Tres brechas en Israel y sus resonancias en las diásporas

12 marzo, 2017
Foto: Pixabay

Joseph Hodara

Ya no se puede eludir esta realidad: las crecientes disparidades económicas y sociales en el interior de nuestro país gravitan en la composición y en el devenir de las diásporas judías e israelíes. Escenario que, al considerarlo, implica un tránsito desde un inestable equilibrio en la actualidad a una perceptible brecha en los años venideros que tendrá por actores a Israel y a las comunidades referidas.

Inquietante anticipación que aquí ensayaré fundamentar con el fin de propiciar un indispensable y sereno debate sobre el tema y, por esta vía, tal vez reducir oportunamente sus negativas implicaciones.

Con este propósito, observemos primero los siguientes hechos y tendencias en el interior de Israel.

La dorada élite política

El primero alude a la concentración ascendente y desmesurada del ingreso agregado y nacional en grupos minoritarios de Israel, un hecho susceptible de conducir en el futuro no lejano a una efervescente revuelta popular y de las clases medias de superior amplitud y participación respecto a la que se conoció en 2011-2012. En este contexto, los datos ofrecidos por la Oficina Gubernamental de Estadísticas merecen atención: el 25 por ciento de la población israelí mereció en los dos últimos años ingresos mensuales que oscilaron entre 2.500 y 7.500 shekalim bruto; y, en contraste, sólo un 3 por ciento de la población activa informó ganar más de 25.000 al mes.

Dramática disparidad que se ve confirmada por las regulares encuestas que se efectúan en el marco de los países afiliados a la OECD. Por ejemplo, el indicador Gini que pondera el grado de desigualdad económica por países sitúa a Israel en una posición francamente inferior, después de México. Si esta sensible brecha favorecería sólo a industriales y profesionales relativamente alejados de la atención pública, sus repercusiones en la sociedad civil tal vez serían apenas conocidas y audibles. Pero cuando también se manifiesta en la élite política hoy en el poder, los efectos en la pública opinión son audibles e imparables.

Un ilustrativo dato en este asunto: recientes encuestas publicadas por la confiable revista Forbes que estiman la fortuna personal de dirigentes políticos en Israel asignan al Primer Ministro Netanyahu el tercer lugar con un acervo personal de 42 millones de dólares; el primero lo ocupa Nir Barkat, regente de Jerusalén, con mucho más de 100 millones y el segundo Silvan Shalom;  le siguen a Netanyahu, Naftalí Bennet y Yair Lapid con 30 y 22 millones respectivamente; y en el décimo lugar se ubican Hertzog y Tzipi Livne con 10 a 12 millones de dólares. Cabe agregar que Yoav Galant, ministro de la vivienda, ocupa el octavo lugar.

Algunos miembros de esta élite política cuentan con el firme apoyo de judíos multimillonarios en la diáspora – como Sheldon Adelson con una riqueza evaluada en 27 mil millones de dólares y Haim Sabán con aproximadamente cuatro mil millones. Sobra recordar el vigoroso peso de Sheldon en el actual primer ministro israelí y en la formación de la opinión pública del país que es por demás sensible y conocido.

Ciertamente, disparidades en los niveles y calidad de vida entre líderes políticos del país y la ciudadanía se han registrado a lo largo de su devenir; sin embargo, jamás alcanzaron las dimensiones hoy conocidas. Se trata de una asimétrica realidad que suscita un entendible enojo en amplias capas de la población y alienta, entre otras conductas, una irrefrenable insatisfacción, particularmente en jóvenes familias.

De aquí un comprensible desasosiego que alienta, entre otras actitudes, la exploración por parte de jóvenes y dinámicos estratos del país respecto a las oportunidades profesionales y económicas que se visualizan principalmente en Estados Unidos, Europa occidental, Canadá y otros países. El hecho de que entre los 400 multimillonarios de Estados Unidos – de nuevo según Forbes –  6 sean israelíes que abandonaron el país en los años ochenta verosímilmente gravita – como realidad, expectativa o espejismo- en las aspiraciones y proyectos del público señalado.

 El síndrome fundamentalista

La segunda tendencia que aquí debe considerarse es la ideología que hoy preside a las orientaciones gubernamentales. Intervienen en esta esfera dos actores: la ortodoxia no sionista y los seguidores de Gush Emunim. Las diferencias filosóficas, rituales y en la apariencia externa entre ambos son importantes; no obstante, en el plano real y táctico sus afinidades se antojan innegables.

Opino que el ascenso afiebrado de estos dos grupos cuenta con reducido apoyo en no pocos sectores militares, intelectuales y académicos del país, de suerte que si la tendencia fundamentalista apuntada se torna en el futuro dominante y excluyente- tanto en el ámbito político del país como en relación a otras versiones del judaísmo-, grupos ciudadanos alejados de – u hostiles a – estas tendencias se inclinarán a calibrar las posibilidades que las diásporas les ofrecen como second best o “mal menor”.

El desequilibrio de los poderes

La tercera tendencia que estos días merece atención es la mudanza que se está verificando en la composición de la Suprema Corte israelí. Sin disputa, en la democrática sociedad contemporánea existe una pluralidad de poderes que desborda la propuesta original de Montesquieu; y todos ellos son indispensables si un país aspira a adoptar políticas equilibradas. Tal diversidad se conoce y se verifica de hecho en no pocas naciones donde judíos e israelíes gozan de amplia tolerancia. Cabe anticipar por lo tanto que si futuras decisiones de la Suprema Corte israelí habrán de ajustarse – sin reparos importantes – a criterios estrechamente políticos en asuntos como la colonización de tierras militarmente conquistadas, la discriminación entre sexos, las modalidades alternativas de entierro, y otros temas controvertidos, las fisiones dentro de Israel, por un lado, y, por otro, entre nuestro país respecto a las diásporas habrán de dilatarse.

Dos imperativos: reflexión e iniciativas

El señalamiento de estas tres variables debe conducir a una sobria ponderación en torno a lo que escenarios futuros pueden implicar para Israel y para las dos diásporas.

Juzgo que además de las probables mutaciones – arriba sugeridas –  que afectarían a estos actores cabe considerar por añadidura los virajes que ya se producen en el ámbito del Medio Oriente y en el internacional. Sin duda, los entendimientos – algunos conocidos, otros discretos – entre Israel y países vecinos como Arabia Saudita, Turquía y Egipto, gestan nuevos horizontes. Por otra parte, el trumpismo que hoy se irradia y se difunde desde  la Casa Blanca debe asimilarse con prudencia y equilibrado criterio. Creo que ambas variables gravitan con otros matices en los temas aquí sugeridos. Atenderlas será asunto de futuras páginas.    

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11 thoughts on “Tres brechas en Israel y sus resonancias en las diásporas”
  1. Nota totalmente comunista, lo que importa no es la disparidad de ingresos sino que los pobres logren ir subiendo en la escala, quitarle a los ricos solo trae como resultado Venezuela.

  2. No entiendo a la justicia israelí, estuvieron interrogando al matrimonio Netaniahu durante largas horas sobre regalos recibidos de habanos para él y chamoagne para ella, ¿no se les ocurrió preguntar cómo hicieron para ahorrar 43 millones de dólares? Muy extraño todo, tengo mis serias dudas.

  3. El que vive en israel sabe que es todo verdad. Buscar vivienda y comidapara una persona normal es casi un lujo en tel aviv. Aqui solo unos pocos viven con dignidad y nosotros en carpas cerca a la estacion

  4. Ademas no pondera este articulo el el grado de descreimiento de los judios de la diaspora(de los que me encuentro)de los llamado logros israelies que muchas veces son magnificados como resultado de la propaganda, hace 30-40 años lo israeli no secuestionaba y hoy no es tan asi

  5. Para Hugo,Israel es el unico movimiento judio de autoemancipacion.Es lo que hay.Transcurrieron solo 70 anios desde la independencia.Alla en la Argentina,que estan creando?Millones de personas viviendo en villas miserias sin tener una amanaza de guerra constante?Hay que venir a Israel,vivir en el,para aportar en el cambio y no venir cuando se esta en la miseria.

  6. No se da cuenta usted que la nota responde a una creencia de extrema izquierda, que se dirige hacia igualar hacia abajo en lugar de tratar de mejorar la situacion de las capas mas humildes?Que se puede mejorar en el sistema de casas que otorga el estado por ejemplo?De eso y la educacion la nota no habla.

  7. Porque con la correcta educacion que propicie el buen trato entre la poblacion (respeto entre vecinos y en el trabajo),una vida humilde no deja de tener sus virtudes.Y eso es lo que no se corrige.Tenemos enfrentamientos y falta de respeto constantes.Hay lo que hacer para mejorar.

  8. En la Argentina habia casi medio millon de judios en 1900.Hoy dia escasos 250 mil.Es eso calidad de vida para el judio diasporico?Ceder ante la presion de la idolatria gentil y desaparecer como judios?

  9. Para el sr Luis; 1) se hablaba de 500000 judios en la Argentina no en 1900 que solo habia algunos miles se dijo 500000 en la decada del 60 de todos modos hace muchos años que no hay censo serio (creo que el ultimo fue en 1960) lo que hace que sean especulaciones y mucha estimacion (vulgarmente se doce mas o menos) lo mismo que la cifra 250000 que ud dice que hay hoy
    2)Se nota que no conoce bien el tema villero ya que hay 2 situaciones reales (se lo dice alguien que trabajo muchos años en el tema) a) hay en las mismas escasisimos judios , b) hace muchos años que no se dice Villa Miseria solo Villa o asentamiento (en papeles oficiales)
    3)Estoy de acuerdp con ud que Israel es el unico movimiento de emancipacion ,lo que yo digo que en estos momentos GRAN PARTE DELA DIRIGECIA ISRAELI NO ES CREIBLE por decir algo suave

  10. Sr Luis: ud dice es lo que hay , no es asi se debe mejorar y decir algo que uno cree que no esta bien es amar al destinatario (en este caso Israel), si se dice todo esta bien es lo peor que sepuede hacer por Israel y los Judios

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