El 27 de octubre de 2018 se produjo en Pittsburgh uno de los ataques más graves a la comunidad judía en toda la historia estadounidense. Un tirador entró durante el servicio matutino de shabat de la Sinagoga Tree of Life (L’Simcha). Abrió fuego contra la congregación y como resultado dejó once muertos y siete heridos.
Robert Bowers, el responsable del ataque, pidió a la Justicia de Estados Unidos declararse culpable ese mismo año. ¿Cuál era su objetivo? Si el Tribunal aceptaba su declaración, recibiría la condena de prisión perpetua pero evitaría la posibilidad de enfrentar la pena de muerte.
Sin embargo, su pedido fue rechazado por el Departamento de Justicia. Desde entonces se espera que se lleve a cabo el juicio por jurado federal, que es el que podría darle la condena máxima.
Luego de una batalla legal que ya lleva más de cuatros años, Bowers se enfrentará finalmente a la sentencia del Jurado. En dos semanas se publicará la información en relación a la selección del tribunal, y a partir de ahí comenzará el debido proceso.
Si bien la mayoría de las familias de las víctimas considera que la pena de muerte es necesaria, algunos familiares estaban dispuestos a aceptar el acuerdo por el encarcelamiento de por vida sin libertad condicional.
Lo que querían evitar era el doloroso proceso de atravesar semanas enteras de un juicio en el que deberán exponerse a imágenes, testimonios y grabaciones relacionadas con el tiroteo y la muerte de sus hijos y familiares.
En la Biblia que es la palabra del verdadero Dios se aprueba la pena de muerte en Genesis 9-6 «porque el que derramare sangre del hombre por el hombre su sangre sera derramada, porque a imagen de Dios es hecho el hombre».Quien ha escudrinado la Biblia conoce que se refiere a un asesinato sin causa justificada como sucedio en esa masacre impulsda por el odio irracional.