La guerra entre Israel y Hamás en Gaza y la participación activa de Hezbollah en el conflicto con Israel en el Líbano han producido un cambio significativo en el lenguaje utilizado por Hezbollah para definir sus posiciones frente a Israel.
Un cambio significativo ha sido reemplazar el lema nacional que caracterizó a Hezbollah desde su creación en 1982 por un lema islámico, como se observa en todos los medios de comunicación relacionados con Hezbollah.
Los portavoces de Hezbollah afirman ahora que las acciones perpetradas contra Israel son llevadas a cabo por la «Resistencia Islámica», una clara desviación de lo que se definió en el pasado como la «Resistencia Libanesa» o simplemente «la Resistencia» contra la ocupación israelí del territorio libanés.
El uso del término «Resistencia Islámica» no es casual. «Amal», la segunda milicia y formación política chií más importante del Líbano, tiene desde su creación un acrónimo para los «Regimientos de la Resistencia Libanesa» (en árabe Afwaj al-Muqawama al-Lubnaniyyah).
El acrónimo no ha cambiado, mientras que Hezbollah ha adoptado una nueva firma que representa un cambio ideológico ya que ya no se define como una «Resistencia Libanesa» sino más bien como una «Resistencia islámica».
Para aclarar y comprender la diferencia entre los dos lemas, hay que mirar a «Hamas», una organización terrorista sunita cuyo nombre representa el acrónimo del Movimiento de Resistencia Islámica – «Harakat al-Muqawama al-Islamiya» – una rama del Hermandad Musulmana Egipcia.
Esta nueva autoidentificación ha sido copiada por Hezbollah, una organización chií que ha luchado contra las milicias y facciones yihadistas suníes desde que intervino en la guerra civil siria.
Hezbollah ha adoptado la formulación «islámica» que era particular de Hamás y otras facciones yihadistas.
Las razones detrás del cambio del eslogan de Hezbollah son obvias.
La guerra entre Israel y Hamas ha ilustrado el cambio dramático en las milicias de primera línea que enfrenta Israel.
Hamás y la Yihad Islámica Palestina (YIP) y otras facciones libanesas y extranjeras (iraquíes, paquistaníes y afganas que luchan contra Israel) se han convertido en representantes iraníes de pleno derecho, recibiendo financiación, entrenamiento, equipos sofisticados y, lo más importante, instrucciones de Teherán en sus enfrentamientos con Israel.
La metamorfosis de Hezbollah de «Resistencia Libanesa» a «Resistencia Islámica» no ocurrió de la noche a la mañana.
Es el resultado de un largo proceso iniciado por Teherán con la asistencia activa de Hezbollah en el Líbano.
La adopción del lema islámico pretende ser ecuménica y simboliza más que nada que la guerra contra Israel no es sólo un esfuerzo liderado por Irán sino también por facciones suníes que se han unido bajo la bandera de Hezbollah en la guerra contra «los herejes, «el usurpador», o el llamado «estado de ocupación» (el Dawlat al-Ihtilal).
Ya no es una guerra para recuperar el territorio perdido; de hecho, es una guerra santa, una guerra de aniquilación, una guerra islámica contra una presencia hereje extranjera, comparable a cuando las tropas árabes dirigidas por un comandante de origen kurdo llamado Saladino (Salah ad-Din, 1137-1193) derrotaron a los cruzados que se habían establecido en Tierra Santa desde hacía más de un siglo.
El dinero es lo que cuenta
Vale la pena subrayar que en sus inicios como República Islámica, Irán intentó unir a los estados árabes suníes bajo una ideología panislámica, lo que resultó ser un fracaso.
El reciente retorno de esta fórmula está teniendo más éxito porque las facciones terroristas palestinas que luchan dependen casi totalmente de la asistencia iraní.
Tanto Hamás como la Yihad Islámica Palestina han recibido dinero y armas para construir una base de poder sólida capaz de soportar ataques de Israel.
Además, Hamás y la Yihad Islámica enviaron aprendices al Líbano, Siria e Irán, donde se capacitaron en la producción de armamentos sofisticados.
Finalmente, luchar bajo la bandera de la «Resistencia Islámica» es la materialización de la visión de Qassem Suleimani de unificar todos los frentes (suníes y chiís) para rodear a Israel y crear un cinturón asfixiante que socave la existencia del Estado hebreo.
En cuanto al Gobierno libanés y el establishment cristiano y suní, los acontecimientos en la parte sur del país y el hecho de que Hezbollah esté librando una guerra de Resistencia Islámica contra Israel demuestra una vez más el fracaso del Estado libanés a la hora de ejercer su autoridad en la caótico situación que ha sido creada por la alianza de Hezbollah desde el 8 de octubre de 2023, cuando su líder decidió unirse al esfuerzo bélico contra Israel.
Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs
con el nombre que sea, se iran al infierno igual. Israel se encargara de eso.
En la próxima guerra tenemos que tomar el sur de Líbano.
Al igual que el golan, es estratégico y además es buena tierra