Las violaciones de los controles de precios de alimentos impuestos por el gobierno se duplicaron en la primera mitad de 2017.
La lista de artículos en los que el gobierno impone controles de precios incluye sólo 22 productos, incluyendo pan, huevos, leche y productos lácteos, quesos duros y sal. Se han promulgado una serie de leyes relativas a estos productos, tales como la publicación de un cartel que indica el producto en el que se controla el precio. Se espera que las empresas tengan cuidado al vender estos productos al precio controlado actualizado.
Un anuncio del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y del Ministerio de Economía e Industria indica que en el primer semestre de 2017 una de las tres empresas inspeccionadas cobró más del precio controlado, el doble que en el mismo período del año pasado. La mayoría de las violaciones se referían a los huevos, pero también la leche, el queso y la crema. El 72% de las violaciones fueron hechas por despensas y minimercados, principalmente en la región central.
4.752 empresas fueron verificadas durante este período. Se presentaron 500 denuncias, en las que se encontraron 183 casos de precios ilegalmente altos en el punto de venta al consumidor (a veces más de una infracción en un punto de venta), en comparación con sólo 120 casos de violaciones del control de precios en todo 2016.
El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Ministerio de Economía e Industria dicen que han intensificado la aplicación de la ley, presentando acusaciones contra propietarios de empresas y administradores (en los casos en que han cometido delitos o han violado su deber de prevenir los delitos).
El problema en Israel es que a las asociaciones de consumidores (hay varias) les falta 2 cosas esenciales: independencia e influencia. No tienen los medios para ser realmente independientes y su lobbying carece de influencia. En resumidas cuentas, no protegen como deberían al pequeño consumidor particular, y como la definición de su ‘core business’ lo deja suponer…
No puede ser peor que en España, la principal asociación, OCU, parece una secta de venta piramidal que se financia a base de vender una revista exclusiva y los consumidores no subscritos no pueden leer sus artículos y pruebas comparativas, la segunda más famosa, Facua, se dedica a denunciar casos puntuales que son más asuntos de justicia y el portavoz estuvo amenazado por otra asociación fascista de consumidores de bancos, Ausbanc, que se dedicaba a extorsionar a empresas y políticos y que distribuía una revista entre los funcionarios de la justicia española, por corrupción y sus métodos mafiosos los líderes fueron denunciados hace poco. Los consumidores españoles pueden leer comparativas de algunos productos de alimentación en una revista, consumer, que distribuye una conocida cadena de hipermercados, eroski, y alguna vez los artículos que aparecen en revistas como la erótica interviú. En cuanto al control de precios de los productos básicos, en España no existe ese control, hay algunos de estos productos como la leche que se suelen vender por debajo del precio de costo para atraer clientes y deja a los pequeños productores sin posibilidad de obtener beneficios, en el caso del pan hay una guerra de precios y España puede ser el país con el peor pan del mundo, el precio pueden ser bajo pero se trata de pan a base de masa industrial congelada o con fermentación rápida, hecha con las harinas más baratas que encuentran, al principio el aspecto es de pan normal pero conforme pasan las horas cada vez se parece más al chicle o se desprende el interior de la corteza. En Madrid y algunas otras localidades existen panaderías que venden pan bueno o normal, lo venden a precios bastante más altos como si fuese un artículo exclusivo o de lujo, y lo mismo ocurre con otros productos como el café, porque en España el café más extendido, también por bares, es el torrefacto o mezcla de natural y torrefacto, que es un café de baja calidad tostado con azúcar para darle un color negro y un sabor fuerte y amargo.
Pues al consumidor particular israelí muchas veces no le queda otra que dirigirse a un programa de televisión para que le enderecen los “tuertos”, porque los culpables de abusos desean evitar a toda costa la publicidad negativa en programas de TV con mucha audiencia.
La mayoria de los israelies ni se fija en el precio de lo que compra.