La frenética y curiosa gira que Einstein hizo por España

Jose María Plans y Albert Einstein en la Universidad Complutense de Madrid Foto: Wikimedia Commons CC BY-SA 4.0

Cuando Einstein llegó a España el 22 de febrero de 1923 era una celebridad, un fenómeno de masas -aunque pocos entendían sus teorías-, un científico que, más allá de la ciencia, se había destacado como un convencido pacifista y un defensor de la cultura nacional judía.

Según cuenta el historiador estadounidense Thomas F. Glick en su libro «Einstein y los españoles», fue Esteve Terradas, profesor de acústica y óptica de la Universidad de Barcelona -quien hablaba bien alemán-, el que obró el milagro y consiguió que Einstein viniera a España.

En 1920, en nombre del Institut d’Estudis Catalans, Terradas le invitó a visitar Barcelona y, poco después, el matemático Julio Rey Pastor se sumó a la invitación en nombre de la Junta para Ampliación de Estudios.

Einstein aceptó hacer una gira de conferencias por Barcelona y Madrid ese otoño pero, justo entonces, le ofrecieron una cátedra extraordinaria en Leiden y tuvo que aplazar el viaje. No vendría hasta 1923.

UNA NOCHE EN LA RAMBLA

El viaje de Einstein por España dejó innumerables anécdotas, unas recogidas por la prensa de la época y otras retenidas en el imaginario popular.

La primera sucedió el día de su llegada. Según varias fuentes, el matrimonio Einstein llegó en tren desde Toulouse a la Estación de Francia, en Barcelona, pero como no avisó con tiempo, nadie les fue a recibir y en vez de dormir en el Hotel Colón, donde tenían reservadas dos habitaciones, los Einstein pasaron la noche en una pensión de la Rambla.

En Barcelona, Einstein impartió tres conferencias en la sede de la Diputació, una sobre la relatividad especial (la de la famosa fórmula E=mc2 que habla de la distorsión del espacio y el tiempo), otra sobre la teoría general (la que sustituye a la ley de gravedad de Newton) y una tercera sobre investigaciones recientes.

La entrada costaba 25 pesetas, pero los curiosos «se agolpaban en las puertas, ansiosos de escuchar la palabra mágica que al ser atendida reformaría viejos sistemas y conceptos, abriendo nuevos horizontes a la ciencia por medio de la cuarta dimensión: el tiempo», cuenta una crónica de La Vanguardia del 28 de febrero de 1923.

Einstein impartió una cuarta conferencia en la Academia de Ciencias sobre las consecuencias filosóficas de la relatividad, y como siempre, el público se dividió entre los que querían escuchar sus teorías y los que no entendían ni una palabra pero ansiaban ver al científico más célebre de todos los tiempos.

Pese a su fama, la visita de Einstein a Cataluña no estuvo en absoluto encorsetada y el físico -un auténtico héroe de la clase trabajadora- mostró su sensibilidad social, se entrevistó con estudiantes, sindicalistas, científicos y filósofos, y se dejó fotografiar con la gente corriente.

Incluso hubo tiempo para el turismo: Einstein salió dos veces de Barcelona, una al monasterio románico de Poblet y otra para ver la basílica de Terrasa.

MADRID: LA ÉLITE Y EL REY

El 1 de marzo, Einstein tomó el tren a Madrid. Estuvo diez días en la capital y, esta vez sí, fue convenientemente recibido por los Kocherthaler (primos de Elsa Einstein), por Blas Cabrera y por el físico y matemático Josep María Plans, entre otros. Y, según lo previsto, se alojó en el Hotel Ritz.

Einstein impartió tres conferencias por las que cobró 3.500 pesetas (el salario anual de un profesor universitario español) y a las que, como en Barcelona, acudieron científicos, intelectuales y políticos como el primer ministro, Antonio Maura, y muchos curiosos.

Su agenda en Madrid fue más formal que en Barcelona, con innumerables recepciones con la élite intelectual y social de la capital, personajes como Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset o Ramón Gómez de la Serna, aunque según Glick nada deslumbró a Einstein como su vista a Toledo y la pintura de «El entierro del Conde de Orgaz» de El Greco.

El 7 de marzo, Einstein, acompañado por el catedrático José Rodríguez Carracido, acudió al Palacio Real.

En su diario anotó: «Audiencia con el rey y la reina madre. Ella revela su conocimiento de la ciencia. Se ve que nadie le dice a ella lo que él está pensando. El rey, sencillo y digno, me produjo admiración».

Probablemente la anécdota más famosa de su visita a Madrid es una curiosa fotografía que quedó para la posteridad, tomada en la Real Academia, en la que casi todos los que rodean al físico alemán -incluido el monarca- aparecen con los ojos cerrados. Einstein, por su parte, los mantiene bien abiertos.

El final de su estancia es vertiginoso, es investido honoris causa por la Universidad Central (actual Complutense), el rey le nombra miembro de la Real Academia de las Ciencias y el biólogo marino Odón de Buen le hace una sorprendente propuesta: encabezar una expedición para estudiar el eclipse de sol que tendrá lugar en México en septiembre de ese año.

«La visita de Madrid llegaba a su fin. Quedaba un fin de semana de tiempo no programado que dejó a los Einstein libertad para visitas familiares y para volver al Prado», apunta Thomas F. Glick

50 HORAS EN ZARAGOZA

Inicialmente la gira de Einstein solo debía llevarle a Barcelona y Madrid, pero la picaresca española hizo que se extendiera a Zaragoza.

Según cuenta Glick en su libro, el tren que llevaba a Einstein de Barcelona a Madrid pasaba por Zaragoza. En la estación, un grupo de profesores -entre ellos el físico Jerónimo Vecino y el matemático José Ríus- subió al tren y le trasladó una invitación formal para viajar a Zaragoza.

Dicho y hecho, el lunes 12 de marzo, Vecino estaba de nuevo en la estación listo para recibir a Einstein en Zaragoza donde el célebre físico habló de la relatividad y pasó su cumpleaños, el 14 de marzo.

En apenas 50 horas, Einstein recorrió la ciudad, vio el laboratorio de Investigaciones Bioquímicas del profesor Antonio de Gregorio Rocasolano, visitó El Pilar, la catedral de La Seo, la Aljafería y la Lonja, y tuvo tiempo para tocar el violín en una fiesta en el consulado alemán, emocionarse con el canto de dos jóvenes joteras, y celebrar su aniversario con cava, según la Universidad de Zaragoza.

UN VIAJE SIN HUELLA

Pero si socialmente el viaje de Einstein por España fue como el paso de una estrella de rock, desde el punto de vista científico «no dejó ninguna huella», según las investigaciones de Glick. EFE

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3 thoughts on “La frenética y curiosa gira que Einstein hizo por España”
  1. En España la ciencia siempre ha sido muy subestimada, en esa época los inventores y grandes científicos más bien eran utilizados por las clases altas españolas solo para el lucimiento del país. Santiago Ramón y Cajal es el único Premio Nobel científico en toda la historia de España, recibió el prestigioso galardón en 1906 por el descubrimiento de las neuronas. Por desgracia también era masón, así que los fascistas españoles tuvieron el doble de excusas para denigrar su figura, nada más comenzar la dictadura fascista desmantelaron el Instituto Ramón y Cajal que creó el Premio Nobel y que era el único lugar en España donde podían avanzar en conocimientos los pocos españoles que destacasen en la sumamente retrasada España. Con la llegada de los fascistas españoles casi todos los científicos emigraron a otros países o fueron discriminados, como fue el caso del prestigioso cardiólogo Luis Calandre Ibáñez, uno de sus hijos se casó con una judía alemana. De ideales democráticos republicanos, y además integrante de la prestigiosa Institución Libre de Enseñanza, el proyecto de un grupo de intelectuales españoles para una enseñanza pública de calidad y para llevar algo de cultura a las clases más desfavorecidas, ya que España era el país más atrasado de Europa, prácticamente medieval, con una más que alta tasa de analfabetismo, mientras que el sistema educativo anterior era elitista, siempre en manos de la Iglesia Católica Española. Pero como además los ideales de ILE eran cercanos a la masonería, por tanto, el proyecto fue desmantelado cuando los fascistas dieron el golpe de estado, también sus miembros y maestros fueron perseguidos, encarcelados o asesinados, ya que prácticamente los tomaban por masones, o por judíos que sería equivalente.

    Por el otro bando, uno de los grandes científicos de los fascistas españoles fue el psiquiatra militar Vallejo Nájera, este fascista investigó a un grupo de presos republicanos y concluyó que los demócratas republicanos o los «rojos» eran una infrarraza de infrahumanos, aparte de ser el descubridor del “gen rojo”, cuando aún no se conocía la cadena de ADN. Con este gen se justificaba «científicamente» el pintoresco racismo y la eugenesia que practicaron los fascistas. Los falangistas filonazis españoles y la Iglesia Católica Española, en lugar de exterminar a todos los republicanos españoles, finalmente se decidieron por tratar de convertirlos a la ideología fascista y al ultracatolicismo español, sobre todo a los niños. Incluso llegaron a robar niños a madres republicanas, también robaron recién nacidos mediante una red de religiosos, monjas y médicos fascistas que actuaron en los hospitales públicos españoles hasta los años 90s del siglo pasado, ya muy entrada la democracia actual. 

    1. Perdón, el hijo de Luis Calandre Ibáñez se casó con una judía polaca, de la familia Hoenigsfeld, sus descendientes son españoles.

  2. Pues qué valiente Einstein, está historia debería leer la alcaldesa de Barcelona antisemitas ADA Cola , para cerrar la boca, seguro si Lea esté viaje de valiente Einstein,no decía barbaridades Ada Colau,y pedía perdón al estado y el pueblo judío!!!

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