El silencio que habla. Reflexión.

8 abril, 2024 ,

Moshé dijo a Aharón: “Acerca de esto habló el Eterno para decir:
‘Yo seré santificado a través de Mis allegados y en presencia de todo el pueblo seré glorificado’.” Y Aharón se quedó callado.
Parashat (capítulo) Sheminí. Levítico 10-3

¿Hablar o callar?

Frente al dolor, o en ocasiones frente a acciones o castigos que exceden completamente nuestra comprensión, en particular cuando toca de cerca

a los nuestros. Y nosotros no entendemos, y desde nuestra finitud humana lo vemos como un golpe demasiado fuerte en relación al pecado o a cuando

alguno de los nuestros da un paso en falso y la reacción divina es violenta pero

exacta, y desproporcionada a nuestros ojos terrenales.

Nadab y Abihu, por decisión propia.

Actuaron, y la omnisciencia divina (conocimiento de todas las cosas reales y posibles, atributo exclusivo de D’os), no constituye un obstáculo al libre albedrío según la exégesis bíblica.

Querer innovar y adelantarse, u ofrendar un “fuego extraño” que suena parecido a lo que se denomina “avodá zara” o un trabajo extraño. O cualquier forma de idolatría que incluso puede adoptar el formato de servicio divino o maquillarse de diversas formas o bajo distintos ropajes o mascaras.

El modelo divino, versus el modelo humano.

La ley divina no admite cambios ni excusas. Ni permutas. La transgresión tiene un costo, y el pago será recibido no importa la posición o jerarquía.

Nosotros los humanos, acostumbrados a la ley humana, que casi siempre se modifica a nuestros deseos y necesidades o incluso a intereses de ocasión.

En esta última talla la posición social, y también corre o gira en sus decisiones de acuerdo a un dinero que corre por un río subterráneo o canales alternativos de presión y amenazas, siendo los mismos jueces y abogados y auxiliares de la justicia (en la mayoría de los casos), cómplices y pervertidos que abusan y distorsionan el accionar legal.

La reprimenda al pueblo de Israel y en particular a los jueces es muy extensa en el discurso profético.

De hecho y para concluir este bloque, los profetas fueron en su mayoría hombres soledosos, justamente para evitar de contraer “compromisos” de cualquier índole que hicieran incompatible su función, dado lo que hoy denominamos en particular en el ámbito médico “conflicto de intereses”.

Aharón entendió. Final.

Que se trataba de un decreto divino. No hay apelación posible. Solo cabe la resignación, la aceptación del veredicto, y continuar con la tarea dictada desde lo alto.

Mucho se ha tratado de lo bueno pero difícil que es contener el enojo, en particular cuando tocan nuestro ego y a los nuestros.

La Torá nos pide algo que nada contra la corriente de la tendencia humana. Que es callar y no responder, como dice el pasuk o versículo: “Tole eretz Al belima”, es decir el que Bolem pib (cierra su boca) mantiene el mundo.

Obvio, cabe aquí la pregunta ¿cuándo es bueno o necesario hablar y cuando es mejor callar? ¿Y si callar no es otorgar?

No cabe duda que las Sagradas Escrituras tienen capas de profundidad, y no debemos mirar las letras y palabras en forma superficial.

De todas formas, el hermano de Moshé entendió cual debía ser su actitud en medio de su tremendo dolor de padre. D’os luego lo recompensó por su silencio.

Para concluir, no todos estarán satisfechos con esta reflexión. Y comparto en parte esta apreciación, pero igualmente adhiero a la idea o línea de la limitación humana.

Y para el cierre cito a Job 38-4 cuando Hashem o el Todopoderoso le pregunta:

¿Dónde estabas tú cuando yo “fundaba la tierra”? Házmelo saber si tienes entendimiento. 

Shavua Tov.

Dr. Natalio Daitch

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