Para un estudio israelí no hay pruebas claras de que el COVID-19 se transmitiera desde los murciélagos

6 septiembre, 2022
Una mujer con barbijo en plena pandemia. Foto: Creative Commons

Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv rechaza las afirmaciones según las cuales el origen del brote de COVID-19 está en los murciélagos. Según el estudio, los murciélagos tienen un sistema inmunitario muy eficaz que les permite enfrentarse con relativa facilidad a virus considerados letales para otros mamíferos.

El estudio fue dirigido por la Dra. Maya Weinberg, del laboratorio del profesor Yossi Yovel, director de la Escuela de Neurociencia Sagol y miembro del cuerpo docente de la Escuela de Zoología y el Museo Steinhardt de Historia Natural de la Universidad de Tel Aviv. El equipo de investigación revisó decenas de artículos y estudios punteros en este campo. Y sus conclusiones se publicaron por escrito en la prestigiosa revista iScience Journal.

Los investigadores explican que la infame reputación de los murciélagos es bien conocida tanto por la comunidad científica como por el público en general. Porque a menudo se les acusa de ser reservorios de virus, incluido el Covid-19, lo que supone una amenaza para la salud pública. En el presente estudio, Weinberg trató de desmentir esta teoría errónea y demostrar que los murciélagos desempeñan un importante papel en la exterminación de insectos, la replantación de zonas deforestadas y la polinización de una serie de cultivos. Los investigadores afirman que sí hay pruebas de que el origen del antiguo potencial Covid-19 estuvo en los murciélagos. Sin embargo, dos años después de que estallara la pandemia, no se sabe con seguridad cuál es el origen exacto de la variante COVID-19.

Al respecto, Weinberg dijo: «En general, se concibe erróneamente a los murciélagos como reservorios de muchas enfermedades contagiosas, sólo por ser serológicamente positivos. Es decir, en posesión de anticuerpos, lo que significa que los murciélagos han sobrevivido a la enfermedad y han desarrollado una respuesta inmunitaria. Después, han superado el virus por completo y se han desvinculado de él; por tanto, ya no son sus portadores. No obstante, en muchos casos es posible encontrar en los murciélagos un virus similar a un patógeno humano. Sin embargo, no es patógeno para el ser humano, y no es suficiente para utilizar a los murciélagos como reservorio».

Y añadió: «Para examinar la situación general, realizamos un meta-análisis de la literatura y comprobamos el hallazgo de más de 100 virus para los que los murciélagos se consideran reservorios potenciales; como el Ébola, el SARS y el COVID-19. Descubrimos que en un número considerable de casos (48%) esta afirmación se basaba en la incidencia de anticuerpos o en pruebas PCR. Y no en el aislamiento real de virus idénticos. Además, muchos de los resultados comunicados no son convincentes».

«El mero aislamiento de un virus no es suficiente para considerar a un animal como reservorio, ya que se requiere un número mínimo de casos índice en los que se aísle el virus para considerarlo un animal reservorio, así como la existencia de una vía de transmisión establecida. Además, la mera detección de un determinado virus en los murciélagos no asegura necesariamente una nueva infección. Sino que deben darse otras condiciones biológicas, ecológicas y antropogénicas para que se produzca este hecho».

Según los investigadores, simultáneamente, en los últimos años se están acumulando pruebas del hecho de que los murciélagos son capaces de hacer frente a diferentes virus, incluidos los letales, mejor que los humanos y la mayoría de los demás mamíferos. Tras más de 100 años de atención a los virus que portan los murciélagos, parece que su sistema inmunitario se caracteriza por una respuesta contenida durante los procesos inflamatorios. En su opinión, los murciélagos han desarrollado un excelente equilibrio entre resistencia y tolerancia: una mayor respuesta de defensa del huésped y tolerancia inmunitaria a través de varios mecanismos diferentes. Las vías inflamatorias moderadas contribuyen a la tolerancia inmunitaria de los murciélagos, y a una respuesta bien equilibrada que impide el desarrollo del virus.

Para concluir, la experta comentó: «El estudio exhaustivo que hemos realizado plantea serias dudas sobre la posibilidad de que los murciélagos sean el origen del brote de Covid-19. Los hallazgos dan pie a la perspectiva contraria, según la cual debemos estudiar a fondo las capacidades inmunológicas antivirales de los murciélagos. Y obtener así nuevos y eficaces medios para hacer frente a la lucha de la humanidad contra las enfermedades contagiosas, el envejecimiento y el cáncer».

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