Pirómano y bombero: ¿Cómo comprender el papel de Qatar en la región?

Por Jonathan Spyer

La guerra entre Israel y Hamás iniciada con la masacre de Hamás del 7 de octubre parece estar actualmente en una especie de patrón de espera. Israel ha reunido una gran fuerza en la frontera de Gaza y anunció su intención de llevar a cabo una operación terrestre para colapsar la autoridad gobernante de Hamás en la Franja. La evidencia emergente sugiere diferencias al más alto nivel entre el primer ministro y el ministro de Defensa con respecto a la viabilidad de este objetivo, y también diferencias entre Israel y Estados Unidos. Parece que tanto la Administración estadounidense como el primer ministro israelí no están a favor de una importante e inmediata maniobra terrestre. En cambio, la atención actual parece estar puesta en los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre y en los esfuerzos para asegurar su liberación.

Según varios informes, el pequeño emirato de Qatar, rico en gas, está desempeñando un papel clave en estos esfuerzos. El asesor de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, tuiteó el miércoles que está “complacido con decir que Qatar se está convirtiendo en una parte esencial y un actor en la facilitación de soluciones humanitarias. Los esfuerzos diplomáticos de Qatar son cruciales en este momento”.

Por lo tanto, resulta apropiado echar un vistazo al complejo, descomunal y contradictorio papel desempeñado en la diplomacia regional por este pequeño emirato del Golfo para comprender mejor por qué parece aparecer regularmente que cada vez que se establecen contactos, entre las potencias occidentales y prooccidentales y los grupos islamistas y yihadistas, entran en la agenda.

Estados Unidos considera que Qatar es un “importante aliado fuera de la OTAN”. Estados Unidos mantiene su principal base aérea en Medio Oriente en al-Udeid, ubicada dentro del emirato. Sin embargo, durante el último cuarto de siglo Doha ha seguido una estrategia regional de alianza con los movimientos del Islam político, tanto en el nivel propagandístico como en el práctico. Como resultado de esta estrategia, Doha posee líneas de comunicación y relaciones de confianza con una variedad de organizaciones islamistas en toda la región.

La tradicional estrategia de Qatar de alinearse con la política islamista y yihadista en la región no deriva de creencias islamistas por parte de la familia gobernante. En esto se diferencia de, digamos, Turquía o Irán, que están controlados por autoridades gobernantes islamistas que respaldan de manera bastante directa a personas con creencias similares a las suyas (apoyo turco a Hamás y a los grupos yihadistas suníes sirios, apoyo iraní a Hezbollah, Hamás, Yihad Islámica).

Qatar no permite organizaciones islamistas independientes dentro de sus propias fronteras. Más bien, lo que Qatar ha estado haciendo en los últimos años es domiciliar y ofrecer apoyo a organizaciones islamistas, para convertir sus capacidades en herramientas de presión mediante las cuales Doha pueda luego aumentar su propia influencia y poder.

En ocasiones, esto ha tenido resultados claramente desestabilizadores. Qatar ofreció un hogar y una plataforma al fallecido Youssef al-Qaradawi, el más influyente de los predicadores islamistas suníes de los últimos años, incluso cuando arremetió contra Occidente, los judíos y los gobiernos árabes moderados. Cuando el islamismo sunita estaba teniendo su momento en la región hace una década, durante el período de la “Primavera Árabe”, el canal Al Jazeera, portavoz de Qatar, avivó las llamas de la revuelta islamista en todo el Medio Oriente. De este modo, contribuyó directamente a la caída de dos gobiernos prooccidentales, Mubarak en Egipto y Ben Ali en Túnez, y a su sustitución por autoridades islamistas (de corta duración).

En Siria, Qatar apoyó a elementos islamistas y yihadistas entre los rebeldes sirios, incluido Jabhat al-Nusra, la antigua franquicia de al-Qaeda en Siria.

Qatar ofreció refugio a Khaled Sheikh Muhammad, el cerebro de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos. También permitió que altos funcionarios talibanes se establecieran en el emirato en el apogeo de la insurgencia talibán contra Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.

Qatar también mantiene relaciones con el Hezbollah libanés. El emirato fue generoso en su asistencia a los esfuerzos del movimiento por reconstruir el sur del Líbano después de la guerra de 2006. El canal Al Jazeera mantuvo una línea pro-Hezbollah durante toda esa guerra. La oficina del canal en Beirut dio la bienvenida al terrorista Samir Kuntar de regreso al Líbano y le organizó una fiesta cuando fue liberado en un intercambio de prisioneros después de la guerra. Kuntar, que volvió a las actividades terroristas y fue abatido por Israel en 2015, es conocido por el asesinato de una niña israelí de cuatro años en 1979, que llevó a cabo con sus propias manos. En los últimos años también han surgido informes que sugieren una posible asistencia militar a Hezbollah por parte de elementos dentro de Qatar.

De acuerdo con este enfoque, Qatar permite que los miembros del liderazgo de Hamás establezcan sus hogares en Doha. Los líderes clave del movimiento, Ismail Haniyeh, Khaled Mashaal y Musa Abu Marzouk residen en la capital de Qatar. Azmi Bishara, un ex miembro de la Knesset [Parlamento] que huyó de Israel después de que surgieran sospechas de que había ayudado a Hezbollah en la guerra de 2006, también ha establecido su hogar allí. Desde Doha, Bishara cofundó el canal Al-Araby, que mantiene una línea editorial proislamista similar a la de Al Jazeera. Ambos canales apoyan activamente a Hamás en el conflicto actual.

Colaborador e instigador del terrorismo

Teniendo en cuenta este pedigrí, se podría esperar que Qatar fuera considerado por los países occidentales como un colaborador y cómplice de los movimientos islamistas, yihadistas y terroristas y, por tanto, como un enemigo de Occidente y de los países alineados con Occidente. Pero no se considera así. Hay un número de razones para esto.

En primer lugar, los factores económicos juegan un papel importante. Qatar cuenta con vastas reservas de gas natural y es un importante proveedor de gas natural licuado para los países europeos. También invierte mucho en lobby político en los países occidentales (véase el escándalo del “Qatargate” en el Parlamento Europeo en 2019). Dado que Europa busca alternativas al GNL [gas natural licuado] ruso desde 2022, la importancia de Qatar aumentará.

Las cuestiones económicas son cruciales, pero no explican el panorama completo. Antes de la guerra civil siria, a veces se decía que el régimen de Assad buscaba desempeñar simultáneamente el papel de bombero y pirómano en Medio Oriente, primero creando problemas por su apoyo a organizaciones islamistas y terroristas y luego ofreciendo su propia mediación en los esfuerzos para resolver estos problemas. Desde hace tiempo se ha revelado que Bashar Assad es sólo un iniciador de incendios. Qatar, sin embargo, logra desempeñar este doble papel con una delicadeza y un nivel de éxito que el dictador sirio nunca estuvo ni siquiera cerca.

Doha logra esto gracias al consentimiento occidental. La influencia económica de Qatar, más su voluntad de aparentar desempeñar el papel de “bombero” en momentos de necesidad, permiten al pequeño emirato ganar primero influencia regional mediante el apoyo a elementos islamistas, respaldo que puede activar y desactivar a voluntad y así ganar influencia, y luego multiplicar muchas veces esta influencia ofreciéndose como mediador entre los grupos islamistas y sus víctimas. Sin embargo, esta dinámica sólo funciona si los gobiernos occidentales aceptan seguirla. Estados Unidos utilizó los esfuerzos de mediación (y los compromisos financieros) de Qatar cuando sus ciudadanos fueron secuestrados por los aliados yihadistas de Doha en Siria.

Israel decidió en los últimos años adoptar una estrategia de coexistencia de facto con la autoridad de Hamás en Gaza. La oferta de dinero de Qatar al enclave de Hamás ayudó a engrasar los engranajes de esta política e hizo que Doha fuera indispensable para ella.

Ahora, cuando este enfoque ha producido los desastrosos resultados del 7 de octubre, aquí está Qatar nuevamente, ofreciendo sus buenos oficios en los esfuerzos de mediación para liberar a los rehenes que su aliado ha secuestrado.

La estrategia de Qatar ha logrado así que el pequeño emirato obtenga un asiento en la mesa más alta de la diplomacia de Medio Oriente. En el camino, también ha servido para fortalecer y facilitar una variedad de movimientos yihadistas y fomentar el malestar y el caos en toda la región. Qatar no es un “facilitador” de “soluciones humanitarias”. Es un estado que obtiene dividendos al llevar un lanzallamas en una mano y una manguera contra incendios en la otra. Ya no debería permitirsele hacerlo.

Fuente: The Jerusalem Post