Benito Roitman
El 13 de octubre, la UNESCO (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura) aprobó una declaración que ignora (y por inferencia niega) los lazos del judaísmo con el Monte del Templo y el Muro de los Lamentos. El 18 de octubre, la UNESCO ratificó esa declaración, pese a las protestas contra su texto, encabezadas por la propia Directora General de la Organización.
El 14 de octubre, el Director Ejecutivo de la ONG israelí B´Tselem (Centro Israelí de Información para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados) presentó un informe sobre la situación de la ocupación, ante una sesión especial del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dedicada a la construcción en los asentamientos.
El miércoles 19 de octubre, 20.000 manifestantes -predominantemente mujeres, israelíes y palestinas, convocadas por el movimiento Women Wage Peace (Mujeres Enpeñadas En La Paz) culminaron una larga Marcha de la Esperanza comenzada el 4 de octubre en la frontera norte, y se manifestaron frente a la residencia del Primer Ministro de Israel, Beniamin Netanyahu, en Jerusalén, con una exigencia principal en la mayor parte de sus pancartas: «Derecha, centro e izquierda demandan un acuerdo político».
Podrían mencionarse otros eventos destacados, contemporáneos de los anteriores, como por ejemplo los frenéticos esfuerzos por impedir el desalojo ordenado por la Corte Suprema en el asentamiento de Amona, o las argucias legales que se estarían contemplando por parte de la Oficina del Primer Ministro para impedir -o al menos dilatar- la entrada en funcionamiento de la nueva Corporación Pública de Difusión (sin una clara argumentación del porqué de esta actitud).
Pero dicen que para muestra basta un botón. En todo caso los tres primeros eventos arriba señalados, prácticamente simultáneos, ilustran en cierto modo el actual ambiente político, y también el grado de prioridad atribuido a cada uno de estos eventos por el conjunto de los medios de comunicación y, a través de ellos, por la sociedad en su (casi) totalidad. Una prueba sencilla sería preguntar al eventual lector de estas notas cuál de estos eventos fue el que menos oyó o leyó o vio en los medios; y apostaría que en la mayor parte de los casos se trataría de las manifestaciones de la Marcha por la Paz.
En efecto, tanto la presentación del Director Ejecutivo de B´Tselem ante el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas como la declaración de la UNESCO sobre Jerusalén fueron objeto de innumerables comentarios políticos y de una muy amplia difusión en los principales medios de comunicación, a lo largo de todo el espectro ideológico. En contraste con ello, la cobertura informativa de las manifestaciones de la Marcha de la Esperanza, organizadas por el movimiento Mujeres Empeñadas en la Paz, ha sido sensiblemente menor y además acotada en el tiempo.
Pero esto no llama la atención. Aunque en la sociedad israelí se haya internalizado la idea de que los medios de comunicación estarían «infectados por los izquierdosos» (gracias a la monótona repetición de esta mantra y cualquiera que sea la definición de «izquierdosos»), la realidad indica que en esta sociedad persiste una alta capacidad de difusión de las temáticas que las autoridades están interesadas en promover, frente a la débil divulgación de aquellas que les interesa acallar. Eso desmiente la tan utilizada imagen de la «infiltración izquierdista» en los medios de comunicación. Y cabe recordar que el mote de «infiltración izquierdista» también estaría siendo aplicado a lo que está ocurriendo en las cúpulas de varios de los servicios de seguridad, en vista de las posiciones críticas que muchos de sus jerarcas y ex-jerarcas han estado expresando frente a la actitud de las autoridades en relación con la ocupación.
Sin embargo y más allá de los diferentes niveles de difusión que alcancen -y que alcanzan actualmente- las diversas acciones de la sociedad, y a pesar de la tendencia al mantenimiento del estatus quo en el contexto político nacional (y también en el económico y en el social), existen y perseveran movimientos y posturas alternativas. Esos movimientos, que no necesariamente se identifican con partidos políticos existentes, están preocupados por el futuro -o la falta de futuro- al que conducen las acciones que las autoridades actuales se empeñan en proseguir. Y entre ellas destacan las que defienden el mantenimiento de la ocupación de territorios, y las que sostienen explícitamente que esa ocupación no es (el principal) obstáculo para negociar la paz con los vecinos.
Ciertamente, la capacidad actual de estos movimientos y posturas alternativas para difundir sus mensajes y planteamientos está acotada, pero no por ello ha de pensarse que están condenados al fracaso. Quizás lo que sucede es que no se ha logrado destacar o no se ha puesto el suficiente énfasis en la estrecha relación que existe entre la política del estatus quo, apoyada en una constante apelación a la importancia suprema de la seguridad, y la impunidad con que el énfasis puesto en ella ha permitido ir construyendo un modelo económico y social cada vez más injusto.
Porque las críticas al desarrollo de un capitalismo salvaje, o capitalismo «cochino», como lo caracterizara hace unos pocos años Shimon Peres, se ubican dentro del propio sistema. Y resulta evidente que la reorientación del modelo vigente hacia un capitalismo de rostro humano, si esa fuera la transformación deseada, sólo puede darse en un ambiente de paz, no en un escenario de guerras recurrentes. Ese es un frente de lucha que los llamados partidos de izquierda en Israel no parecen haber asumido, o mejor dicho, no parecen haber reasumido, aunque más no sea como un homenaje a la sociedad socialmente justa que alguna vez fueron capaces de soñar y crear. ¿Será que los actuales movimientos y organizaciones, empeñados en la defensa de los derechos sociales e individuales y en la denuncia de las injusticias que acompañan inevitablemente a la ocupación en los territorios, podrán constituirse también en las vanguardias que ayuden a instalar un modelo más justo, más humano?
Mientras eso no suceda, el devenir económico y social continuará acompañando -en medio de un silencio cómplice- a los acontecimientos y acciones políticas que mantienen el estatus quo. Y los resultados seguirán a la vista: los frutos del crecimiento económico -escasos o abundantes- continuarán distribuyéndose inequitativamente, y los problemas sociales (la pobreza en primer lugar pero también el acceso a satisfactores sociales -educación, salud, vivienda digna) persistirán y se profundizarán.
LA IZQUIERDA ISRAELI YA ESTA QUEMADA DON BENITO,SE QUEMO CUANDO CADA AVANCE HACIA EL FINAL DE LA OCUPACION FUE RESPONDIDA CON UNA NUEVA DE TERROR….1000 MUERTOS EN LA SEGUNDA INTIFADA ……DESPUES DEL FINAL DE LA ….OCUPACION DE GAZA…10.000 COHETES CAYERON SOBRE ISTARL Y UN MILLON DE ISRAELIES TUVIERON QUE CORRER A LOS REFUGIOS .
ISTARL…….JA.JA.JA.JA……ISRAEL…..HOMBRE……LA CULPA ES DE MI NIETA DIZZY QUE ME ESTABA DICIENDO NO SE QUE……..JA.JA.JA.JA.
PERO PARA DON BENITO EL PROBLEMA ES LA OCUPACION…..DE TEL AVIV Y HAIFA …..DE CREER A LOS PALESTINOS QUE QUIEREN DEMANDAR A GRAN BRETAÑA POR LA DECLARACION BALFOUR ….Y PARECE SER QUE EN EL MONTE DEL TEMPLO NO HUBO NINGUN TEMPLO JUDIO Y LA TUMBA DE RAQUEL ES LA DE UN SANTON MUSULMAN …..
PERO EL PROBLEMA ES LA OCUPACION Y ASI LAS DAMAS DE LA ESPERANZA NO SE FUERON A LA MUKATA DE RAMALA NI AL CUARTEL GENERAL DE HAMAS EN GAZA SI NO A LA OFICINA DEL PRIMER MINISTRO DE ISRAEL EN JERUSALEM …..
Y QUIZAS EL DIARIO HAARETZ HAYA CONTRIBUIDO A ESTA PRECEPCION DE IZQUIERDISTAS INFILTRADOS CUANDO UN DESTACADO PERIODISTA LIBERAL JUDUO AMERICANO Y ACERRIMO CRITICO DE BIBI ENVIA AL HAARETZ A FREIR ESPARRAGOS DICIENDO …..QUE YA ESTA HARTO DE VER PAGINAS WEBS NAZIS CITAR AL HAARETZ COMO FUENTE DE LA INFINITA MALDAD DE ISRAEL……
JUDUO…….NO HOMBRE ……JUDIO.JA.JA.JA.JA.
EN DEFINITIVA DON BENITO EL PROBLEMA ES LA …….. OCUPACION.
POR DIZZY………..DE MI SILLON.
Bravo Don Benito , siempre tan lúcido . Solo un detalle : la ocupación es inevitable , dada la agresividad dominante que expresan los principales poderes palestinos . Sólo que resultaría necesario evitar su uso para desarrollar un modelo económico injusto .
Para evitar la ocupación resultaría necesario que el Islam sea modificado , algo que no ocurrirá , salvo que ocurra algún milagro . Es demasiado básico que los musulmanes no pueden tolerar la paz para siempre , sino solo tregua , con algo no musulmán .
La alternativa para el público israelí es generar un partido nuevo que proponga una política de defensa eficaz , pero con una política económica de capitalismo más equitativo . No son necesarios grandes cambios .
Se puede bajar un poco la política de miedo que hace Bibi , y aumentar un poco el poder adquisitivo de la población . Eso mejoraría el ambiente tanto para la política exterior como en el mercado interno .