Las serpientes abrasadoras

3 julio, 2023 , ,
La tumba de Maimonides en Tiberias. Foto: Almog - Wikipedia - Dominio Público

«El pueblo habló contra D’os y contra Moshé: «¿Por qué nos han hecho subir de Mitzráim para morir en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma se ha hartado de este alimento insustancial».
Entonces el Eterno envió contra el pueblo a las serpientes abrasadoras, que mordieron al pueblo; y murió mucha gente de Israel.
Libro de Números 21: 5-6

Midá kenégued Midá.
La traducción del hebreo sería “medida por medida“.
Este método, usualmente empleado por el Todopoderoso para enseñarle a la persona el motivo de su sufrimiento. Y en caso de castigo, el elemento empleado o el recurso utilizado tiene que ver con la naturaleza del pecado o la transgresión cometida.

También la recompensa por las buenas obras se entiende en esta línea de pensamiento y respuesta de parte de la divinidad.

Similia Similibus Curantur.
Este rótulo en latín significa la cura por lo similar o por lo semejante, y se atribuye este enunciado a Hipócrates, un prestigioso médico de la antigua Grecia, de la isla de Cos, y que vivió entre el 460 al 370 a.C.

Y muchos siglos después Samuel Hanemann, un médico judeoalemán(1755-1843), estableció este principio como una de las bases de un sistema de curación que hoy conocemos como Homeopatía (palabra que proviene del griego hómoios «semejante» y páthos «padecimiento o enfermedad»).

Esto plantea que: «toda sustancia tóxica que es capaz de provocar una enfermedad en un individuo sano (dosis tóxica), y esa misma sustancia en dosis mucho menores es capaz de curar enfermedades cuyos síntomas y signos sean similares a lo que produce en un individuo sano.

Obvio que en estas líneas nos referimos a enfermedades físicas, pero uno puede apreciar un paralelismo con el método empleado por D’os en el episodio de las serpientes abrasadoras.

Y en el versículo 8 dice: El Eterno dice a Moshé: «haz para ti una (serpiente) abrasadora y colócala sobre un poste. Y sucederá que todo el que haya sido mordido mirará la serpiente y vivirá».

Y continuando con el versículo 9 remata diciendo: «Moshé hizo una serpiente de cobre y la colocó sobre un poste; y sucedía que, si la serpiente mordía a un hombre, éste miraba fijamente a la serpiente de cobre y vivía».

Lashón Hará y la serpiente.

El pecado del Lashón Hará o hablar mal de otras personas y todas sus derivaciones, acarrea según la óptica judía desastrosas consecuencias para un individuo o un colectivo.

Si pensamos que la palabra es un rúaj o un viento, costaría creer que su potencia puede tener un efecto sanador o por el contrario ser terriblemente lesiva, y trocarse en un letal veneno de efecto residual y persistente en el tiempo.

El episodio de la primera transgresión en el Jardín del Edén, donde la serpiente queda firmemente asociada al Ietzer Hará (mal instinto o inclinación al mal) o todo lo contrario al deseo divino y que utiliza con su astucia la mala palabra como recurso para poder sembrar duda y poder engañar y confundir y hacer equivocar a toda persona en todo tiempo y lugar.

La serpiente de cobre.

Poder visualizar el nudo del problema, y sus devastadoras consecuencias, podría prevenir al ser humano, de una forma tal, de poder evitar el acto transgresor y poder salvarlo o curarlo o evitar un daño mucho mayor.

La Torá es enseñanza, profilaxis o prevención, y en ocasiones el castigo es también una oportunidad para el arrepentimiento y la teshuvá o retorno a la buena senda.

Resumiendo: castigar por lo similar o semejante, y también curar por lo semejante, podría ser una lectura o interpretación del texto, pero esto es solo una opinión de un judío no autorizado.

Maimónides y la alopatía.

El sabio judío sefaradí, Moisés ben Maimón (1138 a 1204), uno de los mayores estudiosos de la Torá en la época medieval, conocido por el acrónimo de Rambam, siendo filósofo, médico, y rabino, intentó aunar la salud física con el bienestar espiritual y las condiciones sociales y ambientales favorables. De aquellos escritos que pude leer, este coloso del conocimiento emplea recursos terapéuticos tanto para dolencias de tipo física como espirituales que acuerdan más con lo que hoy conocemos como la medicina alopática (proviene del griego allos= otros y pathos=enfermedad y el sufijo ia que implica cualidad). Es decir, la utilización de remedios de efecto contrario a lo que produce la enfermedad. Por ejemplo: la fiebre se combate con un antifebril, y el vómito con un antiemético, y la infección con antibacterianos o antibióticos.

De igual forma, su receta para tratar los defectos morales, que indican al hombre a correrse al extremo opuesto para luego poder alcanzar o ubicarse en el centro o punto de equilibrio. Y un ejemplo sería al pródigo indicarle correrse al polo opuesto de la avaricia en forma transitoria, para luego poder ubicarse en el punto medio o la grilla de la generosidad. Obvió, que no todos los extremos son igualmente malos y esto lo tenía muy claro Maimónides y así lo manifestaba en sus escritos.

Medicina divina y humana. Reflexión final.

Sin perder de vista el tópico principal de esta presentación, las serpientes abrasadoras, el tema nos permite hasta cierto punto poder jugar y especular acerca de las similitudes y diferencias en el arsenal terapéutico o de tratamiento de las diferentes transgresiones o desvíos humanos espirituales, sea que el doctor sea Hashem o sea otro semejante.

Si bien la Torá es extensa en superficie y abismal e infinita en profundidad, uno podría inferir que los castigos aniquiladores o ejemplificadores se manejan por la ley de los semejantes, y, por el contrario, cuando el galeno es un rabino o Jajám, la receta se orienta a accionar en sentido contrario a la tendencia transgresora.

En el día de ayer, Shabat Jukat-Balak, un Rabino ortodoxo, comentó (luego del rezo matutino) que lamentablemente en la comunidad judía en Buenos Aires-Argentina, estamos viviendo situaciones que tienen mucho que ver con el contenido de las parshiot o capítulos leídos en la Torá. Tema que tiene que ver con violencia, denuncias, aprietes, maledicencia o acción de difamar a alguien, todas cuestiones practicadas incluso por gente que se dice ortodoxa, en general por intereses económicos y ajenos al espíritu judaico.

De hecho, muchos rabinos tanto en la diáspora como en Israel, relacionan la última pandemia del coronavirus como producto o castigo del lashón hará.

Esperemos no tener que sufrir en tierras criollas el castigo de las serpientes abrasadoras.

Para concluir, siempre se dice el pecado y no el pecador.

Shavua Tov.

Dr. Natalio Daitch

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