Luego de lo que parecía un arranque triunfal para el bloque pro-Benjamín Netanyahu, los canales actualizaron sus proyecciones y el camino se estrecha para el mandatario.
Los promedios muestran al Likud con 30 bancas seguido por Yesh Atid con 17. Esto marca una mejora leve en el partido de Yair Lapid y un descenso del partido oficialista. Por otro lado, los ortodoxos sefaradíes de Shas estarían quedando en un tercer lugar con nueve bancas, mejorando sus cifras.
Con ocho bancas quedan la Lista Árabe Unida y Azul y Blanco, dos partidos que ven notoriamente disminuidos sus bloques desde las elecciones del año pasado.
Cinco partidos empatarían con siete bancas: Yamina, UTJ, Avodá, Israel Beiteinu y la sorpresa, Sionismo Religioso. El resultado de este último marca el regreso del kahanismo a la Knéset, una ideología de ultraderecha. Con seis bancas, cerrarían el reparto electoral Meretz y el partido de Gideon Sa’ar.
Con estos resultados, el bloque pro-Netanyahu (Likud, Shas, UTJ y Sionismo Religioso) queda con apenas 53 bancas. Por su parte, el bloque opositor suma 60. Los escaños de Bennet, entonces, no serían suficientes para garantizar la continuidad de Netanyahu en el poder, pero tampoco se ve viable una coalición opositora.