Matías Jelsky: "Vi con mis ojos cómo un oficial puede cambiar la vida de otras personas"

Foto: Portavoz de las FDI

Matías Jelsky, joven de 20 años original de Haifa, tiene una historia peculiar. Siendo el último de una familia numerosa, con 7 hermanos, que durante su infancia se pasó dando tumbos entre Argentina e Israel.
Los Jelsky se mudaron a Texas durante cinco años, donde Matías estuvo estudiando en una escuela bíblica. En 2005 volvieron a Israel para instalarse en Jerusalén. Según cuenta, todos sus hermanos pasaron por las filas del ejército, y ahora era su turno: “antes de alistarme, no quería entrar. Tenía un perfil psicotécnico de 97, lo que suponía entrar en una unidad de combate”. Matías tenía muchos amigos en el extranjero con “su vida y su libertad”, y se sentía solo.
De entrada, valoró pedir un puesto en la unidad de portavoces o como abogado, algo que no requería demasiadas complicaciones. “Pero el perfil 97 indica que debes estar en combate, porque tienes un cuerpo sano y preparado”. Reconoce que no lo aceptó del todo bien, creía que no le iba a ayudar en su futuro. Incluso no terminaba de comprender porque necesitaba formar parte del ejército.
No obstante, el día del enrolamiento sintió una paz interior: “me sentí bien, que todo irá bien, que tengo que probarlo, si hay algo malo con mi cuerpo ya saldré… pero sentí que debía hacerlo”. Las primeras semanas en la base de entreno fueron complicadas. Pero la primera conversa privada con su oficial le cambió la vida: “vi con mis ojos como una persona con solo dos años más puede cambiar las vidas de otras personas. Tiene la responsabilidad sobre 30 soldados, es el papá y mamá de cada persona día y noche. Vi que grado de influencia tiene para mí, y decidí tras una semana que quiero ser un oficial, quiero ver el potencial de las personas y sacarlo de ellos, porque muchas personas no entienden cuál es su rol en la tsavá”.
Dice que el cambio de mentalidad fue rápido, un proceso en el que entendió el valor añadido que él podía aportar. “Entendí que las dificultades que te hacen pasar es algo que no puedes pasar en ningún lugar en el mundo, un joven de 18 años no va a pasar por lo que pasamos. Y no puedes huir de los problemas, debes afrontarlos, encontrarte a ti mismo, y así también puedes construir tu independencia”, cuenta Matías.
Los principales retos que afrontó es ser el único en su ambiente con su fe ya que proviene de una familia de judíos mesiánicos – una corriente del judaísmo que acepta a Jesús como el mesías-, y por el factor de estar constantemente solo. “Es un proceso, debes encontrar amigos ahí”, reconoce. Además, destaca el enorme esfuerzo físico, y que pese a pasar días difíciles, uno no puede renunciar.
Pero remarca la diversidad única que se vive en las bases: “ahí no eliges con quien estar, tienes personas de cada lugar de Israel, de todos los espectros, ya sean de izquierda o derecha, homosexuales, cristianos, religiosos o laicos… estarás en la misma habitación con ellos, y debes encontrar el modo de comunicarte”.
Matías se sintió a gusto, y decidió continuar con un proceso de 8 meses para convertirse en oficial. Justamente, el mismo día que atendió a Aurora se dirigía a una ceremonia de graduación de oficiales, “donde vienen todas las familias y es muy especial”. El joven está destinado al campo de la artillería, y en concreto ejerce como “oficial de asistencia con fuego”: tienen la responsabilidad, ya sea en periodo de calma o de guerra, de ocuparse de todo lo que tiene que ver con fuego: artillería, misiles, bombas de la aviación… “Mi trabajo es planear el objetivo, tengo que planear una lista de blancos, y debo elegir con que se ataca a cada objetivo”.
“Elegí este cargo porque muy poca gente lo hace, tal vez solo 20 personas en el ejército. Después de 8 meses, volveré y dirigiré una brigada”, afirma con orgullo. En especial, le seduce la idea de convertirse en un oficial joven y así poder hablar y aprender de oficiales con rangos muy altos.
Por ahora, Matías está concentrado en su carrera como soldado, pero al terminar le gustaría estudiar diplomacia o, incluso, entrar en política. Y lanza un mensaje: “me gustaría ver a más israelíes de origen latino como oficiales del ejército”.

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