Luego de una explosión en la instalación, el río Dniéper comienza a inundar la zona y amenazar a las poblaciones cercanas.
Las autoridades ucranianas ya comenzaron a evacuar a las 16.000 personas que viven en la zona más crítica, mientras que las autoridades rusas hicieron lo propio con las 22.000 que viven en las áreas que ellos controlan.
Todavía no se reportan muertos o heridos. Sin embargo, el Centro de Datos Mundial de Geoinformática y Desarrollo Sustentable estimó que cerca de 100 ciudades podrían inundarse, y que el nivel del agua comenzará a descender en no menos de 5 días desde la ruptura.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, afirmó que los responsables del accidente eran “terroristas rusos”, y Dmitry S. Peskov, vocero del gobierno ruso sentenció que las fuerzas ucranianas están detrás del “sabotaje” de la represa.
Yosef Wolff es el rabino de la sinagoga de Jersón, la zona principalmente afectada por el colapso de la represa de Kajovka. Wolff relata que la comunidad judía está diezmada, casi el 80% del total ya abandonó la zona a causa de la guerra.
Sin embargo, Wolff está trabajando para ayudar a las aproximadamente 20 familias judías que se vieron afectadas por la inundación. Su tarea principal fue conseguirles refugio y asistirlos con lo que sea necesario.
“Estamos ayudando a las familias judías a encontrar hogares alternativos, algunos con otras familias judías, otros en espacios comunitarios, y estamos buscando hacer lo mismo con la población que vive en el campo”, afirmó Wolff. Además, la sinagoga también está donando ropa, elementos esenciales y abrigo a los ciudadanos no judíos de la zona.