La foto del libro proporcionada por el autor de la nota. El edificio Lubianka es el nombre popular del cuartel general del Servicio Federal de Seguridad (FSB), anteriormente KGB, y la prisión anexa en la plaza Lubianka de Moscú. Foto: Wikipedia - Dominio Público

Chocaron con el antisemitismo de Stalin y fueron censurados.

por Ricardo Angoso

El proyecto de escribir un libro negro que relatara la tragedia que significó el Holocausto en los territorios ocupados por los nazis fue una idea llevada a cabo bajo la dirección de los escritores Ilyá Ehrenburg y Vasili Grossman con la participación de otros 38 autores. Bajo los auspicios del Comité Antifascista Judío, la obra tenía este largo título:  El Libro negro sobre la malvada exterminación de los judíos por los invasores fascistas alemanes en las regiones provisionalmente ocupadas de la URSS y en los campos de exterminio en Polonia durante la guerra de 1941-1945.

El objeto del libro, o al menos así lo planificaron los dos grandes escritores judeo soviéticos que estaban detrás del proyecto, era recoger los testimonios y documentos sobre el exterminio de los judíos y su participación en la resistencia armada en los territorios de la URSS ocupados por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Según el escritor judío Itzik Feffer, la idea de publicar un Libro negro es de Albert Einstein y de los escritores Sholem Asch y Ben-Zion Goldberg que hicieron la propuesta al Comité Antifascista Judío a finales de 1942.

La decisión definitiva es tomada en el verano de 1943 en un viaje a través de Estados Unidos por parte de Solomón Mijoels y Itzik Fefer tras las peticiones reiteradas de Einstein y de sus colegas, y tras haber obtenido el acuerdo de la dirección del Comité central del Partido comunista de la URSS.

Itzik Feffer, Albert Einstein y Solomón Mijoels (de izda. a dcha.) en los Estados Unidos en 1943. Foto: Wikipedia – Dominio Público

Aparte de los problemas de índole política por la falta de libertad creativa en la URSS de Stalin, la página web hislibris.com nos relata otros de índole diversa: “A las múltiples dificultades conexas al trabajo de compilación se añadieron  las diferencias metodológicas y conceptuales entre Grossman, que apostaba a una reelaboración literaria de los manuscritos recibidos -a objeto de dar voz a los muertos-, y Ehrenburg, que prefería reducir al mínimo la intervención editorial de los textos seleccionados. Como fuere, el ´libro negro´ del genocidio debía satisfacer los objetivos de denunciar la naturaleza criminal del nazismo y proporcionar material de respaldo a la acusación de dirigentes nazis en los juicios previstos para el final de la guerra, además de servir de monumento conmemorativo de las víctimas”.

La recopilación de documentos es llevada a cabo en gran parte por Ilyá Ehrenburg y Vasili Grossman. Presentes en el frente en tanto que periodistas, acompañan al Ejército Rojo en los territorios recién liberados de la ocupación nazi y empiezan a reunir, a partir de 1943, documentos y testimonios sobre las masacres cometidas por los nazis. Vasili Grossman es el primero que escribe sobre los campos de exterminio nazis al entrar en Treblinka en julio de 1944. Su relato, El infierno de Treblinka, sirve de testimonio en los juicios de Núremberg. La documentación recogida estaba destinada inicialmente como testimonio para la historia, pero también como prueba de los crímenes nazis, del genocidio judío y para la lucha contra el antisemitismo.

UN PROYECTO IMPOSIBLE EN LA URSS DE STALIN

Como sigue relatando hislibris.com, los problemas aparecieron muy pronto: “La elaboración del libro estaba en 1945 muy avanzada pero la publicación del mismo enfrentó serias dificultades, y el proyecto acabó enredado en los vericuetos de la burocracia soviética y las suspicacias del Kremlin con respecto a la edición estadounidense. Hubo un momento en que Ehrenburg rompió con el Comité Antifascista Judío y se distanció del proyecto, aunque nunca dejó de ilusionarse con su puesta a punto. Fue el reputado hombre de teatro Solomon Mijoels, dirigente de un agónico Comité -a punto de ser suprimido por Stalin- quien protagonizó en 1947 la tentativa postrera de superar el veto impuesto por la censura, sin éxito”.

Pese a todos estos problemas en la URSS de Stalin, el libro vio la luz en el exterior y los crímenes perpetrados por los nazis fueron conocidos por muchos con todo lujo de detalles. A principios de 1946, una versión parcial del manuscrito es difundida en el extranjero, en diez países, entre ellos Estados Unidos y Rumanía donde sirve de base a dos publicaciones en Nueva York y Bucarest, respectivamente. La publicación en ruso sin embargo es definitivamente anulada por decisión del Comité Central del Partido comunista en octubre de 1947.

La razón de la prohibición en la URSS es que iba en contra de la política oficial soviética que consistía en presentar las atrocidades cometidas por los nazis como crímenes contra los ciudadanos soviéticos y negando la especificidad del genocidio judío. El régimen estalinista evoluciona entonces hacia un antisemitismo que estigmatiza el supuesto “cosmopolitismo sin raíces” de los judíos rusos. Conforme la gráfica expresión del historiador Timothy Snyder, “en la Unión Soviética de la posguerra, los obeliscos conmemorativos no podían exhibir estrellas de David… solo estrellas rojas de cinco puntas” (ver Snyder, Tierras de sangre).

De todos modos, El libro negro cumplió en parte con sus fines previstos. En efecto, una copia del manuscrito provisoriamente preparado por Ehrenburg fue remitida a la representación soviética en los juicios de Nuremberg.  Aparte esto, el libro sería publicado por primera vez en 1980, en Israel, en una edición que se sirvió de una de las diez copias expurgadas que las autoridades soviéticas enviaron al extranjero en 1946. Como ocurrió con otros libros censurados en la era soviética, fue publicado en Rusia en una fecha tan reciente como el año 2010.

A pesar de la prohibición del libro, una versión de 1947 corregida por Vasili Grossman es confiada a una amiga muy cercana, Ekaterina Zabolótskaia. Esta última transmite en 1970 los documentos a Nikolái Kaverin que los devuelve a la hija de Ilyá Ehrenburg, Irina Ehrenburg. Es ella quien consigue sacar clandestinamente los documentos fuera de la URSS, permitiendo así la primera publicación íntegra del libro en 1993 en Vilnius. 

Con respecto al Comité Antifascista Judío, que auspiciaba El libro negro, Stalin, se lanzó con saña a la persecución de los miembros de esta organización y, el 20 de noviembre de 1948, fue eliminado de la escena tras la extraña muerte de su fundador, Solomón Mijoels, en un enigmático accidente de coche. Más tarde, varios ex miembros del Comité fueron arrestados y enviados a la terrible prisión de Lubyanka, bajo la supervisión del temido Beria, jefe de la policía política del régimen, el KGB, donde, siguiendo las sangrientas prácticas de las grandes purgas estalinistas fueron forzados a confesar crímenes que incriminaban a otros miembros del Comité. Se los acusó de practicar el “nacionalismo burgués”, de crear una quinta columna anti-soviética, de traición y de espiar para los Estados Unidos. La tortura logra auténticos “milagros” políticos. Finalmente, el juicio se llevó a cabo casi cuatro años después de los arrestos, estando incomunicados durante ese tiempo. Las sentencias fueron ejecutadas el 12 de agosto de 1952, cuando trece acusados, prominentes escritores judíos, fueron ejecutados en la llamada “Noche de los Poetas Asesinados”.

El libro negro sobre el Holocausto fue publicado en castellano en el año 2011 y el mismo no tuvo una gran repercusión en el público hispanoparlante, sino que más bien pasó bastante desapercibido y no atrajo a los focos mediáticos, pese a su gran interés y trascendencia. Termino con una cita de los dos editores sobre las verdaderas intenciones del texto: “Los hechos desnudos son capaces de estremecer la conciencia de los hombres más que los adjetivos o las acusaciones”.

FUENTES CITADAS Y CONSULTADAS:

hislibris.com:
https://www.hislibris.com/el-libro-negro-vasili-grossman-e-ilya-ehrenburg/

Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/El_libro_negro_(Ily%C3%A1_Ehrenburg_y_Vasili_Grossman)

Casa del Libro:
https://www.casadellibro.com/libro-el-libro-negro/9788481099270/1954889

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4 thoughts on “Los “Descubridores” del Holocausto que Stalin censuró”
  1. Stalin era un paranoico, obsesionado con lo de los infiltrados y traidores, que ordenaba asesinar sin pestañear no solo a judíos como puede comprobarse en el bestseller español del 2005 «Los últimos españoles de Mauthausen», casi que la primera vez que los españoles, o solo los que quisieron, pudieron conocer los testimonios de supervivientes republicanos españoles en los campos de concentración de Austria-Alemania, donde apenas hubo judíos o no los hubo hasta casi el final de la Segunda Guerra Mundial tras las marchas de la muerte. El libro recoge otros muchos hechos históricos, bien podría decirse que desde un punto de vista de los entonces afiliados al comunismo, muchos fieles al estalinismo. Tras un primer período en el campo de concentración de Mauthausen, donde llegaron los primeros y fueron la primera obsesión de los criminales nazis, y de otros como los kapos católicos polacos, por la leyenda que difundieron los fascistas españoles sobre que eran malvados rojos ateos, violadores de monjas y asesinos de curas, poco después los nazis fijaron su objetivo primero en los polacos y luego, según el devenir de la contienda, en los soviéticos, a los que les hicieron atrocidades en grupo como dejarlos sin comida, mientras los españoles veían como se volvían locos por el hambre, esto al margen de la especial obsesión de los criminales nazis contra los judíos, o también contra los gitanos europeos, los pocos que llegaban al campo. Los españoles se organizaron dentro del campo, en gran parte gracias a su ideología y conocimientos organizativos, incluso lograron esconder y sacar cientos de fotografías que les ordenaban hacer los nazis y que sirvieron como una de las principales pruebas en los juicios de Nuremberg.

    Sin embargo, Stalin lo que hizo al acabar la guerra fue encarcelar o llevar a Siberia a los supervivientes soviéticos por considerarlos traidores de la URSS, por cobardes, dejándose atrapar durante la guerra antes que luchar hasta la muerte, o si no por ser infiltrados de occidente. Y para los supervivientes europeos comunistas ordenó a los partidos comunistas europeos que tenían que hacerles el vacío o expulsarlos del partido, cosa que hicieron, como se recoge en el libro, quedando los republicanos comunistas con el sentimiento de haber sido traicionados hasta por los suyos.

  2. En el caso de Polonia, según el historiador judío Jan Grabowski se estima que unos 200.000 judíos polacos que trataron de esconderse tras el comienzo del plan de exterminio nazi en Polonia, en el que también participaron otros polacos afines a la ideología nazi, fueron asesinados con la colaboración proactiva y voluntaria de una gran parte de la población polaca católica, los criminales católicos polacos actuaron con el visto bueno de las autoridades administrativas y religiosas católicas polacas locales, y que luego siguieron en sus mismos puestos durante los años de comunismo soviético, gracias también a que los comunistas pusieron poco empeño en llevar a la justicia a los criminales por estar más interesados en echar todas las culpas a la Alemania nazi y para no romper el delicado equilibrio que sustentaba la sociedad clientelar católica polaca. Lo mismo se podría decir de los pogromos que se produjeron en Polonia, incluso los ocurridos tras acabar la Segunda Guerra Mundial como el conocido pogromo de Kielce, provocado por un niño polaco que se inventó que le habían secuestrado los judíos. Este pogromo se ha considerado decisivo para la huida de Polonia de la mayoría de los judíos polacos que habían sobrevivido al Holocausto. Actualmente, los nacionalistas polacos echan la culpa a los tejemanejes de los soviéticos, cuando en su día fue defendido por la Iglesia Católica, los sindicatos, las enfermeras, etc. etc. etc.

    En el bando occidental no es que las cosas fuesen mucho mejor, el conocido superviviente judío italiano Primo Levi, autor de «Si esto es un hombre», el que puede considerarse el libro más famoso sobre Auschwitz, no encontraba editorial que quisiera publicar su testimonio, y que escribió muy pocos años después de la derrota de la Alemania nazi, porque no interesaba a los europeos que estaban aun con las celebraciones de la victoria o centrados en la reconstrucción de sus países destruidos durante la contienda, o cuando lo logró publicar gracias a una pequeña editorial, no creían que algo ni semejante hubiera ocurrido en la civilizada Europa occidental. No fue hasta varios años después que el libro de Primo Levi fue muy conocido.

    1. Noto tu aversión contra los católicos. Una pena pienses así y no cuestiones que EE UU e Inglaterra no hicieron nada contra la Alemania Nazi en tanto NO bombardearon las vías que llevaban a los campos. Leíste sobre eso? Informate y luego escribí.

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