Descendientes de Julian Blach, alrededor de 20, y de su hermano Felix se juntaron por cuatro días en la ciudad donde vivían ambos. Allí dirigían el negocio familiar de cuero en la calle Heilgeistsrasse 89.
Pocos parientes y familiares sabían, tras 80 años de la guerra, del paradero del resto de los miembros de la extensa familia. Algunos crecieron con tradiciones judías, otros no sabían de las raíces profundas de la religión de su familia. Muchos se conocieron por primera vez en esta ocasión.
El encuentro se pospuso dos veces por la pandemia de coronavirus, pero concretó el reencuentro de la familia de seis países de cuatro continentes diferentes. Sin embargo, esto no hubiese ocurrido si no era por el esfuerzo de Friederike Fechner, una violonchelista alemana que no se relaciona con los Blach.
Sin ser judía, la cellista se dedicó a rastrear, por ocho años, a la familia Blach. Logró localizarlos y reunir a 30 de ellos desde Alemania, Brasil, Israel, Reino Unido, Holanda y Estados Unidos. La reunión es una forma de “devolverle a la familia sus raíces y mostrarles de dónde vienen”, le dijo Fechner a la Agencia Telegráfica Judía.
Durante seis décadas, desde 1880 hasta 1938, dos generaciones de Blach dirigieron su tienda de cuero desde la planta baja del edificio, propiedad de Julius. Varios miembros de la familia vivían en las plantas altas y otros muy cerca. De raíces alemanas por siglos anteriores, formaron parte de la activa comunidad judía de Stalsund. Había una sinagoga y un cementerio judío que sobrevivió a la guerra.
Tras la persecución nazi, varios miembros perecieron y otros se escaparon por el mundo en la década del 40. Fechner profundizó en su búsqueda viendo si había descendientes vivos. Acumuló un tesoro de archivo: documentos y un relato detallado del linaje Blach de hace 300 años.
Hoy en día, el edificio a dos aguas de color terracota que data de finales del siglo 17, es abierto al público y Flechner colocó paneles de pared que revelan la historia de los lazos de los Blach. Descubrir la historia de esta gran familia tocó las fibras íntimas de la violonchelista y, de por vida, se adentró en la historia judía y en el régimen nazi en su país.
Localizar a toda la familia alemana llevó su tiempo, pero para ella fue una experiencia sensacional. “Pero también me mostró, nuevamente, cuán horrible y violenta fue nuestra historia en Alemania”, añadió Flechner.