200.000 fragmentos de la historia judía, entre los archivos de la Universidad de Cambridge

Sinagoga Ben Ezra del Cairo Foto: Herr Muller Wikimedia Commons CC BY-SA 4.0

Entre escritos de Charles Darwin e Isaac Newton, la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, acoge casi 200.000 fragmentos de manuscritos que hablan de la historia de los judíos en los países bañados por el Mediterráneo.

Las paredes de la biblioteca universitaria albergan esta ‘guenizá’ —término procedente del hebreo que se refiere al archivo de documentos sagrados del judaísmo—, que se encuentra bajo la lupa de expertos desde que llegó a la academia a finales del siglo XIX.

Aunque parece que más de cien años son suficientes para investigar todo lo que se encontró en una sinagoga de Egipto, muchos de los manuscritos no llamaron la atención de los investigadores al principio por su contenido cotidiano, al tratarse de cartas, documentos legales o listas de la compra.

No obstante, ahora desvelan secretos de la vida de los judíos durante un milenio de historia, como explica el profesor Ben Outhwaite, director de la unidad de investigación de la guenizá Taylor-Schechter en la universidad británica.

Un hallazgo en El Cairo

En 1896, el investigador de Cambridge Solomon Schechter llegó a la sinagoga de Ben Ezra en El Cairo, donde descubrió una de las ‘guenizás’ más famosas por contener la mayor cantidad de manuscritos judíos medievales del mundo.

En una habitación del edificio destinada a almacenar los documentos que contuvieran palabras sagradas —y que de acuerdo con el judaísmo no pueden ser destruidos, sino que deben ser enterrados o, si no es posible, depositados en una ‘guenizá’—, Schechter encontró el tesoro documental que se sigue estudiando a día de hoy.


Solomon Schechter estudiando los fragmentos de la Geniza del Cairo, aproximadamente en 1898 Foto: Wikimedia Commons Dominio Público

Allí, los viajeros judíos procedentes de distintas partes del Mediterráneo dejaban los escritos de este tipo de los que querían deshacerse, en una acción que repitieron desde principios del siglo X y que alcanzó los 193.000 archivos que el investigador de Cambridge trasladó a la biblioteca de la universidad.

Entre ellos hay una copia del libro perdido de Ben Sira, que garantizó su conservación hasta la actualidad, y borradores del trabajo de Maimónides, que nació en Córdoba en 1135, pero se mudó a Egipto años más tarde.

Documentos del día a día

Sin embargo, lo más llamativo para los estudiosos hoy en día son los fragmentos documentales, que recogen pedazos de la vida de los judíos, como cartas personales, listas de la compra o ejercicios escolares.

Su conservación se debe a la perspectiva «liberal», según Outhwaite, que el pueblo judío de El Cairo tenía de lo que era un libro sagrado, razón por la que no solo depositaban allí biblias o pergaminos de la Torá.

«Si quisieras escribir la historia de mil años de una comunidad judía en el corazón de una ciudad islámica, la ‘guenizá’ es el archivo perfecto porque prácticamente todo lo que escribieron se puede encontrar ahí», dice el investigador.

Pone como ejemplo la carta de un hombre a su yerno, tras descubrir que estaba vivo después de 23 años desaparecido, y en la que le pregunta qué pretende hacer respecto a su mujer y sus hijos, a la vez que añade detalles sobre la situación del río Nilo, cuyo estado era indicador de bonanza o de penurias en la época.

De esta forma, de acuerdo con el profesor Outhwaite, a partir de esa misiva no solo es posible conocer la historia personal de la familia, sino también la del territorio y el momento histórico en el que se encontraba la comunidad judía y el propio Egipto.

Mucho por descubrir

Así, lo que el investigador califica de «intimidad» de la ‘guenizá’ permite que este tipo de documentos sobrevivan y muestren detalles que no se encontrarían en un archivo real, donde se guardan documentos con objeto de que se lean por el público general.

«Es como si cogieras la bandeja de entrada de tu correo electrónico, la guardaras bajo llave y la publicaras dentro de mil años», ejemplifica.

Pese a las décadas buceando en los documentos, la unidad, en la que trabajan Outhwaite e investigadores asociados, continúa investigando para revelar los detalles que esconden los fragmentos.

Para el profesor, es clave que quienes estén interesados en el tema accedan al contenido de la ‘guenizá’, disponible en línea, y colaboren en la investigación, ya que, bajo su punto de vista, el archivo aún tiene contenido que ofrecer. EFE

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2 thoughts on “200.000 fragmentos de la historia judía, entre los archivos de la Universidad de Cambridge”
  1. La Geniza del Cairo estuvo dispersa por varios países y colecciones particulares, otros partes se perdieron durante la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte se trasladó y conservó en la Universidad de Cambridge, son muchos miles de documentos, y partes de libros como una parte de la que podría considerarse la bíblia hebrea más antigua que se conoce, aunque se podría matizar que en realidad es un pequeño trozo de Torá escrita en Irán en año 903-904 d.C. La colección está en gran parte digitalizada, con imágenes de gran calidad y que son de libre acceso por internet, sin embargo los textos no están ni traducidos ni transcritos a textos manejables por ordenador, por lo que no tiene tanta utilidad ni interés, salvo para los expertos. Ahora con la ayuda de la inteligencia artificial no debería ser mucho problema transcribir y traducir automáticamente todos los documentos, incluyendo una descripción de lo que contenga o su disposición, como ya se puede hacer con algunas de las recientes Inteligencias Artificiales.

    Entre los pocos documentos que han sido investigados, hace unos pocos años se descubrió que en gran parte eran los judíos los que se encargaban del comercio en la Almeria musulmana, habría sido la ciudad comercial o el puerto más importante de Al-Andalus, principalmente gracias a los judíos, gracias a la importación y exportación de productos por mar, o también fue conocida por el comercio de telas, o al menos por la calidad de las telas de seda. Desde que los judíos sefardíes fueron expulsados por los Reyes Católicos, o ya desde varios años antes cuando los musulmanes más extremistas, los almohades, también persiguieron a los sefardies, fue cuando Maimónides huyó de Al-Andalus, y estuvo un tiempo refugiado en Almería, que en esa época era una ciduad muy abierta y ofrecía refugio a los perseguidos. Desde entonces, Almería cayó en una profunda decadencia, a lo que se sumó un fuerte terremoto a los pocos años de la Reconquista española, este terremeto fue de tal magnitud que destruyó casi toda la ciudad y en esa época fue noticia en el resto Europa. Naturalmente esto solo se ha conocido por algunos de los documentos encontrados en la Genizah de El Cairo, ni en Almería ni en España ya podías quedarte esperando para saberlo. Es más, por lo que parece en Almería parece existir una cierta costumbre por destruir todo lo que sea ajeno al catolicismo, o al fascismo español, ya desde en año 1868 cuando unos políticos almeriense, al parecer progresistas, decidieron destruir la mayor parte de las murallas y torres de la época musulmanas que rodeaban la ciudad, para la especulación inmobiliaria o para corrupciones, siendo las murallas musulmanas de mayor extensión que quedaban en España, o también destruyeron por completo las atarazanas califales, se cree de la época de Abderramán II, una gran construcción junto al puerto que probablemente fue utilizado como almacen del puerto o para guardar aperos de barcos, eran las únicas atarazanas musulmanas que aun quedaban intactas en España.

  2. He encontrado este texto sobre las Atarazanas de Almería en https://rusadiryelmar.com/2021/02/07/atarazanas-de-almeria/

    Siglo VIII

    Almería surge como el puerto de la ciudad de Bayyana, en el lugar en el que se ubica en la actualidad la localidad de Pechina, para tener una salida marítima para sus actividades comerciales.

    773. Abd Ar-Rahman I construye las Atarazanas, dando así al puerto de Almería más importancia como puerto naval que la que ya tenía como puerto comercial.

    Siglo IX

    A partir de 850 el emirato de Córdoba, necesitado de una armada permanente para defenderse de los normandos, los abbasidas y los fatimíes, substituye la requisa de naves de particulares por la construcción de naves de guerra en tres atarazanas: Sevilla, Algeciras y Almería.

    Siglo X

    Durante el siglo X será la sede de la flota del califato. Desde aquí salían todas las expediciones navales que se realizaban al norte de África y hacia el Atlántico para frenar el avance de las embarcaciones normandas.

    El Califato constituye Almería (914) en el arsenal marítimo de los omeyas y la base de sus navegaciones al Mediterráneo. Su almirante formaba con el cadí de Córdoba y el general de la Frontera Superior el trío consultivo del Califa

    955. debido a la importancia de este enclave, sufre un ataque por parte de una escuadra fatimí, que destroza las atarazanas y gran parte de las infraestructuras navales con las que contaba. Este hecho lleva al califa Abd al-Rahman III a tomar la decisión de dotarla de murallas, de las que carecía hasta el momento, al tiempo que le otorga la categoría de medina, es decir, de ciudad. De este momento data la muralla que se conserva en el enclave, que se siguió utilizando durante todo el periodo medieval y construye atarazanas, divididas en dos naves, la una para construir barcos de armada y guardar sus pertrechos y armamento, y la otra para lonja a modo de bazar donde tenían los mercaderes sus tiendas. Más tarde se construyeron carracas en ellas.

    Siglos XI – XII

     Almería sigue siendo la base de las armadas de los califas almorávides (1086) y almohades (1152) que se apoyan en las plazas fuertes de Tánger, Ceuta, Melilla y Túnez para controlar el Mediterráneo Occidental contra Sicilia, Génova y Castilla.

    La gran deforestación obliga a importar la madera de Tortosa, Baleares y el Magreb para las atarazanas de Almería.

    Siglo XV

    Según el arzobispo de Nebio, Agustín Justiniani, estaba junto al mar y era capaz para gran número de navíos; afirma que en su tiempo aún se veían sus vestigios subsistentes hasta 1868.

    Siglo XVIII

    Aún existían restos de una gran nave de 100 metros de largo, 15 de ancho y 30 de altura, construida con gruesos muros de mampostería, arcos de sillería y bóveda de ladrillo cocido.

    1855. Se derriban las murallas que daban al mar.

    1868 Se derribaron con dinamita horas antes de que llegara una orden de protección para mantenerla en pie.

    Siglo XX

    En el tramo conservado de muralla existen los restos de una puerta que se abría entre dos torres cuadrangulares que protegían la entrada. Esta Puerta, que sólo se conserva a nivel de cimientos, medía 6 m y, dada la cercanía al lugar en el que se construían los barcos, algunos autores han interpretado que podría tratarse de la puerta de las atarazanas.

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