Conflicto entre las superpotencias: Israel debe elegir a EEUU

Joe Biden y Yair Lapid Foto: Kobi Gideon / GPO vía Flickr

Por Eldad Shavit

La tensión entre Israel y Rusia en torno a la continuación de la actividad de la Agencia Judía en Rusia, que se interpreta en Israel en parte como la respuesta de Moscú a la posición del primer ministro Yair Lapid con respecto a la crisis en Ucrania, ilustra una vez más la naturaleza problemática del intento de Israel conservar el pastel entero y comérselo también: por un lado, mantener una buena relación con Moscú tanto como sea posible, y al mismo tiempo demostrar apoyo a las posiciones de Occidente en el contexto de la guerra en Ucrania.

La visita del presidente Biden a Israel y la Declaración de Jerusalén, aunque carecieran de algo sustancialmente nuevo, ilustraron el compromiso inequívoco de Estados Unidos con la seguridad y el bienestar de Israel y, al mismo tiempo, la necesidad de Israel de considerar los intereses de Washington en el ámbito internacional.

Por lo tanto, es importante que Israel formule rápidamente una política coherente, que se derive ante todo del objetivo de mantener la relación especial entre Israel y Estados Unidos, incluso a costa de ajustes de política con respecto a otros países.

Se espera que la competencia entre las grandes potencias y el objetivo de China y Rusia de establecer un nuevo orden mundial profundicen las tensiones actuales entre ellos y Estados Unidos.

Además de la campaña en curso en Ucrania, cuyo final no se vislumbra, es posible que la visita prevista a Taiwán de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, exacerbe en gran medida las tensiones entre Washington y Pekín, que ya ha amenazado con responder a la visita.

También se espera que se agraven los dilemas políticos a los que se enfrenta Israel, debido a la tensión entre la necesidad de mantener su posición como aliado de Estados Unidos y, por otro lado, la de proteger sus intereses frente a Rusia y China.

Es probable que, en Washington, tanto en la Administración como en el Congreso, se espere que Israel se mantenga resueltamente del lado estadounidense.

Más allá del deseo de Israel de presentarse como un país occidental que preserva los valores democráticos y para el cual las relaciones con los Estados Unidos son una prioridad máxima; los desafíos que enfrentará el gobierno israelí en el próximo año, encabezados por el comportamiento provocador de Irán en la ausencia de un acuerdo nuclear así como la posibilidad del deterioro de la seguridad frente al Líbano a raíz de las amenazas de Nasrallah de frustrar la intención de producir gas en el campo de gas de Karish, obligarán al gobierno a profundizar el diálogo estratégico con Washington.

Los objetivos de este diálogo deben ser alinear posiciones y formular un plan de acción acordado frente a los acontecimientos, tanto en el ámbito regional como internacional.

Fuente: INSS The Institute for National Security Studies

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