Ciencia, tortura y política

5 septiembre, 2018
Grabado siglo XVI que muestra diversos procedimientos de tortura en un castillo de la actual Eslovaquia. JoJan - artwork by anonymous - Trabajo propio, CC BY 3.0, Commons Wikimedia

Dra. Bejla Rubin

La ciencia no sólo se ocupa hoy en día de las enfermedades, clonaciones, drogas que prometen el elixir de la eterna juventud, sino que también ofrece su saber para mejorar las técnicas de tortura y el sometimiento de los prisioneros.

Estamos frente a los nuevos métodos de interrogación y de las llamadas “técnicas de interrogación científica”. Aplican la desorientación temporo-espacial, exposiciones extremas a situaciones de calor y frío, la oscilación entre sobreabundancia alimentaria al pasaje brusco por el hambre (parece el perfecto modelo nutricional de la bulimia y la anorexia). Ponen al cautivo ante la tortura por el exceso de luz y luego a la máxima oscuridad. La desorientación, la pérdida de identidad, la falta de diálogo con el otro, llevan a la víctima a un estado de locura y paranoia fabricadas. Ponemos el acento sobre el concepto de tortura dado los nuevos ataques terroristas a manos del ISIS, no sólo aplicados a soldados secuestrados, sino a la población civil, periodistas, corresponsales de guerra, y a todo aquel pensado como un hereje que no adhiera a la creencia musulmana.

Creemos así que estos métodos no sólo apuntan a formas calculadas científicamente para torturar, sino que al mismo tiempo usan a estos presos como los nuevos cobayos de laboratorio de la misma forma como cuando se aplicaron experimentaciones sobre humanos durante la época del nazismo, entonces, podemos decir, los experimentos hechos en los campos de concentración han creado un nuevo paradigma.

Todos estos métodos han sido calculados, comprobados y realizados bajo el más ajustado rigor científico. Es más, ya han sido experimentados en Auschwitz bajo la coordinación de Josef Mengele, entonces los torturadores de hoy saben de su aplicación con sus resultados exitosos.

La CIA imprimió un tratado de tortura conocido como el Kubark Manual, que data de 1963 y representa el modelo ideal de sumisión humana. Los americanos se beneficiaron de la importación de científicos alemanes luego del juicio de Nürenberg, donde sus saberes y experimentaciones científicas han sido disputados tanto por Francia, Inglaterra, España, EEUU y Argentina. Siendo así, la NASA estuvo a cargo del nazi Von Braun, el inventor de los cohetes lanzados sobre Inglaterra.

Este manual de tortura no sólo fue aplicado al maltrato de guerrilleros latinoamericanos, sino en presos comunes, criminales, niños, mujeres, en fin, en todos aquellos a los cuales se les quería arrancar cierta información, no importando entonces los destinos macabros que la tecnología científica aportaba al saber sino como aplicación a mansalva. Inclusive Albert Einstein se lamentó del uso que se hizo de su fórmula nuclear.

La humanidad entera está en peligro, despojada de sus derechos, donde todos podemos llegar a ser homo sacers, sujetos desprotegidos del sistema social y jurídico entonces, marginados, desclasados y aniquilados.

El nuevo Estado ya realiza el imaginario de George Orwell, de su libro 1984, allí él plantea que el Estado junto a la policía se transformarán en el Gran Ordenador autoritario, modelo ya establecido por el régimen totalitario del nacionalsocialismo, que el mundo hubo de ser testigo durante los años 1933-1945.

Caen las normas sociales, éticas y legales. Los cuerpos quedan así al arbitrio tanto de los gobiernos como de la manipulación de sus órganos por la ciencia. Basta con recordar la propuesta de donación de órganos de manera automática si no se expresa por escrito lo contrario, pero así y todo, ¿quién sabe en verdad si no se hará un depósito de órganos de manera secreta a ser usado por los ricos y sus gustos mercantilistas y de privilegio?

La legitimación de la tortura, el uso de los órganos, el Estado como un gran Panóptico son los nuevos modelos administrativos donde ya comienza a perfilarse el estilo de vida del siglo XXl. Entonces, ¿no es ingenuo pensar como consuelo y negación que Auschwitz pertenece al pasado?, que seguir insistiendo en su temática es no dejar caer un hecho que ya fue, o, ¿no sería éste el argumento de los necios, ingenuos y adoradores del “Gran Otro” como si fuera un Padre protector como sucedió con Hitler que fue puesto por encima del padre de cada familia?  Entonces de ahí vemos hoy en día el resurgimiento de la religión como refugio, salida y escape para la docta ignorancia.

El problema está planteado, queda en cada uno asumir querer saber o seguir sosteniendo el sueño de los ignorantes, materia propicia para la manipulación de gobernantes sin escrúpulos, economías desiguales y la negación de que hay un inconsciente que existe, se lo reconozca o no. La disyuntiva es, o se lo pone a trabajar en aras del deseo, o se lo acalla con los nuevos placebos farmacológicos en pos de las políticas de consumo de los laboratorios, socios de este llamado “capitalismo feroz.”, llevando su proyecto como meta, la de crear un sujeto, sumiso, manipulable, drogado, y en la vana creencia de Un mundo feliz, libro que ya es presente, escrito en 1932 por Aldus Huxley.

Las cartas están echadas, es responsabilidad de cada uno qué decisión ha de tomar.

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