Un rabino norteamericano dio un sermón hace poco compuesto por el motor de inteligencia artificial (IA) ChatGPT para resaltar que la tecnología en rápida evolución tiene que desarrollar emociones y es incapaz de reemplazar a los humanos.
El hrabino Joshua Franklin, de los una comunidad estadounidense, le pidió a su congregación que adivinada dónde robó la oración que une la idea de vulnerabilidad e intimidad de una porción de la Torá. “A pesar de las dificultades que ha soportado, Joseph puede encontrar en su corazón la capacidad de perdonar a sus hermanos por sus errores pasados”, dijo Franklin en el discurso copiado subido el 1° de enero. “Al acercarse a ellos con franqueza y vulnerabilidad, él es capaz de curar viejas heridas y crear lazos más profundos y significativos con sus hermanos”.
Y concluyó: “Que seamos bendecidos con el coraje y la fuerza para ser abiertos y vulnerables”. Y luego pidió a la multitud que adivinara quién lo había escrito.
Al igual que sistemas similares, ChatGPT genera prosa convincente, pero eso no quiere decir que lo que dice sea lógico. Varios distritos escolares están luchando por descubrir la forma de establecer políticas sobre si se puede usar y cómo.
“Le di un aviso, dije que escribiera el sermón, con la voz de un rabino, de unas 1000 palabras, conectando la porción de la Torá de esta semana, Vayigash, con la idea de intimidad y vulnerabilidad, y citando a Brene Brown”, explicó Franklin ante el asombro de los feligreses.
ChatGPT está desarrollada específicamente para chatear, es una de tantas entre las aplicaciones de la Inteligencia Artificial, y en su especialización tampoco es la más potente. Estos programas se limitan a imitar los humanos a través de una miriada de textos y libros escritos por personas, aunque no almacena toda esa información para copiar sus respuestas, sino que durante el aprendizaje produce internamente un enorme archivo con una especie de sopa o batiburrillo de ideas, con las que producirá otras ideas resumidas o un cajón de sastre, a veces es muy conveniente al imitar a un humano y otras no tanto. Tampoco el contenido es confiable al 100%, cualquier cosa que diga puede ser una invención o la contraria a la realidad, aunque en asuntos polémicos se suele abstener o se queda en un punto medio. Esto es así en parte por las limitaciones de la tecnología actual y en parte por la forma en que los programadores la entrenan, lo que no quiere decir que en un futuro, que en el campo de la Inteligencia Artificial pueden ser unos pocos años o meses, aparezca una nueva IA que logre imitar casi a la perfección a un humano. Al margen de las otras muchas aplicaciones de la Inteligencia Artificial, que muchas superan ampliamente a los humanos.