Contradicciones

13 diciembre, 2021 ,
El presidente iraní Hassan Rouhaní y Ali Akhbar Salehi observan nuevas centrifugadoras Foto: Oficina de la la Presidencia de Irán/WANA (West Asia News Agency)/Handout vía REUTERS

Elías Farache S.

Israel se presenta como un país de muchas contradicciones. Es un país que tiene el aparato de defensa más probado del mundo entero, y sigue estando siempre al vilo de la supervivencia.  Tiene un derecho histórico, religioso y ganado en combate de posesión de la tierra, avalado por las tres religiones monoteístas mayoritarias del planeta y su existencia está sujeta a campañas desprestigio y cuestionamientos.

Lo anterior aplica al contexto internacional, pero en lo interno también se dan muchas contradicciones.  Empezando por las continuas descalificaciones que se endilgan los partidos de gobierno y oposición, y las que se dan entre los miembros de bandos aliados. Como en la misma coalición de gobierno.

Las descalificaciones y enfrentamientos que se dan dentro de Israel dan la imagen de un país en serios problemas, un país que no debería funcionar bien. El lenguaje y el tono de los noticieros, diarios y programas de opinión es lamentable. Ello no se corresponde con la realidad ni con el performance del país en su totalidad.

Israel es la punta de lanza en cuanto a cómo enfrentar el peligroso COVID-19. Sus planes de contingencia y de vacunación, criticados en los foros internos, han sido efectivos y preventivos. Con todo y las muchas críticas, sus gobernantes de turno y del pasado, son muy respetados fuera de Israel, mucho más que dentro de los confines del pequeño estado.

En lo macro, Israel va muy bien. Su economía con una moneda muy fuerte, su industria en general, su condición de nación “de empresas de arranque” (Start up Nation), sus avances en tecnología y medicina, su desarrollada agricultura, su nivel educativo. En lo micro se ven ciertas costuras: la brecha social entre los que más tienen y menos tienen, los que tienen más acceso al bienestar y el progreso y los que tienen dificultades obvias.

Pero no cabe duda de que Israel es un país exitoso, que ha superado serios inconvenientes. En lo macro está muy bien, en lo micro, aquello que es delicado pero que no atenta contra su supervivencia, la situación tampoco es mala. Todo es susceptible de mejoría.

Israel se enfrenta desde hace varios años a un macro problema. La carrera nuclear de Irán es una amenaza a su existencia. La lógica apunta a que ello no debería ser así, pero las declaraciones del régimen islámico y las poco convincentes negociaciones que se llevan a cabo revisten la situación de mucha gravedad. Una gravedad que debe preocupar a todo el mundo, pero que para Israel no le deja margen de maniobra. Una amenaza nuclear sobre Israel, cierta y latente, no resiste ninguna tolerancia.

Es un país de contradicciones en un mundo de contradicciones. Desarrollando programas nucleares, sometidos a un virus que se esfuma con agua y jabón, pero que no logra erradicarse con avanzadas vacunas, medidas de confinamiento y restricciones por doquier.

Aunque parezca una contradicción, quizás sean las contradicciones la fuente de la inventiva necesaria para cierto progreso. Y las críticas exageradas, el impulso necesario para estar siempre alerta y mejorando.

Aún así… es contradictorio.

[email protected]

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.