Cientos de personas se manifestaron en Gaza para protestar por segundo día consecutivo contra la subida del coste de la vida y de los impuestos en este territorio, gobernado de facto desde 2007 por el grupo terrorista islámico Hamás.
Un grupo de jóvenes y activistas digitales ha creado el movimiento popular «Queremos vivir» que llama a unas movilizaciones populares y no politizadas para criticar una reciente subida de impuestos sobre decenas de bienes de consumo en Gaza.
La que empieza a llamarse «la revolución de los hambrientos», un nombre que ha sido utilizado como hashtag para difundirlas en las redes sociales, ha convocado a cientos de personas en la ciudad de Deir al Balah, en la región central de Gaza, alguna de las cuales quemaron ruedas y contenedores.
Los manifestantes volvieron a las calles después de que el jueves la policía de Hamás reprimiera violentamente las protestas pues argumentaban que las manifestaciones se habían organizado sin permiso de las autoridades.
Además, hace unos días, organizaciones de defensa de los derechos humanos en la Franja acusaron a los servicios de seguridad de Hamás de arrestar a una docena de activistas por hacer un llamamiento a la movilización.
Israel, que como EE.UU. o la Unión Europea, entre otros, ha incluido a Hamás en la lista de organizaciones terroristas, impuso un acceso limitado sobre el enclave cuando el grupo extremista islámico se hizo con el control por medio de un sangriento golpe de Estado tras expulsar a las fuerzas de seguridad leales al movimiento nacionalista Al Fatah, del presidente palestino, Mahmud Abbás.
Desde su fundación, en 1987, Hamás proclama abiertamente la aniquilación del Estado de Israel y el ex.
Bajo el control islamista, el bloqueo reforzado por el cierre intermitente de la frontera egipcia (la única que no pasa por Israel), tres operaciones militares de envergadura y la hostilidad con el partido Al Fatah del presidente Mahmud Abbás, que en los últimos años se ha traducido en sanciones económicas, se han limitado las posibilidades de desarrollo del enclave costero.
La Franja está cada vez más empobrecida y los manifestantes reclaman una vida más digna con más oportunidades para una población de más de dos millones de personas que en los últimos años ha visto cómo el índice de desempleo ha subido hasta el 52%, según el último informe de la Oficina Central de Estadísticas Palestina, y tiene unos ingresos per cápita diarios que no superan los 2 dólares. EFE y Aurora
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