Profetas y Sacerdotes.

25 febrero, 2022 ,
Maqueta del Segundo Templo de Jerusalén en el siglo I a. C. - Foto: Wikipedia - Dominio Público

Dr. Natalio Daitch

«Y tú, acerca a ti a tu hermano Aharón, y a sus hijos con él, de entre los hijos de Israel para que sea Kohen para  Mi… Harás vestiduras de santidad para tu hermano Aharón, para gloria y esplendor».
Éxodo. Parashat Tetzavé. 28 1-2

Similitudes y diferencias.

Hace ya unos cuantos años, un doctor en psiquiatría (Dr. K. Slonim Z»L), muy amigo de mi familia, me decía: nuestra actividad médica tiene dos facetas, una que tiene que ver con el estudio, los ateneos o reuniones médicas, jornadas y congresos, en donde se expone y plantea acerca de descubrimientos y nuevos métodos diagnósticos y nuevas terapias, y por el otro lado, nuestro trabajo diríamos «rutinario o cotidiano» asistencial de examinar y confeccionar historias clínicas y evolucionar y medicar a nuestros pacientes. Ambas son necesarias para la buena formación profesional.

Y no cabe duda, que lo expuesto también encastra con la mayoría de los oficios y profesiones humanas.


Profetas y Sacerdotes.

Iniciando con definiciones, los Sacerdotes o Cohanim o Kohanim provienen de la familia de Aharón hermano mayor de Moshé destinado al trabajo sacerdotal en el Mishkán o Tabernáculo (Santuario portátil) de los israelitas en el desierto, y luego con la construcción del primer y segundo Beit Hamikdash  o Templo de Ierushalaim, los años que estos se mantuvieron en pie y pudieron funcionar.

Los Sacerdotes constituían una dinastía (se transmitía de padres a hijos), y su tarea tenía que ver con los sacrificios y ofrendas de agradecimiento o para expiar pecados, o la quema del incienso, y la muy particular ceremonia que llevaba adelante el Sumo Sacerdote en el día de Iom Kipur o Día del Perdón. Se trataba de un trabajo fijo y repetitivo, restringido a la zona del Monte del Templo y, en cierto modo, ellos eran una figura más pasiva y apolítica, servidores en el Santuario, ligados al mantenimiento de la Santidad del pueblo de Israel y como he citado al inicio, usaban vestimentas especiales, se trataba de una indumentaria particular que identifica a cierto grupo humano dedicado a una tarea puntual, diaria, pero igualmente vital para la cosmovisión judía de la vida del hombre y sus diversos avatares y necesidades para hacer frente a diversas realidades siempre presentes e imposibles de gambetear.

El Profeta se define como un «mensajero», «portavoz», e «intermediario», y se trata de una persona que tuvo o sostiene haber tenido una experiencia personal con D’os, recibiendo de Él un mensaje que debe comunicar a Reyes o al pueblo.

Por lo general se trata de un mensaje de amonestación y advertencia, cuando el pueblo de Israel o algunos de sus Reyes se alejan del camino de la Torá, practicando la idolatría o trabajos extraños, o cuando la sociedad adopta posturas inmorales, y se pervierten el juicio y la rectitud, y la compasión, y la bondad. Los Profetas marcan transgresiones o faltas tanto para con Hashem como para con el prójimo y al mismo tiempo advierten de próximos castigos o calamidades de no hacer Teshuvá o arrepentimiento y rectificar el rumbo del comportamiento grupal y social.

En ciertos escritos, algunos afirman que los Sacerdotes representan la estructura principal de la vida judía, mientras que los Profetas su espontaneidad. Como es de suponer, los Profetas no tienen reglas fijas, y cada uno de ellos tiene un estilo propio. Los Profetas no constituyen una dinastía, y, por otro lado, no portan ningún uniforme distintivo, ni un lugar fijo donde desarrollar su tarea.


Profeta, o doble de riesgo.

La actividad del Profeta, pone siempre en riesgo su vida, ya que las «verdades» en general no son bien recibidas por los pervertidos y los grupos de poder o acomodados, ni tampoco caen simpático a muchos del pueblo, que han optado en la antigüedad por diversas prácticas paganas, que constituyen la versión antigua del siempre vigente problema asimilatorio. Y si bien algunos Profetas como Irmiahú o Iejezkel provienen de familia de Cohanim, por otro lado, Moshé, Amós han sido pastores y Elishá un granjero llamado a una profesión de riesgo.


Los buenos y los malos. Final.

No cabe duda, que hubo malos sacerdotes, que transformaron el servicio de la casa de D’os en un campo de confrontación, a los fines de obtener una porción de poder, y ocupar puestos y derribar opositores. También es verdad, hubo falsos profetas, pero si focalizamos en los buenos, hay mucho para pensar y reflexionar.

Contrario a ciertas opiniones sobre los kohanim y los nebiím, aquí uno podría aportar que ambos son necesarios. Y que no deberíamos afirmar que el Sacerdote es aquel pasivo y aquietado e innecesario o una persona injertada en el sistema con sus propios intereses creados dentro del mismo. Ni tampoco pensar que el Profeta es siempre el bueno, o una especie o clase de caballero valiente e Hidalgo (generoso y noble), que viene a rectificar y defender a Hashem, aquel soldado que emerge en forma abrupta, para salvar al pueblo y a la nación toda de un peligro inminente.

Un grave error sería pensar que el Profeta es solo el héroe y el Sacerdote solo un acomodado.

En el enfoque judío, no existen los absolutos. El idishkait no es una película romántica ni una novela que pretende vender/nos fantasías. Según entiendo, toda persona es requerida, según alternan los tiempos y las circunstancias de la existencia.

La realidad es una mezcla o combinación de los momentos que implican el trabajo diario, tan vital y necesario como la presencia de los Profetas en épocas convulsivas y de peligro moral y existencial.

Para concluir, Sacerdotes y Profetas en la historia del pueblo de Israel, lejos de oponerse, se complementan. Sus funciones son diferentes. Ambos son necesarios, como todos y cada judío es necesario frente al Creador del Mundo y el Señor de todas las cosas creadas, tanto en sus momentos que podríamos denominar «rutinarios» como cuando se requiere que deba emerger su garra y su fuerza para defender la moral judía y la vida judía y mostrar su dosis de coraje en épocas excepcionales y de confrontación, y que constituyen una alternancia en los ciclos de la historia del pueblo hebreo.

De hecho, en el árbol Cabalístico, Moshé (el Profeta) representa el impulso en la Sefirá de Nétzaj (la eternidad), mientras que su hermano Aharón (Sacerdote) en la Sefirá de Hod (el esplendor) representa la reflexión y ambos atributos se alternan y se complementan entre sí.

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One thought on “Profetas y Sacerdotes.”
  1. Finalmente todo confluía en el Beit Hamidash. El mismo, como centro espiritual, politico, económico y social de Israel era la base y sostén del pueblo en el calendario litúrgico robusteciendo la palabra profética de acercamiento a D-s en forma cotidiana.

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