Por Dr. Israel Jamitovsky
Recientemente se cumplieron cuatro años del fallecimiento de Itzjak Arad. Combatiente partisano y del ejército rojo durante la Segunda Guerra Mundial, alto oficial del ejército israelí, conspicuo historiador y hombre público, su vida y trayectoria reúnen y reflejan en un modo básico los dos grandes acontecimientos que el pueblo judío registra en el siglo 20: el Holocausto y el surgimiento del Estado de Israel.
Itzaj Arad nació el 11 de noviembre de 1926 en el pueblo de Swieciang a la sazón Polonia, hoy Lituania. Cuando contaba cinco años, la familia se trasladó a Zamosc en Polonia, cursa estudios en el Colegio hebreo Tarbut. Posteriormente se traslada a Lublín también en Polonia en la que existía una importante población judía. En esta ciudad, Arad cursa estudios secundarios en el Colegio Hebreo Yavne, en 1936 se traslada con sus padres y hermana a Varsovia. Al estallar la Segunda Guerra Mundial huye con su hermana y retorna a Swieciang, pueblo en el cual residían muchos de sus familiares.
En Junio de 1941, a raíz de la Operación Barbarroja, Arad se topó bajo el dominio nazi, logra evadirse de la muerte, retornando al gueto, trabajando para los alemanes en lo relacionado con el botín de guerra que estos últimos habían apresado. Pero paralelamente promueve y organiza una organización clandestina aprovechando el armamento germano. Para 1942 fallan en su intento de escapar del gueto e incorporarse a las distintas unidades partisanas. Lo lograron en 1943 cuando este colectivo se escapa a los bosques y se incorpora a la unidad de partisanos soviéticos en Vilna. Arad tomó parte en numerosas acciones militares y entre ellas la explosión de trece vagones de ferrocarril germanas. Posteriormente se adhieren a la unidad de partisanos no judíos y lituana denominada Vilnius. Y es aquí donde Arad se topó con el antisemitismo de los partisanos lituanos.
En abril de 1943, logra penetrar al Gueto de Vilna y encontrarse con el líder de la organización clandestina Aba Kovner. A partir de ahí, se une a este colectivo combatiendo a los nazis y a sus entusiastas colaboradores en Bielorrusia. Es aquí donde recibe el apodo de Tulke que lo acompañará durante toda su vida. A raíz de su protagonismo en el espacio partisano, recibió la máxima condecoración a que se hacen acreedores los partisanos. Posteriormente se incorporó al ejército soviético y combatió en sus filas hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial.
AMPLIANDO LOS HORIZONTES DE YAD VASHEM
En 1945, Itzjak Arad asciende a Israel radicándose en el Kibutz Yagur, posteriormente se incorpora al Palmaj (organización combatiente de la izquierda sionista). Luego participa en la Guerra de Independencia de Israel, detenta distintos cargos en el espacio militar israelí y en 1968 es designado Oficial Principal de Educación del ejército israelí. Paralelamente obtiene su primer título universitario en Historia y Ciencias Políticas en la Universidad de Tel-Aviv. Y en 1968 obtiene su segundo título en un tópico relacionado con el Holocausto. En 1974 obtiene su doctorado por parte del Colegio de Ciencias Judaicas de la Universidad de Tel-Aviv bajo la égida de Daniel Carpi. Su tesis doctoral fue El Holocausto de los Judíos de Vilna y su lucha ante la aniquilación. Itzjak Arad fue igualmente conferenciante y docente en esta Casa de Estudios.
En 1972, Ygal Alón-a la sazón Ministro de Cultura- le ofreció la presidencia del Instituto Iad Vashem de Jerusalén, Arad acepta el ofrecimiento, retirándose del ejército israelí en calidad de Vicecomandante pero retorna en 1973 por un período de tres meses a raíz de la Guerra de Yom Kipur.
Arad presidió Yad Vashem entre 1972 y 1993 y durante este período le dio a este organismo un nuevo impulso en lo que atañe a conocimiento y concientización del Holocausto, a saber:
• Promovió la trasmisión por radio y televisión de la ceremonia de recordación del Día del Holocausto y el Heroísmo por la Radio y Televisión Israelíes.
• Erección en Iad Vashem de un Centro Mundial de Enseñanza del Holocausto en colaboración con el Ministerio de Educación de Israel en el cuyo contexto miles de alumnos visitan el Instituto y numerosos docentes participan en jornadas de estudio relacionadas con el Holocausto.
• Otra iniciativa de Arad fue convertir la exposición permanente de Yad Vashem en un Museo Histórico.
• Ampliación y desarrollo del Palacio de los nombres que apunta a perpetuar la memoria de cada judío asesinado en el Holocausto, emprendimiento éste que cobró nuevos bríos gracias a Itzjak Arad.
• Incorporación de tecnologías avanzadas, de tal suerte que la visita a Yad Vashem configura una genuina vivencia para cada visitante.
• Pese a que en aquellos años los países de la Europa Oriental de entonces habían cortado relaciones diplomáticas con Israel, Arad se las ingenió para contactarse con numerosos archivos de estos países y obtener una valiosa documentación relacionada con el Holocausto.
Arad publicó más de diez libros relacionados con el tópico del Holocausto, algunos de los cuales fueron traducidos a distintos idiomas. Fue igualmente codirector y autor de varias obras y entre ellas, de un valioso emprendimiento. Se trata de la Enciclopedia sobre el Holocausto compuesta por cinco tomos y editada en 1990.
Se hizo igualmente acreedor a varias distinciones, a saber:
• En 2004, obtiene El Premio a la memoria a nombre de Yaakov Buchman otorgado por el Instituto Iad Vashem a escritores, artistas e investigadores que apuntan a perpetuar la memoria del Holocausto. Lo hizo en mérito a su libro Historia del Holocausto y los Territorios Anexados.
• En 2008, se hace acreedor al premio Itzjak Sade de Literatura Militar por su libro El Judaísmo de la Unión Soviética y su lucha contra la Alemania Nazi.
• En 1997, recibe el Premio Igal Alón al emprendimiento pionero y ejemplar.
En el plano personal contrajo enlace con Mijal Finkelstein a quien conoció durante la Guerra de Independencia de Israel. Del matrimonio nacieron dos hijos y una hija. Tuvieron 11 nietos, una de sus nietas se ofreció a servir y sirve en una de las unidades selectas del ejército israelí.
El Dr. Itzjak Arad falleció el 6 de mayo de 2021 a los 94 años. Al acaecer su fallecimiento, Ronén Plot, vicepresidente del Instituto Yad Vashem, afirmó: “Somos conscientes que llega un momento en que cada ser humano se aleja de nosotros, pero esta premisa no disminuye el dolor que nos causa la desaparición de un héroe como Itzjak (Tulke) Arad. Este último pertenece a una generación que desaparece, una generación de sobrevivientes, de partisanos, de combatientes del Ejército de Israel, de combatientes del recuerdo. Toda despedida a un sobreviviente del Holocausto configura un recordatorio para nosotros, que la tarea de preservar la memoria recae más que nunca sobre nosotros”.
El pueblo en el que Itsjak Rudnitski-Arad nacio se llama Sventsion en el idioma idish y Svecyonis en el de los lituanos, quienes hace ya 20 anios que blanquean y honran la memoria de sus asesinos nazis lituanos, y que tratan de ensuciar el honor y la memoria de los heroes que les hicieron frente, como fue el caso de Itsjak Arad za»l.
Corroborando lo que la estimada lectora señala en relación a los nazis lituanos, cabe señalar que en el año 2008, la Policía y la Fiscalía de Vilna iniciaron una investigación contra Arad por presuntos crímenes contra lituanos en su calidad de partisano en la época del Holocausto.Según trascendió, eran los nazis lituanos que después del período soviético, algunos de ellos se tornaron en héroes. Felizmente después de medio año el expediente se clausuró.
Si, clausuraron el expediente de Itsjak Arad porque sin pruebas fehacientes no iba a prosperar y porque tenia el potencial de alarmar y convertirse en un escandalo internacional, pero con otros partisanos y partisanas judios -mas anonimos- si que siguieron, no clausuraron nada aunque igualmente sabian que tampoco iban a prosperar.
Al contrario, se pusieron a reescribir todas las partes de la historia del Holocausto donde actuaron nazis lituanos, para hacerles «quedar mejor» ante las nuevas generaciones que no saben nada de historia, se entiende.
Los lituanos empezaron a matar judios por iniciativa propia y mucho antes de que los invasores nazis (junio del ’41) dieran la orden. Hasta al jefe de gobierno lituano, que fue un consumado nazi, lo desenterraron para volverlo a enterrar con todos los honores de un sepelio de Estado. Eso, ademas de las estatuas, las calles y plazas, y las instituciones que «honran» la memoria de los nazis lituanos, asesinos de nuestras familias y de nuestra gente.