Luego de medio año sin noticias, Israel y Líbano retomaron las charlas acerca de la disputa por la frontera marítima. Estados Unidos participa como mediador, rol mantenido por la flamante administración Biden.
La situación económica y social del vecino del norte es por demás frágil. La pandemia de COVID-19 aceleró una crisis que se mantiene al día de hoy, con un gobierno inestable incapaz de solucionar las demandas de una población insatisfecha.
En ese sentido, un acuerdo exitoso podría significarle al Líbano la posibilidad de explotar hidrocarburos off-shore en el Mar Mediterráneo. De ahí también el regreso de las charlas.
En octubre de 2020 se habían reiniciado los intentos, pero no se había llegado a buen puerto y la negociación quedó suspendida sin resultado alguno.
La intermediación estadounidense se combinará con la de funcionarios de las Naciones Unidas. Recordemos que Israel y su vecino no tienen relaciones oficiales y técnicamente están en guerra el uno con el otro.
El fondo de la discusión es por una superficie marítima de 860 km2 que ambos países entienden que pertenece a su Zona Exclusiva Ecónomica (ZEE).