El Ensamble Vocal Israelí presenta el concierto titulado “Duke Ellington – El concierto Sagrado”, que será una velada de jazz emocionante y alegre, “celebrando la fe en Dios y en el hombre creado a su imagen”. En el concierto, dirigido por Yuval Benozer, al ensamble se unirá la soprano Eden Hollen y “La Orquesta Israelí de Jazz”. Conocida como “Orquestra”.
Esta agrupación tiene una estructura similar a la clásica “Big Band” pero incorpora muchos estilos musicales. Bajo la dirección artística de Ron Almog y Yair Slutsky, ha sido el hogar de los mejores músicos de Israel durante más de 17 años, un marco con un ambiente creativo y productivo de compositores, arreglistas y solistas. Se presenta el 4.6 en el Centro de la Música de Raanana y el 6.6 en el Museo de Tel Aviv.
En este concierto especial, los dos conjuntos interpretarán la obra litúrgica escrita por “El Duke”, la que el mismo definió “como lo más importante que jamás haya hecho”. En 1962, el pastor de la Iglesia de Gracia, en la ciudad de San Francisco, se dirigió al legendario músico estadounidense “Duke” Ellington, y le encargó escribir una obra religiosa que se interpretaría como parte del “Festival de Gracia”, con motivo de la inauguración de la tercera catedral más grande de los Estados Unidos. Ellington, pianista, compositor y orquestador, uno de los afroamericanos más famosos del siglo XX, que colaboró y grabó con los mejores músicos, nunca antes había compuesto música para textos religiosos.
El músico aceptó el desafío y comenzó a escribir el “Concierto Sagrado” que se estrenó en 1965. Frente al público que llenaba la gran iglesia, había un escenario donde estaba sentada la orquesta de jazz con 20 músicos y detrás un coro. La pieza fue recibida con entusiasmo por el público y la crítica que escribió “El aire fue atravesado por los sonidos de la primera pieza alabando a Dios con el sonido de la trompeta”. En 1968 Ellington compuso la segunda versión, que es la que se ejecutara en este concierto pues es la más interesante y variada. El coro, que en el jazz no suele tener ningún rol y sólo se identifica con el góspel, juega un papel importante en esta pieza. El coro acompañado por la banda es el que destaca en gran parte de la obra, pero también hay piezas instrumentales y para solista.