Un memo clasificado del Ministerio de Exteriores elaborado para valorar el impacto de las protestas populares en Irán señala que las manifestaciones han debilitado al régimen de los ayatolas, y que si continúan podrían amenazar su estabilidad.
El documento, elaborado por el ala de inteligencia dela Cancillería y compartido con la Oficina del Primer Ministro, el Gabinete de Seguridad, y las embajadas israelíes de todo el mundo, destaca que el régimen fue tomado por sorpresa por las protestas, y, en respuesta, está tratando utilizar diversos medios tales como arrestos y el bloqueo de las redes sociales para sofocar las manifestaciones, según un reporte del Canal 10.
Mientras que las protestas se focalizaron en un principio en cuestiones económicas, comenzaron luego a cuestionar el apoyo de Irán a Siria, al grupo terrorista libanés chií Hezbollah y los rebeldes hutíes del Yemen, indica el documento.
«La escalada de los mensajes de la protesta atestigua nuestra comprensión de un cierto quiebre de la barrera del miedo de los ciudadanos iraníes», afirma el documento. Desde la brutal represión del gobierno a protestas similares en 2009, los iraníes han tenido cuidado de no permitir que el descontento se extienda más allá de las redes sociales. Sin embargo, las recientes manifestaciones han demostrado que la «barrera» se ha erosionado, concluyen los analistas de la Cancillería.
Si bien las protestas no representan en estos momentos una amenaza para el régimen, el Ministerio de Exteriores afirma que socavan su legitimidad y podrían amenazarla a largo plazo. «Por el momento, las protestas no constituyen una amenaza para la supervivencia del régimen, pero sí lo debilitan y socavan su legitimidad, y es probable que amenacen su estabilidad en el largo plazo», sostiene el documento.
El memo también asevera que el presidente de Irán, Hassan Rohani, y el Cuerpo de Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) están en la misma sintonía con respecto a los esfuerzos para poner fin a las protestas, y que el CGRI y la milicia paramilitar Basij están ejerciendo moderación y se centran en la disuasión.
«A pesar del hecho de que la imagen de Rouhani ha sido algo dañada, parte del público todavía cree en él o por lo menos lo ve como el mal menor», puntualiza el reporte.