La internación psiquiátrica no voluntaria subió 60% en 10 años

En casos extremos se necesita una orden judicial
La internación involuntaria de pacientes con problemas psiquiátricos serios que es ordenada por una corte, se convirtió en la forma más conveniente de hospitalización psiquiátrica en pacientes beligerantes o extremadamente alterados que no se presentan en forma voluntaria para su internación.
La forma del procedimiento consiste en que una persona que se percata de la situación del enfermo llama a la policía y éstos lo llevarán ante una corte la que determinará con la ayuda de un psiquiatra ordenado por el Ministerio de Salud, si la internación se deberá hacer efectiva. Desde el momento que este procedimiento se lleva a cabo, la persona quedará tildada como agraviador, no únicamente como enfermo mental y recibirá el tratamiento de cualquier delincuente común.
Según un informe del Ministerio de Salud, las internaciones psiquiátricas no voluntarias ordenadas por un juzgado ascendieron en la última década un 60 por ciento, en tanto que el crecimiento de la población creció un 20 por ciento en el mismo periodo.
El Ministerio de Salud y los funcionarios de Justicia alegan que están preocupados por esta “criminialización” del sistema psiquiátrico en el país, que en lugar de tratar a los enfermos mentales con herramientas médicas se los trata como a delincuentes.
Trágicas historias sobre enfermos mentales que a su vez deben lidiar con el sistema judicial se escuchan cada vez con mayor frecuencia en los tribunales.
De acuerdo con un defensor público, que está a cargo de casos criminales psiquiátricos de su distrito, un enfermo mental que comete un delito grave deberá ser tratado con un procedimiento criminal. En los demás casos, el sistema civil debe hacerse cargo, ya sea en una clínica para pacientes externos o en un caso extremo con internación involuntaria.

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12 thoughts on “La internación psiquiátrica no voluntaria subió 60% en 10 años”
  1. que casualidad, coincide con el tiempo que Netaniayu es Primer Ministro. Si sigue no alcanzarán los lugares de internación psiquiatrica.

  2. Los casos que necesitan juicio generalmente son esquizofrénicos y paranóicos en fases agudas de la enfermedad, son enfermos psicóticos según la clasificación de los psicoanalistas, los cuales son reticentes a tratarlos porque son enfermos que no creen estar enfermos y no diferencian lo suficiente entre realidad y fantasía o alucinación, por tanto no pueden curarse fácilmente por la palabra. También son estigmatizados como criminales, cuando los índices de violencia son superiores en la población sana, entre comillas porque de las estadísticas mundiales no se escapa ningún país: un 1% de esquizofrénicos, un 20% de depresivos, un 3% con rasgos psicóticos leves, aparte de los psicópatas y sociópatas, con porcentajes muy variables según cada estudio, que estos sí son peligrosos de verdad y aparentan ser personas muy sanas y hasta simpáticas. De las enfermedades graves como para encerrar a los enfermos se ha pasado de una psiquiatría primitiva, en el sentido humano en la época neandertal, con eminentes y Nobeles psiquiatras a lo largo de la historia responsables del asesinato mental y las torturas inhumanas contra millones de enfermos mentales. Y esto estuvo pasando hasta hace nada, un psiquiatra portugués inventó la lobotomía a mediados del siglo pasado, luego alguno fue un ferviente defensor de las lobotomías hasta para curar un dolor de cabeza o la masturbación, dejando un reguero de muertes y personas con el cerebro de un zombi, también durante la dictadura española existían manicomios que parecían cárceles o cuadras, como el de Sevilla, donde aplicaban duchas frías con manguera, entre otras salvajadas, igual que en las películas de terror, como en Drácula. Fue en Italia donde comenzó la medicina mental multidisciplinar y humana, dejando a la mayoría de enfermos en sus hogares, lo mismo que años antes intentaron gobiernos de izquierda de España durante la Segunda República, pero los fascistas no querían nada de eso, sólo querían encerrar y maltratar a los pacientes en cárceles con monjas, o el militar Vallejo Nájera que descubrió el gen «rojo» o de la izquierda, gen que volvía loca e imbécil a la gente. No fue hasta bien entrada la democracia actual que por fin los endiosados médicos españoles dieron su brazo a torcer y se instauró el sistema humano italiano, o el que antes fue de la República de España, aunque la secta ultracatólica de el Opus Dei continua con métodos trogloditas, por ejemplo recetan rezar a los enfermos graves porque ya no aguantan más tanta tontería y van a su hospital privado de Navarra. Los descendientes de Vallejo Nájera también son famosos en España por distintos motivos, una es psicóloga y le hacen entrevistas donde explica lo que actualmente se entiende por persona mentalmente sana, más o menos un payaso o un imitador de un drogadicto, con la sonrisa permanente, es decir, puede que sea lo que más interesa a los empresarios del sector servicios o a los fascistas y su infantilismo permanente.

    1. Como conclusión, a modo personal y como neófito del caso israelí, ahora no hay más enfermos graves que requieran internamiento porque la sociedad sea más lista, porque los porcentajes globales son bastante fijos, más bien la sociedad muestra más rasgos psicóticos, con muchos sociópatas que suelen trepar hasta lo más alto, y además los tratamientos multidisciplinares son una utopía, sobre todo en la medicina pública. Hace ya unos años, cuando en Europa sólo había preocupación por ganar más dinero y gastarlo como juerguistas, la derecha en Francia eliminaba del sistema de salud público a las denominadas terapias alternativas, seguramente con muchos charlatanes o aprendices de brujos, pero también incluyeron a varias psicoterapias y al psicoanálisis, siendo Francia el más importante faro para el mundo del psicoanálisis, con la escuela lacaniana como referencia principal, no sé si Lacan cuando se confesó creer en el ateismo, feminismo, comunismo y en el respeto por el judío Freud tuvieron algo que ver.

    2. Los internamientos serían dominio indiscutible de los psiquiatras y de las pastillas, eso nadie lo discute, pero los factores externos son la asignatura pendiente de estos ramalazos de la medicina tradicional que se resiste a dimitir.

    3. Mientras que en el moderna tratamiento multidisciplinar apenas aportan alguna mínima cosa unos desesperados por trepar psicólogos, que son una disciplina menor en España o segundones de los tradicionalmente endiosados médicos psiquiátras, porque no les permiten recetar las famosas pastillas. Hace unos meses vi un vídeo en Youtube sobre un caso muy grave de una adolescente paranoica en Uruguay, ingresada cuando estaba enloquecida y por tratar de apuñalar a su padre, bajo un tratamiento, sobre todo de psiquiatras, logró encauzar medianamente su anterior vida, pero, al menos en España, más allá del entorno familiar no parecía poder volver a ser aceptada en la sociedad y de poco servirían los logros de los psiquiátras y de las pastillas.

    4. Hace tiempo leí a un argentino, referente hispano obligatorio de el psicoanálisis siempre que no se contamine con política o chovinismo, despotricando contra el psicoanálisis porque un familiar cercano con depresión se suicidó tras comenzar a tratarse con un psicoanalista, criticando sin conocer la diferencia entre un suicidio inducido y uno libre o cómo en la época romántica. La primitiva psiquiatría era una policía política y religiosa dedicada a encerrar a los pecadores y opositores políticos, como en Francia durante el absolutismo y sus «arqueros de los pordioseros» que debían capturar a los mendigos y a los locos para llevarlos al hospital general. Posteriormente se convirtió en un experimento o mayormente en un esperpento, por ejemplo en un manicomio de Estados Unidos hasta 1889 estaban encerradas personas por enfermedades como la masturbación, caída de un caballo, pérdida de un brazo, asma, ataques epilépticos, fiebre, fiebre y nervios, gastritis, indigestión, dolor, golpe de sol, abuso excesivo del sexo, masturbación durante 30 años, malas compañías, tabaco, tabaco de mascar durante dos años, fiebre y pérdida en una demanda legal, encarcelamiento, boda del hijo, dudas sobre los antepasados ​​de la madre, decepción afectiva, decepción amorosa, aflicción doméstica, problemas domésticos, seducción y engaño, celos, estudiar mucho, pereza, excitación mental, salud moral, lectura de novelas, los padres eran primos, abandono del marido, enfermedad femenina, trastornos menstruales, malos tratos por parte del marido, problemas imaginarios de la mujer. Más tarde la psiquiatría se modernizó un poco, con algunas excepciones minúsculas o puntuales que lograron cambios interesantes, pero hasta los 70 del siglo pasado se cometieron todo tipo de asesinatos físicos y mentales como la lobotomía, electroshocks y sobredosis de insulina, y no fue hasta hace poco que cambiaron el manual de enfermedades DSM para los psiquiatras del mundo, donde se incluía la homosexualidad como enfermedad mental, curable, y, por tanto, dejando otro reguero de muerte y destrucción mental. Hoy día prima la pastilla y los conjuros de brujos de efecto rápido, al margen de los esperpentos como los de las sectas de el Opus Dei, que reniega de la psiquiatría moderna, y de la Cienciología que reniega de toda, antigua o moderna, y de las pastillas, aparte existen otros muchos críticos con la norma general establecida, o por ejemplo la asociación de padres autistas de España se ha posicionado beligerante contra los psicoanalistas franceses y aplaudiendo a la derecha por su exclusión del sistema público, en esto, como en todo, existen discrepancias, pero escama que una asociación se ponga en contra de los psicoanalistas que son los que más pueden conocer la enfermedad de su hijo. Porque un psicoanalista profesional y experimentado con un par de frases describe perfectamente de qué se trata en cada caso individual, y eso es el primer paso para poder tener posibilidades de éxito.

      1. Sobre la homosexualidad, en concreto fue en la 2ª versión del manual (DSM-II), publicada en 1973, cuando se eliminó la homosexualidad como categoría diagnóstica de la sección de “Desviaciones Sexuales” , pero la asociación de psiquiatras APA hubo mayoría simple, así que los conservadores lo sustituyeron, hasta la actualidad, por la categoría admitida de “Perturbaciones en la Orientación Sexual“, evidentemente cometiendo una trampa que debería estar punible… al menos un psicoanalista vería la trampa. Pero es que aparte, no fue hasta el año 1990 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud, en la décima versión de esta clasificación (C.I.E. – 10), eliminó definitivamente a la homosexualidad de sus manuales. Esta iniciativa ha sido seguida por gobiernos y numerosas organizaciones científicas de países desarrollados, tales como: la Asociación Psicoanalítica Americana en 1991(APA, 2009), el gobierno del Reino Unido en 1994, el Ministerio de Salud de la Federación Rusa en 1999 y la Sociedad China de Psiquiatría en 2001 y la Asociación de Trabajadores Sociales en 2003 (APA, 2009). La APA norteamericana, la que escribe el DSM o biblia de los psquiatras, son unos psicoanalistas algo peculiares, mezcla de psiquiatras, muchos de ellos anclados en las batallitas de los confederados, y por otra parte son de un psicoanálisis norteamericanizado, priorizan el yo o lo más superficial de la psique. La homosexualidad es sólo un ejemplo, un resto del negro como el carbón pasado de esta ciencia y siguen diciendo, sacerdotes y obispos españoles, que se debe curar.

        1. Perdón, las APAs de psiquiatría y de psicoanálisis norteamericano son diferentes, el DSM lo publica la APA de los psiquiatras norteamericanos.

        2. Los nazis también tuvieron su psicoanálisis, el de la escuela de Jung, una de las más conocidas hoy día y de las más seguidas por los psicólogos, al menos en España. Jung creó, para explicar la psique alemana, una especie de religión universal con duendecillos, gnomos y hadas del bosque, desconozco si estaba Mordor, con Saurón y cía, y por eso los nazis son como niños y, durante el nazismo, eliminaron el psicoanálisis judío de Freud que no dejaba salir la inocente alma germana. Quizás este sea el motivo por el que el DSM norteamericano triunfe y sea el consenso a seguir, porque es peor aguantar estas tonterías.

        3. La particularidad de Jung por la que gustará también a la derecha, de gustar algún psicoanalista conocido, es utilizar la mitología y la religión, mejor si es de la región del paciente, por lo que coincide con los ideales nacionalistas de derechas. En cambio Lacan, el de izquierdas, utiliza el lenguaje, que debe ser la lengua del paciente, por lo que para un nacionalista por qué no va a servir. La lengua puede abarcar la mente humana, por muy inabarcable que se diga debe ser, tras milenios de experiencia y transmisión al menos lo más importante, lo que sería una ventaja para Lacan. Porque el psicoanálisis, al menos Freud y su reformulador Lacan, aspira a ser ciencia o una aproximación todo lo válida posible, no una religión ni una filosofía para intelectuales perdidos que no encuentran su camino.

    5. Perdón, se me olvidó dejar claro que yo no soy psicoanalista, mis conocimiento se limitan a lecturas de algunos pocos libros del supermercado y a artículos publicados en internet.

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