Israel versus Siria

Escena de la guerra siria. Foto: Wikipedia

Pablo Sklarevich
Algunos analistas sostienen que las últimas guerras, sobre todo en el Oriente Medio, en parte son productos de los cambios climáticos. El gran aumento de la población contrastado con los escasos recursos agrícolas habría generado una “masa disponible”, la mezcla explosiva detonada durante la Primavera Árabe. En Siria, el mal manejo de los recursos hídricos por parte del dominante partido socialista árabe Baath, combinado con las graves sequías, habría llevado al éxodo de numerosos campesinos que se vieron obligados a instalarse en los suburbios de las grandes ciudades como Alepo y Damasco. La infraestructura para el estallido social estaba preparada.
En cambio, su odiado vecino del sur convirtió la desventaja en una oportunidad. De hecho, Israel se transformó en un pionero del riego por goteo, en el manejo de los recursos hídricos y el reciclado de los residuos cloacales.
En 1997, erigió su primera planta de desalinización por ósmosis inversa en Eilat. En 2012, la planta de Ashkelon convertía cada hora entre 15 mil a 16 metros cúbicos de líquidos del Mar Mediterráneo en agua fresca, suministrando el 15 por ciento del consumo de agua al país.
Para el año 2014, el programa de desalinización de Israel proveía alrededor del 35 por ciento del agua potable y se espera que suministre el 70 por ciento en 2050.
Eventualmente, las armas químicas que el régimen del presidente sirio Bashar al Assad, había reservado para usar contra Israel en el “día del juicio”, ahora las está utilizando contra su propio pueblo.
Algunos tratarán de explicar la brecha entre ambas naciones en términos de un mercado ligado a una vibrante democracia donde sus representantes se ven obligados a satisfacer de alguna manera las necesidades de los ciudadanos, por un lado, y los regímenes dictatoriales que buscan prioritariamente reproducirse a sí mismos, por el otro.
De cualquier manera, en su 69 aniversario Israel tiene motivos para enorgullecerse y festejar.

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One thought on “Israel versus Siria”
  1. No es fácil explicar el milagro de que a Israel le vaya bien y a los árabes en general no. Si uno no quiere acudir a la influencia divina le quedan faltando argumentos. Las explicaciones objetivas simplemente no alcanzan.

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