Blue Circle es una startup israelí que se propone atacar el problema del desperdicio de alimentos con una premisa: uno de los grandes problemas de la industria alimenticia es su complejidad y lo inabarcable de su cadena de suministros.
Es por esto que desarrolló una plataforma que brinda una visibilidad completa de toda la cadena, desde la naturaleza al consumidor. Esto le aporta la posibilidad de identificar oportunidades de reducción del desperdicio.
Su sistema está diseñado a partir del uso de Inteligencia Artificial (IA), machine learning, y una base de datos gigante, las mismas herramientas que se utilizan en el universo de la ciberseguridad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación da dos datos que son reveladores para entender la dimensión del problema. Hoy en día, cerca del 30% de los alimentos que se producen son desperdiciados. Además, más de 850 millones de personas no tienen el alimento suficiente.
Al unir estos datos, el resultado es evidente: reducir el desperdicio podría reducir también el hambre a nivel global. Ilai Englard, CEO de Blue Circle, afirma que el principal objetivo de este innovador sistema es mejorar las prácticas agrícolas existentes. ¿Cómo? Utilizando tecnología sofisticada para comprender mejor la situación en el terreno y cómo se puede optimizar la cadena de suministro.
Englard explica que lo examinan “toda la cadena de valor, desde el clima y el medio ambiente hasta el consumidor (…). Desde la cosecha y la producción hasta el inventario y las ventas y la distribución, todo eso, de principio a fin”.
Una Startup israelí…
Los israelíes continúan innovando y creando medios útiles para la humanidad, porque Jehová Dios dijo que serían bendición, mientras que la gran mayoría de los falsamente llamados palestinos (que son otros que descendientes árabes que descienden de Ismael, continúan matándose entre sí, abusando de las mujeres, cometiendo actos viles de terrorismo, de trasiego de drogas y fastidiando a todo el mundo. Lamentablemente es así debido a su origen milenario que surge de Ismael, hijo ilegítimo de Abraham, con la árabe Agar, sierva de su esposa Sara. Sara cometió el gran error de dudar con respecto a la promesa de Jehová Dios de que, aunque estaba muy anciana, y ya sin la costumbre de las mujeres, tendría un hijo legítimo de Abraham, según lo prometió en Génesis 15:1-21, por lo que le dio a su sierva Agar para que, conforme a la costumbre de entonces en tales casos, tuviera un hijo que, al tenerlo en su falda, sería de Sara. Génesis 16:1-15. Pero esa no fue la voluntad de Jehová Dios, pues luego Sará, al cumplirse la voluntad profetizada, y aunque ya era muy anciana, tuvo al prometido hijo legítimo de Abraham que se llamó Isaac. Este fue el hijo de la promesa, del que descendería Jesucristo, el Mesías que tanto esperaban los israelitas y al cual ellos no reconocieron ni recibieron y a quien entregaron a los romanos para que lo crucificaran porque no le creyeron que era el Mesías. Por este gran mal es que Israel ha sufrido tanta persecución y despojo por parte, principalmente, de los árabes en todos los países de ellos. Despojos que hasta hoy los árabes no le han restituido. La persecución contra los descendientes de Abraham en Isaac, no se ha limitado a los países árabes sino a casi todo el mundo debido a que los judíos del año 33 dC, dijeron algo muy triste que se convirtió en profecía que se cumpliría cuando Pilato, al acceder a la petición de los principales sacerdotes y los ancianos judíos de que Jesús, el Mesías, fuera crucificado (Mateo 27:1, 22), dijo: «Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros». Entonces todo el pueblo, inducido por los principales sacerdotes y los ancianos de entonces (Mateo 27:25), respondieron: «Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos». He aquí porque los israelitas, particularmente los judíos, han sufrido tanta persecución. Gracias a Jehová Dios que El cumplirá la promesa dada a Abraham según Génesis 12:1-3; 13:14-16, gran parte de las tierras que ahora tienen los árabes, les serán dadas a Israel, desde el Nilo hasta el Eufrates, les serán quitadas por Jesucristo a los árabes cuando venga y juzgue a todas as naciones por haber perseguido y abusado de los judíos, y de los cristianos. Entonces Jesucristo, el Mesías esperado por Israel y Salvador de su Iglesia, reinará por mil años en la tierra y se cumplirán las profecías al respecto incluyendo la de Isaías 61:1-62:12. Claro, para recibir tanta bendición, todo israel pasará por la triste experiencia de la que habla en Zacarías 12:10-14, por haber crucificado a Jesús. Pero luego vivirán como pueblo bendito en el reino de Jesucristo.