Más de 10.000 personas se concentraron hoy en Jerusalén para pedir la renuncia del primer ministro, Benjamín Netanayhu, por su gestión de la crisis por la pandemia y sus causas de corrupción. La protesta se dio en una nueva jornada de manifestaciones, cada vez más multitudinarias, en todo el país.
Las inmediaciones de la residencia de Netanyahu, en el corazón de la parte oeste de Jerusalén, se convirtieron hoy en el escenario de una demostración de enojo, frustración e impaciencia, en lo que fue tal vez la protesta más masiva en la Ciudad Santa en el último tiempo.
Familias enteras, parejas mayores y muchos, muchos jóvenes, cantaron, gritaron, saltaron y bailaron, todos con mascarilla, frente a la mirada atenta de miles de policías, que montaron un gran operativo para evitar disturbios.
Muchos portaban banderas de Israel, otros imágenes del primer ministro en uniforme de presidiario, y algunos hasta banderas del orgullo LGBT.
Así como los símbolos, también variaban sus mensajes, unos más enfocados en el juicio por corrupción contra el primer ministro, acusado de fraude, cohecho y abuso de confianza, y otros en lo que denuncian como una gestión irresponsable de la pandemia y la crisis económica posterior.
A unos 50 kilómetros, una manifestación paralela en Tel Aviv cantaba las mismas canciones y portaba los mismos carteles: «Netanyahu a casa», «Cansados y frustrados», «Vergüenza» «Primer ministro del crimen», decían.
Más temprano, el movimiento Banderas Negras, uno de los organizadores de las protestas, coordinó pequeñas movilizaciones en cientos de intersecciones de norte a sur del país, que se sumaron a la ya tradicional protesta en la residencia personal del mandatario, en la ciudad costera de Cesárea, que concentró hoy más de 2.000 personas.
«Queremos un futuro mejor, sin corrupción y con justicia y queremos que este Gobierno empiece a trabajar por la gente y no por sí mismos», dijo Nir, residente de Jerusalén y que acudió a la manifestación junto a su esposa y sus dos hijos.
«Es la tercera vez que venimos, es increíble lo que está pasando acá. Me impresiona la cantidad de gente, creo que la violencia motivó a la gente a salir a la calle, porque saben que es la última oportunidad para defender nuestra democracia», agrega.
Con violencia se refiere a los incidentes que tuvieron lugar durante la última semana y media, en los que extremistas de ultraderechas atacaron a manifestantes con palos y botellas, dejando un saldo de múltiples heridos y decenas de arrestados.
Hoy, estos extremistas, en su mayoría hinchas violentos del club de fútbol Beitar Jerusalén, parecen no haberse hecho presentes, pero un grupo de activistas del Likud, partido de Netanyahu, se agrupó a pocos metros de la manifestación y exclamó mensajes en defensa del mandatario.
Eran unos 20, de mayor edad, sentados en sillas de plástico a pocos metros de la multitud, separados por una valla y un cordón policial, y repasando, por altavoz, algunos de los logros del primer ministro.
«Estamos acá para defender al primer ministro y a la democracia, porque Benjamín Netanyahu y el Likud ganaron en las urnas. Intentaron mediante la justicia, intentaron en las elecciones y como no pudieron, ahora salen a la calle, pero tampoco lo van a lograr», señaló Iris, una de las defensoras del mandatario. EFE