Entre las más de 18.000 personas que han fallecido en bombardeos de la aviación rusa en territorio sirio desde el comienzo de la intervención de Moscú en el país árabe en septiembre de 2015 se cuentan más de 8.000 civiles, informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Desde el 30 de septiembre de ese año hasta el 30 de marzo de 2019, 18.153 personas han fallecido en Siria en los ataques perpetrados por los aviones rusos en distintos puntos del país.
De las víctimas civiles, 1.951 eran menores de 18 años, 1.207 mujeres y 4.878 hombres, según el Observatorio, que documenta la violencia en Siria desde el comienzo del conflicto hace ocho años.
Además, en los bombardeos rusos fueron abatidos 5.233 miembros del grupo terrorista Estado Islámico (EI) y 4.884 combatientes de facciones armadas, como el Frente de Liberación del Levante (ex filial siria de Al Qaeda).
Precisamente, Rusia interviene en Siria en contra de esos grupos radicales, aunque el Observatorio ha señalado que la «lucha contra el terrorismo» es un pretexto para llevar a cabo matanzas, destrucción y desplazamiento de civiles, y para apoyar al presidente Bashar al Assad.
La ONG ha denunciado una vez más que Rusia emplea en sus bombardeos bombas de racimo cargadas con una sustancia denominada termita, compuesta de polvo de aluminio y óxido de hierro, que causa quemaduras porque su combustión dura alrededor de tres segundos tras ser lanzada.
Este tipo de bombas, que pesan alrededor de 500 kilos, están compuestas de entre 50 y 110 proyectiles, los cuales están cargados con termita y tienen un alcance de entre 20 y 30 metros, según el Observatorio, que tiene sede en el Reino Unido pero cuenta con una amplia red de colaboradores sobre el terreno.
El conflicto en Siria dio comienzo en marzo de 2011 y en 2014 empezó a intervenir en el país la coalición internacional liderada por Estados Unidos, que actúa contra el Estado Islámico en este país y en el vecino Irak, mientras que Rusia dio comienzo a sus operaciones un año después en apoyo al Ejército sirio. EFE