadas, la que mejor encaja y a la que nos referiremos, es la última.

Porque el hombre, en este caso el Estado de Israel, es el único país que tropieza con la misma piedra y no sólo dos veces.

La actual guerra, que comienza con la masacre de más de 1.300 israelíes en poquitas horas, y no sabemos con cuántas muertes más terminará ni en cuánto tiempo, tiene una causa primordial, diríamos casi única, que es el haber creído que los palestinos piensan, razonan igual que los pobladores de Occidente. Que además de pensar y razonar, tienen igual escala de valores, que respetan sus promesas       -verbales o firmadas- que valoran la vida.

Hablamos de palestinos, palabra totalmente errónea, cuando debemos decir árabes musulmanes. Lo hacemos para el mejor entendimiento del lector.

Hace muchos años, siendo niño, pertenecí a una “tnuá“, una institución del tipo de boy-scouts o niños exploradores, que en las colectividades judías florecieron con la idea sionista en el siglo XX, cuya base era formar a la juventud judía en el amor a la naturaleza y a trabajar la tierra para volcar conocimientos y energía en hacer florecer el desierto de la que sería nuevamente nuestra patria en el Medio Oriente.

Algunos de los líderes, poco mayores que nosotros, habían estado en lo que hoy es Israel, en un curso para liderazgo que duraba un año. Ellos nos contaban sus experiencias, porque además de horas de clase en los salones de un instituto, hacían práctica conviviendo con los habitantes de algunas granjas colectivas (kibutz) que ya existían. Trabajaban la tierra, criaban animales de granja, tenían tambo, etc.

Por la noche, acostumbraban encender una fogata en el campo, se sentaban alrededor, y acompañados de una ronda de café conversaban, cantaban y también bailaban las danzas folklóricas, muy variadas como el hora o el cherkesía, porque unos enseñaban a otros y algunas danzas eran originarias de Europa Oriental y otras de países árabes.

Todo esto sucedía antes y después del nacimiento del Estado de Israel.

Tanto en el trabajo como en las comidas colectivas en los comedores de las granjas, y también en las noches alrededor de las fogatas, estaban juntos los judíos con los árabes musulmanes (hoy palestinos) que eran obreros contratados. Se compartía la vida.

Recuerdo que una compañera de mi grupo en la “tnuá” nos contó que su hermana, pocos años mayor que nosotros, que habiendo nacido como nosotros en Montevideo, Uruguay, había ido a vivir a un kibutz de la frontera con Egipto. La hermana le escribía sobre su experiencia, y también le escribió que se había enamorado de un árabe palestino y que habían formado pareja con él.

Tanto mi compañera como esa hermana hace años que fallecieron, pero el kibutz sigue estando allí, y es uno de los que sufrieron la masacre del pasado sábado 7 de octubre.

Uno de nuestros líderes en esa época, ya después de la independencia de Israel, nos contó también sus experiencias en el año que duró su curso de líder (madrij en hebreo). Dentro de sus inolvidables experiencias también nos contó sobre las ruedas que se hacía a la noche alrededor del fuego.

Una de las cosas que nos contó fue que los árabes palestinos que trabajaban en el kibutz se sentaban como los demás y tomaban juntos su café. Pero sucedía a veces que de repente uno de los palestinos dejaba su taza de café, se levantaba rápidamente, de entre sus ropas sacaba un cuchillo y se lo clavaba a quien tuviera a su lado.

El asesinar de esa traicionera forma fue costumbre siempre de los árabes, hay mucha literatura escrita que lo confirma. Eso no nació a causa del Estado de Israel, tampoco por el hecho de que judíos vivieran en países árabes y todo Medio Oriente durante milenios. Es una costumbre árabe matar y traicionar, y está escrito en el Corán. Mahoma lo dejó claro para el futuro: nunca firmar la paz, sólo firmar treguas para rearmarse y volver a guerrear.

No hace tanto tiempo como para olvidarlo, Yasser Arafat apenas terminó de firmar los acuerdos de Oslo (paz) comenzó una intifada (guerra).

Entonces no entendemos cómo pudo pensarse en el año 2005 que sacando de Gaza hasta el último judío que allí vivía, íbamos a conseguir la paz.

Tampoco entendemos que gran parte de la población mundial crea hasta el día de hoy que existe una forma de lograr la paz con ese pueblo.

Con Gaza liberada, tuvimos que establecer vigilancia militar. Como no resultó hubo que levantar sucesivamente alambradas, muros, vigilancia electrónica, y como vimos estos días ninguna medida fue suficiente.

Sabemos que una vez que se aquiete la situación de guerra habrá quienes investigarán y determinarán culpabilidades, no es nuestra tarea. Pero antes hay que terminar el problema.

Y lamentablemente la única solución que dará unos años de tranquilidad es eliminar totalmente al culpable de hoy que es la suma de los movimientos terroristas armados en Gaza. Hamas, Yihad Islámica y otros grupos menores deben ser liquidados totalmente, y aunque no guste a ciertos sectores del planeta, liquidados significa que no quede ni uno solo vivo, además de eliminar totalmente armamento y construcciones que sirvieron para el terrorismo. Gran parte de la población lindera a Gaza, que es la que está sufriendo más, era considerada “paloma” o sea quienes más hacían para lograr paz y buena vecindad; los palestinos que trabajaban con esa gente le pagaron con la masacre del sábado siete.

No sabemos y no es responsabilidad de Israel, qué sucederá con la población civil de Gaza. No los quiere nadie, ya declararon varios países árabes que no aceptarán ni un solo refugiado de Gaza. No los quiso el rey de Jordania cuando en el famoso “setiembre negro” expulsó a balazos a Arafat y su OLP. No los quiso Anwar El Sadat cuando se firmó la paz Israel-Egipto, el primer ministro israelí Menajem Begin le devolvió todo el Sinaí y le ofreció Gaza; Sadat contestó “no, gracias”.  Fíjese el lector que los países árabes musulmanes que tienen refugiados palestinos les niegan la ciudadanía y muchos otros derechos, y los tienen apartados en guetos porque no los quieren para nada. Y son de la misma sangre, hablan la misma lengua y rezan en la misma religión.  

Si bien en la población de Gaza que son más de dos millones de personas, hay quienes quieren vivir en paz, y que los movimientos terroristas principales (Hamás y Yihad Islámica) no son todos sus habitantes, no podemos dejar de lado que el Hamás ganó las elecciones con una mayoría de votos, lo cual quiere decir que la ideología terrorista de Hamás cuenta con un elevadísimo porcentaje de simpatizantes y colaboradores. Basta sumar quienes los votaron y sus respectivas familias.

No aceptamos por absurdas y ridículas las siguientes palabras que son usadas por nuestros detractores: ocupación, fronteras, apartheid, genocidio, holocausto.

Ocupación – La ocupación de Gaza es de los palestinos de Hamás, Yihad Islámica y otros, pero ni un solo israelí o judío desde el año 2005. Anteriormente Israel nunca quiso Gaza y solamente su ejército la ocupó un período como consecuencia de la guerra contra Egipto. Gran parte de Judea y Samaria está habitada y gobernada por la Administración Palestina.

Fronteras – Dado que las varias veces que se ofreció tierras a cambio de paz, y fronteras más que razonables, la otra parte no las aceptó porque no les interesa ni tierras ni fronteras sino exclusivamente que Israel no exista, queda claro que no existe un problema de fronteras.

Apartheid – Es suficiente escuchar a los descendientes de Nelson Mandela y los habitantes de raza negra que sufrieron el apartheid en Sudáfrica para entender que quienes hablan de apartheid por parte de Israel están insultando a los sudafricanos y a Israel.

Genocidio – En la suma de todas las guerras y actividades militares de Israel, en 75 años murieron menos palestinos que los que mató Assad en la guerra civil siria, menos de los que mataron en Jordania, Líbano, y otros países musulmanes. O sea que hubo genocidio armenio por mano de los turcos, y genocidios menores por mano de varios países musulmanes, pero ninguna culpa de Israel.

Holocausto – Hubo uno solo, y la víctima mayor fue el pueblo judío. Usar esa palabra para otras cosas es insultar a los seis millones de judíos asesinados, y al pueblo romaní (gitano) y otras víctimas de la barbarie nazi. No existe holocausto palestino.

Mauricio Aliskevicius

                                                     

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3 thoughts on “Errare Humanum Est”
  1. Que pena! Una nota llena de odio, resentimiento e inexactitudes. Si hay algo que caracterizo milenariamente a la cultura árabe fue lo que se llamo murwwa, es decir entre otras acepciones no traicionar y cumplir la palabra empeñada, algo que el ente de ocupacion desconoce desde hace 75 años y algo más que violo todo tratado para que se crease el Estado de Palestina que, con seguridad, en algún momento se hará realidad. Ningún pueblo puede vivir eternamente en guerra. Un pecado atroz es no conocer la esencia de la cultura árabe: conseguirán su propósito así pasen mil años.

    1. Ahmad es Ud. un mentiroso !!!

      El Coran enseña a mentir a los infieles y se llama Taquiya !!!
      Los arabes musulmanes solo entienden por la fuerza, esa es su idiosincracia, su mentalidad, su síno y su ethos, esa es la educacion que reciben desde niños en las madrazas islámicas, asi los educan sus padres, sus lideres politicos y sus imanes en las mezquitas !!!!
      Les inculcan que el Alá le dijo a Mahoma que mate a los Judios «que se esconden tras las piedras» !!!
      Les piden que mueran matando Judios (infieles) al grito desaforado de Allah Akbar para mayor gloria de Alá «El misericordioso»
      Les promete a sus «martires que recibirán de premio 70 virgenes en el paraiso musulman si mueren matando Judios !!!
      Y UD NOS HABLA MURWWA !!!

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