El acuerdo nuclear con Irán, un año después

20 julio, 2016
Líderes de la Unión Europea

Amos Yadlin, Avner Golov
Pasó más de un año desde que se firmó el acuerdo nuclear entre las potencias mundiales e Irán y un análisis de la conducta de Irán en el último año, refuerza las evaluaciones del INSS que a corto plazo, el acuerdo plantea únicamente riesgos moderados. Este análisis también apunta a varios principios relativos a una estrategia actualizada que deber ser formulada a largo plazo y estima que el acuerdo, planteará nuevos retos importantes para Israel.
En primer lugar, es importante tener en cuenta lo que no sucedió durante el último año, particularmente los escenarios extremos que no se materializaron, a pesar de las predicciones nefastas que sonaron durante el debate político sobre el acuerdo.
Los partidarios de la JCPOA (Plan de Acción Conjunto y Completo, acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán), sostienen que además de detener el progreso de Irán hacia el armamento nuclear, la aprobación del acuerdo podría servir para fortalecer el pragmático campo político iraní dirigido por Hassan Rouhani, e incluso moderar la postura inflexible de Irán contra Occidente e Israel.
Por el contrario, los opositores del JCPOA estiman que Irán no cumplirá con sus compromisos de desarmar su programa nuclear. También enfatizan la amenaza inmediata de la construcción de una fuerza militar convencional de Irán y un mayor apoyo de Irán al terrorismo, sobre la base de los miles de millones de dólares que serían inyectados inmediatamente en la economía iraní como resultado de los acuerdos y el levantamiento de las sanciones.
Las previsiones optimistas respecto a los cambios positivos en la política iraní se basaron en una sobreestimación del poder y la influencia del presidente Rouhani dentro del sistema político iraní. Sin lugar a duda, la figura más fuerte dentro del sistema iraní es el líder supremo, Ali Khamenei, quien posee el poder de descalificar a los candidatos que compiten por los puestos políticos, y al hacerlo, diseñar a gusto las esferas más altas del país. El es también el único que toma las decisiones en el ámbito de las relaciones exteriores y de seguridad, incluyendo el ámbito nuclear. Los resultados de las elecciones iraníes que tuvieron lugar en febrero del 2016, que inicialmente parecían anunciar un cambio positivo, en realidad llevaron precisamente a la designación de las figuras del campo conservador con el apoyo de la Guardia Revolucionaria. El ejemplo más prominente es la elección de Ahmed Jannati, quien fue elegido presidente de la Asamblea de Expertos, que probablemente elija al próximo líder de Irán.
Las predicciones escalofriantes de cientos de miles de millones de dólares que fluyen hacia Irán y las violaciones iraníes abiertas del acuerdo nuclear presentan escenarios extremos que, en teoría debieron haber sido tomados en cuenta pero que en realidad contradicen la realidad imperante.

Inversores extranjeros
Para que Irán reciba cientos de miles de millones de dólares en su economía, se tendría que convencer a un gran número de inversores que el acuerdo transformó la República Islámica en un sitio seguro para la inversión. Sin embargo, cambiar las actitudes de los inversores es un proceso lento y complicado.
Ente tanto la estabilidad de la economía iraní permanezca en duda a la luz de la inestabilidad regional y el estado interno de cosas dentro del propio Irán, el país tendrá dificultades para aumentar significativamente la inversión extranjera en el país. Además, Irán también debe trabajar hacia el levantamiento de las sanciones internacionales que no están relacionadas con el programa nuclear, que fueron impuestas debido al apoyo de Irán al terrorismo, su programa misilístico y la violación de derechos humanos. En tanto las sanciones permanezcan en el mismo lugar y algunas de las limitaciones de la economía iraní permanezcan intactas, muchos inversores seguirán considerándolo como inestable.
Los escenarios más pesimistas, sobre una falla de Irán al cumplir el acuerdo o un esfuerzo secreto por parte de Irán de avanzar en su programa nuclear, estuvieron basado en una lectura errónea de la estrategia iraní. La política de Teherán es extremadamente cuidadosa y con aversión al riesgo. En el acuerdo nuclear, Irán logró establecer su estatus con un umbral nuclear legítimo y es poco probable que ponga en peligro este estado a menos que se sienta confiado en su capacidad de cruzar este umbral nuclear sin que la comunidad internacional sea capaz de detenerlo.
En ausencia de tal oportunidad durante la próxima década, se puede esperar que Irán tome ventaja del acuerdo nuclear para avanzar en su investigación y en el desarrollo del aparato en el ámbito nuclear y en su programa de misiles (incluyendo la capacidad de realizar armas nucleares en el futuro) y reforzar su poder militar convencional y la influencia regional.
Durante la segunda década del acuerdo, se le presentará una oportunidad de avanzar en su programa nuclear con un marco menos restrictivo y entonces se puede esperar que tome medidas para ponerse dentro del alcance inmediato del armamento nuclear, después de realizar las instalaciones convencionales y otros temas avanzados que no estaban explícitamente prohibidos en el acuerdo.
Al mismo tiempo, es importante destacar lo que ha ocurrido en el último año, destacando la brecha entre las declaraciones del gobierno de Estados Unidos antes de la aprobación del acuerdo y la realidad que se creó después de su aplicación. En contraste con las declaraciones de la Casa Blanca de que el acuerdo va a fortalecer la supervisión sobre Irán, los dos informes publicados por la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) del último año incluyen menos información sobre el programa nuclear iraní que las anteriores.
Estos lapsos deben ser considerados en conjunto con la crítica del Presidente del OIEA, Yukiya Amano, respecto a la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada luego del acuerdo, donde se levantan las restricciones impuestas al programa nuclear iraní y se lo reemplaza con los estipulados en el JCPOA para la próxima década.
Amano hizo hincapié en que esta decisión fracasa en establecer una amplia base legal, como las creadas por las decisiones del Consejo de Seguridad que la precedieron.
Otra brecha perteneciente a la administración de Estados Unidos es que el acuerdo facilitaría la dirección de la actividad militar iraní en el ámbito nuclear.
Sin embargo, el informe de la OIEA afirma que Irán no ha cooperado con la agencia internacional y no proporciona ningún material significativo. Por lo tanto, el acuerdo no ha servido para mejorar el conocimiento existente respecto a la dimensión militar del programa nuclear de Teherán.
Estrategia misilística iraní
Un informe de la inteligencia alemana ha llamado la atención sobre el hecho de que Irán sigue adquiriendo la tecnología que también puede servir para el desarrollo de sus capacidades nucleares militares. Este informe ilustra principalmente la dificultad de supervisar la conducta de Irán, que a su vez, es cautelosa y se abstiene de violaciones flagrantes del acuerdo, y en su lugar se aprovecha de las «áreas grises».
Esta estrategia se aplica con mayor intensidad y públicamente en el programa de misiles de Irán: a pesar de que la continuación del programa de misiles no constituye una violación del acuerdo nuclear, va en contra del espíritu de la resolución del Consejo de Seguridad.
Esta conducta ha sido criticada por los líderes de las potencias mundiales, y aunque el programa de misiles no está cubierto por el JCPOA, si Irán decide continuar con su armamento nuclear, sus capacidades misilísticas serán un componente central de su habilidad para traducir su realización nuclear en una amenaza militar.
A la vista de esta estrategia, los Estados Unidos e Israel harían bien en formular un instrumento conjunto para hacer frente a esta determinada situación, fundado en un acuerdo paralelo, basado en la demarcación de una línea roja pública clara: que mientras el actual régimen iraní no cambie su política subversiva en la región, su apoyo al terrorismo y su retórica respecto a borrar del mapa a Israel de Israel, ambos países se comprometerán en una acción decisiva para evitar que se obtengan las proximidades del umbral nuclear. Con este fin, el gobierno israelí debe llevar a cabo un diálogo íntimo, secreto con la próxima administración estadounidense, que además de clarificar los puntos del desacuerdo entre los dos países, permitirá determinar las áreas de acuerdo vis-à-vis en los posibles escenarios y coordinar las articulaciones respuestas.
A corto plazo, los Estados Unidos e Israel deben continuar desarrollando mecanismos de inteligencia para vigilar la aplicación del acuerdo que facilite la detección rápida de violaciones, en coordinación con los organismos internacionales que se encargan de la supervisión.
La firma del JCPOA en julio de 2105 creó nuevos y complejos retos a corto plazo y largo plazo. Estos desafíos requieren la cooperación entre el gobierno israelí y la próxima administración estadounidense con el fin de promover los intereses estadounidenses e israelíes conjuntos en el Oriente Medio y para lograr el objetivo principal del acuerdo nuclear: evitar que Irán adquiera armas nucleares. Fuente INSS.

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