Israel ama la paz y es víctima del terrorismo de Hamás tras sufrir los más cruentos crímenes contra la humanidad. Aquel 7 de octubre de 2023 Hamás declaró la guerra a Israel tras asesinar a más de 1.200 personas en sus hogares y kibutzim, en el amanecer de la festividad del Shabat o mientras asistían al concierto de música por la paz en Rem, junto a la frontera de Gaza. Otras 240 personas fueron secuestradas, algunas asesinadas en cautiverio el resto maltratadas por criminales terroristas que hoy someten al permanente chantaje para su liberación desde su cobardía infinita y el cruel silencio de las organizaciones humanitarias.

Israel lucha por la libertad y seguridad de un pueblo milenario que dice basta, para que nunca más haya un 7 de octubre que sufran las futuras generaciones. Su lucha debe ser la de todos los que defienden la paz y convivencia frente a un terrorismo que viola mujeres, asesina a niños, personas mayores y es capaz de arrebatar la vida a un ser que está a punto de nacer en el vientre de su madre. La lucha de Israel es la de todos los que defienden la existencia y el derecho a vivir en paz frente al odio de la sinrazón.
Israel se enfrenta al terrorismo de Hamás, Hutíes y Hezbollah, que ampara y financia Irán. La carga explosiva de los más de 300 misiles y drones lanzados por Irán el 13 de abril contra la población civil israelí equivalen a media bomba atómica. Desde el inicio de la guerra miles de misiles han sido lanzados desde Gaza y el Líbano contra la población civil de Israel. Se estima que un 15% habría sido asesinada de haber impactado, más de un millón y medio de personas. El Escudo de Hierro impidió un nuevo intento de exterminio declarado por Hamás en su acta fundacional y que trata de ejecutar ante los ojos del mundo. Desde el 2021 hasta el 7 de octubre más de 4.500 misiles habían sido lanzados por Hamás contra Israel desde escuelas, hospitales y edificios en Gaza.
Es obligación de todo ser humano apoyar la lucha contra el terrorismo que amenaza la vida y los valores de la democracia, libertad y paz. El odio no vencerá pese a quienes hoy dan la espalda o guardan un cobarde silencio desde el olvido del 7 de octubre o los atentados en Madrid, Londres, Barcelona, París o Nueva York.

Naamá Levi es una joven de 19 años secuestrada por Hamás que lleva más de 7 meses sin dar noticias, ni haber recibido atención sanitaria, ni apoyo de las organizaciones internacionales o feministas. Naamá es una joven que disfrutaba de aquel concierto por la paz. Siempre defendió la paz y convivencia de los pueblos como relatan amigos y familiares en su comunidad en Ra’anana. Pese a su juventud siempre ha dedicado tiempo y esfuerzo a su pasión en la educación de niños de todas las razas y religiones en campamentos de convivencia por concordia y paz. Les pido que se acuerden de ella cada minuto para su pronta liberación, como del resto de secuestrados para su pronta liberación. Desde las acampadas en universidades pido a los estudiantes que luchen por ella y defiendan los valores que representa. A los cargos públicos y organizaciones feministas pedirles que dejen de guardar un doloroso silencio y ser escudos para los fines del terrorismo.
Cuando el odio se alía con la hipocresía surge la sinrazón que abanderan organizaciones feministas incapaces de condenar la violación de mujeres víctimas de atroces crímenes convirtiendo su silencio en complicidad con un terrorismo que ha infringido daños inhumanos e irreparables. Un odio que alimentan algunos medios de comunicación públicos y privados convertidos en corresponsales de Hamás y todo lo que representa, sin contrastar informaciones y alentando el sufrimiento infinito del pueblo judío, poniendo a prueba su resiliencia frente al terrorismo cobarde del antisemitismo.
Quienes tratan de justificar un Estado Palestino tras los crímenes del 7 de octubre están cometiendo un gran error ya que apoyan los fines terroristas en una guerra declarada por Hamás. En los últimos 19 años Israel no tenía un solo soldado o ciudadano en Gaza mientras Hamás ha dedicado los miles de millones de ayuda internacional para construir más de 500 km de túneles del horror y el odio que alimenta tanta barbarie. El pueblo palestino y el mundo musulmán lo saben y deben ayudar a Israel para acabar con Hamás por el bien de todos. Hay que acabar la tiranía y el odio que han impregnado a palestinos utilizados como escudos humanos, sin importar a Hamás sus vidas. Llegará la paz y un nuevo tiempo con un diálogo sin injerencias de quienes buscan un protagonismo a costa de tantos sufrimientos. Israel comparte una larga historia con el mundo árabe, de respeto y convivencia desde tiempos de Abraham. Israel defendió la creación de un estado Palestino que garantizara la paz y convivencia. La lucha contra Hamás hoy en Gaza supondrá también la liberación de quienes sufren el odio, la corrupción y la privación de derechos, especialmente para las mujeres palestinas sometidas a la discriminación e injusticias tras 17 años sin elecciones democráticas. Es importante la máxima cooperación en esta recta final para acabar entre todos con Hamás.
Israelíes, palestinos y países vecinos dialogarán para construir un futuro de paz, progreso y convivencia sin necesidad de acampadas, manifestaciones, para que nadie trate de ponerse medallas a costa de tanto sufrimiento y Hamás sea una pesadilla en la historia. La UNWRA deberá explicar cada céntimo recibido, así como los miles de millones invertidos en los los túneles del terror cuya extensión supera al metro de Nueva York, así como los miles de misiles y participantes de esta organización en la masacre del 7 de octubre.
Imaginen por un momento un 25 de diciembre del 2030 en la Comunidad Valencia en España. Es que madruga en sus hogares y aún no ha abierto los regalos de Santa Claus, como marca la tradición por estas tierras, tras una larga noche de celebración familiar. Apenas amanece, el cielo se llena de estelas brillantes, que muchos confundirían con la celebración de castillos de fuegos artificiales mientras tratan de conciliar el sueño. Son las 07:00 horas de la mañana y un atronador sonido de metralletas y granadas retumba a la puerta de su casa. Gritos de auxilio en el vecindario se confunden en un caos imposible de entender. Reúne a su mujer embarazada y dos hijos. Se encierran en el cuarto de baño sin saber realmente que está pasando. Llaman al móvil de su hija Sarah que está en una fiesta en la playa Cullera, por donde desembarcaron miles de terroristas llegados de no se sabe dónde. Coge el teléfono y apenas su hija Sarah le responde entre llantos, “os quiero, hay cientos de muertos y me han alcanzado…”. Se corta la comunicación. Grita su nombre ahogado entre lágrimas. Trata de proteger a sus dos hijos y a su mujer embarazada en la bañera, tapados con toallas. Sale del cuarto desesperado para pedir auxilio y ayuda, pero se encuentra cara a cara con un terrorista que se abre paso lanzando granadas a diestro y siniestro para acabar con su vida. Solo su hijo sobrevivió bajo el cuerpo de su madre para poder contarlo. Asaltaron casa por casa en un vecindario carbonizado, en decenas de pueblos y aldeas junto a la costa valenciana, cometiendo los más atroces crímenes, asesinando y violando a mujeres, mutilado a hombres antes de matarlos o quemarlos vivos. Más de 1.200 víctimas, 350 secuestrados, maltratados y violados en apenas unas horas. ¿Se imaginan tanto sufrimiento?.
Imagine por un momento que tras la masacre las organizaciones feministas no condenan la violación y asesinato de mujeres, que presidentes extranjeros recorren los lugares aun ensangrentados para declarar que la solución pasa por conceder a los terroristas territorios e incluso anuncian financiación pública para que sigan matando. Imagine que sus familiares tengan que escuchar al pie de su tumba a organismos como la ONU decir que su muerte y la de su familia asesinada, junto a otros miles y cientos de secuestrados no es suficiente para apoyar la lucha de todos contra los terroristas para que nunca más se repita.
Escucha Israel (Shema Israel) a quienes sufrimos tanto dolor como si fuera propio. Escucha nuestra indignación ante la hipocresía de instituciones, de medios de comunicación y de quienes gobiernan dando la espalda en esta lucha por vivir en paz y libertad. Escucha Israel a quienes en sus hogares en el mundo apoyan los valores de un pueblo y un futuro que garantice una paz verdadera para las futuras generaciones. Escucha Israel nuestro grito silenciado por quienes dicen nos representan, mientras exigimos la liberación de los secuestrados, para que cada criminal terrorista cumpla su condena, junto a los cómplices que la financian el horror a través de organismos públicos o privados. Escucha Israel a quienes aman a un pueblo que ha sobrevivido al odio en el tiempo y es ejemplo por su contribución a la ciencia y construcción de un mundo mejor para todos. Escucha el corazón de quienes desean liberarse del yugo del terrorismo de Hamás y esperemos que el pueblo palestino contribuya a su liberación de Hamás para construir una paz verdadera.
Shema Israel, todo el amor de nuestros corazones y un fuerte abrazo a todo un gran pueblo desde muchos lugares del mundo y especialmente a quienes defienden con sus vidas cada día para que nunca más se repita un 7 de octubre en Israel y en ningún lugar del mundo.

Fotos: Del autor de la nota

Gonzalo Gayo/Valencia (España)
Periodista y docente.

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2 thoughts on “Shema Israel”
  1. Mientras que Al Gobierno de Israel en especial al Primer Ministro Actual no le Interese solucionar el Problema y liberar a los Secuestrados no sucederá.
    El Primer Ministro debe tener Interés Personales en el Conflicto, incluso Gran parte del Problema fue El Mismo ya que le Subestimo al Hamas, incluso tras Recibir Informes de Inteligencia de sus Rivales Políticos, pero por Ambición al Poder No lo Hizo.

  2. No sera con plegarias como «Shema Israel» que se resolvera este centenario conflicto entre israelies y palestinos.Lo necesario es la formacion de un liderazgo pragmatico de ambas partes, lejos del fanatismo de Hamas y sus pares islamicos, y lejos tambien de las aspiraciones mesianicas de los colonos del nacionalismo religioso israeli.

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