A 80 años del levantamiento del gueto de Treblinka

Dr. Israel Jamitovsky

Dedicado a la memoria de mi extinta madre Anita Jamitovsky(de bendita memoria), referente indeclinable de compromiso y vocación de servicio, al cumplirse en estos días diez años de su fallecimiento.

El levantamiento del Gueto de Varsovia marcó no sólo un capítulo glorioso de la historia judía moderna, sino que fue un claro referente  a otros levantamientos menos conocidos como los de Treblinka y Sobibor. En esta oportunidad abordaré brevemente el de Treblinka al cumplirse  precisamente en estos días 80 años del comienzo de  dicha rebelión.

Treblinka fue un campo de exterminio instaurado por los nazis al nordeste de Varsovia, construido en el marco de la Operación Reinhard y diseñado para aniquilar la población judía de Polonia(la mayor del continente) así como  la de judíos de otras partes de Europa. El primer grupo de judíos exterminado en Treblinka fue en julio de 1942 y en los catorce meses posteriores, los nazis exterminaron a unas 900.000 personas, en su casi totalidad judíos a los que se le agregaron  algunos centenares de gitanos.

En mayo de 1943, quedaron en Treblinka sólo 1000 judíos que pertenecían al colectivo de trabajos forzados, los nazis entendieron que era de su real interés mantener con vida a este colectivo para el mejor funcionamiento del campo de exterminio. Pero a la vez, un colectivo más o menos estable estaba en condiciones para promover y organizar una revuelta en el momento adecuado.

Ya en setiembre y octubre de 1942 algunos judíos lograron huir de Treblinka, otros especialmente jóvenes  intentaron  hacerlo aunque infructuosamente. Conscientes estos prisioneros  del final que les esperaba, a principios de 1943, formaron una organización combatiente clandestina y un  comité organizador. Al frente de la misma, se encontraban miembros que detentaban cargos importantes en Treblinka como el Dr.  Julián Chorazycki médico de los oficiales nazis del campo, el capo principal  Marcel Galewski y otros capos. La organización clandestina estaba formada por prisioneros de la parte central del campo y de la zona de exterminio. Al frente de esta última área, se encontraba Zelomir  Bloch, un hombre carismático que había sido oficial en el ejército checoslovaco.

La  organización clandestina se propuso hacerse del armamento sito en el depósito del campo de exterminio y entregárselo a sus miembros, tomar las riendas del campo, destruir este espacio, huir en dirección a los bosques e incorporarse al colectivo de los partisanos.  La organización contó de 50 a  70 miembros, pero confiaba que en el momento oportuno, se incorporarían a su seno y huirían los demás prisioneros.

CAMBIO DE PLANES

Los organizadores de la revuelta planearon iniciarla a principios de 1943 cuando se filtraron  en Treblinka informaciones acerca de la derrota germana en Stalingrado. Pero las circunstancias los obligó a postergarla, habida cuenta que una epidemia de tifus se desató en el campo de exterminio .Amén de ello, uno de sus principales líderes-Zelomir Bloch- fue sancionado y trasladado a un sector del campo al cual sus compañeros no tuvieron acceso. Por otra parte, los nazis eliminaron a uno de sus organizadores por su intento de persuadir a un guardia ucraniano de que suministre  armamento a los judíos y otro tanto hicieron con uno de los cabecillas de la organización clandestina cuando detectaron en su barraca, oro y dinero que los judíos habían reunido para la adquisición de armamento.

Pese a ello y dada la inminente liquidación del campo de exterminio, se decidió no postergar más la revuelta, la cual comenzó el 2 de agosto de 1943 a las 13 horas, aprovechando la circunstancia que cuatro  miembros de la SS y dieciséis guardias ucranianos dejaron el campo de Treblinka para  bañarse en el cercano río Bug. Fue por cierto una circunstancia favorable para el comienzo de la rebelión ese mismo  día. Los combatientes  lograron hacerse de una copia de la llave del depósito de armas y recogieron el armamento pertinente. Posteriormente hicieron explotar el depósito de gasolina. Treblinka ardía y en ese contexto, los judíos comenzaron a huir en todas direcciones. Los rebeldes lograron incendiar y destruir las cámaras de gas y otras instalaciones, pero no lograron cortar y desmantelar la electricidad, lo que causó la muerte de numerosos prisioneros que intentaron huir por una de las salidas electrificadas del campo. Todo Treblinka construido en su mayoría de madera quedó totalmente destruido.

En total  unos 200  prisioneros logran huir de Treblinka, lamentablemente la mayoría fue exterminada por fuerzas alemanas que fueron trasladadas a esta zona y por ciudadanos polacos del entorno. Al ingresar el ejército soviético y liberar la zona, sólo 70 sobrevivieron la guerra, otra fuente señala  que apenas eran 54. Dos ellos fueron el judío checo Richard Glazar junto con su amigo Karel Unger.En tanto los comandos alemanes con sus perros rastreaban el entorno del campo de Treblinka, los dos jóvenes se ocultaron en un pequeño lago. Al acercarse los perros se sumergieron en sus fangosas aguas, valiéndose de ramas de un árbol que los cubrían. Estuvieron en el agua ocho horas. Posteriormente se encaminaron a Polonia, aquí fueron arrestados por gendarmes polacos y enviados a trabajos forzados en Alemania sin detectar sus opresores que se trataban de judíos. Ambos sobrevivieron la guerra en mérito a su coraje e ingenio.

El levantamiento de Treblinka suscitó no pocos temores en la Alemania nazi ante la eventualidad que sucesos semejantes pudieran registrarse  igualmente en oros espacios. El temor era por cierto fundado. Poco tiempo después, estalló un levantamiento semejante en el campo de exterminio de Sobibor.

LA JUSTICIA TARDA PERO LLEGA

Felizmente, los asesinos nazis del campo de exterminio de Treblinka fueron sometidos a la justicia en dos oportunidades, a saber:

• En la década del 60, diez oficiales de la SS fueron imputados, cuatro de ellos a cadena perpetua, cinco a prisión que osciló entre los 3 y 12 años de cárcel y el restante fue absuelto
• En la década del 70, fue condenado a cadena perpetua el Comandante de Treblinka Franz Paul Stangl que después de la Segunda Guerra Mundial huyó a Brasil.El cazador de nazis Simón Wiesenthal lo descubrió, procediéndose a su  pertinente  extradición.

Uno de los antedichos  combatientes y sobrevivientes-Samuel Willenberg que posteriormente se radicó en Israel  y autor del libro Sobreviviendo  Treblinka-, acuño en su momento la siguiente reflexión:

        » Llegó el Primero de Av (2.8.43) que quedará grabado en mi  memoria hasta el final de mis días…fue un día único y especial el cual lo esperaba y ansiaba .Latía en mi corazón la esperanza y quizás se cristalizaría el sueño esperado tanto tiempo.  Acerca de nosotros, de nuestras vidas en general no pensamos.  Todo nuestro anhelo era liquidar y exterminar el establecimiento de la muerte en el que vivíamos».