En 1968, el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido decidió enviar a Sir Horace Phillips como embajador a Arabia Saudita. El diplomático ya había servido a su país en muchos países, como Irán, Yemen, Bahréin y Afganistán.
Luego de que la Reina Isabel II firmara su traslado, y a priori Arabia Saudita aprobara su nombramiento, Phillips se trasladó con su mujer hasta el país que lo hospedaría.
Pero cuando llegó, el Rey Faisal se enteró que el diplomático era judío. Entonces tomó una medida sin precedentes: la máxima autoridad saudí decidió retirar su aceptación, a pesar de haber ya aceptado el nombramiento.
La carrera diplomática de Phillips no se detuvo por este incidente. Continuó sirviendo como embajador en Turquía, Indonesia y Tanzania. 19 años después de su muerte, el Ministerio de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo (FCDO) decidió honrar su trayecto.
Sir Philip Barton, encargado de la FCDO, expresó el honor que era para él nombrar uno de los salones con el nombre del diplomático. “El salón Philips honra la extraordinario contribución de Sir Horace y todo el personal judío de la FCDO, del pasado, del presente y del futuro. Al dedicar esta sala a él, tenemos la oportunidad de compartir su historia con el staff y los visitantes de nuestro edificio de la calle King Charles”, afirmó Philip.
Además, agregó que “la historia incluye los logros significativos de Sir Horace, pero también reconoce los desafíos que enfrentó, y los que pueden seguir enfrentando nuestros colegas judíos hoy en día”.
Bravo!