Los trabajadores de la Compañía de Electricidad de Israel anunciaron que no van a reparar las líneas de alta tensión que abastecen a Gaza hasta que el grupo terrorista Hamás, que controla ese enclave costero, regrese los cuerpos de los soldados Hadar Goldin y Oron Shaul, que cayeron en la guerra de 2014, como así también al civil Avera Mangistu, un joven israelí de origen etíope con aparentes problemas mentales que entró a la Franja por su propia voluntad.
El comunicado no menciona a Hisham al Sayed, un beduino israelí que también ingresó a Gaza por voluntad propia.
La Compañía de Electricidad de Israel dijo en respuesta que “es una empresa estatal sujeta a las provisiones de la ley y creemos que la electricidad es un producto esencial que está fuera del conflicto”. La empresa añadió que “espera que los muchachos sean traídos de regreso a casa”.
La Compañía de Electricidad de Israel anunció recientemente que cinco de las diez líneas de tensión que suministran energía a Gaza fueron dañadas por los cohetes y proyectiles de mortero disparados por los terroristas palestinos contra el territorio israelí, dejando sin electricidad a cientos de miles de gazatíes.