Agricultores palestinos cruzan a Israel para aprender de la tecnología agrícola

31 diciembre, 2018

Ofer Laszewicki Rubin – Ein Harod

Se avecinaba una mañana ajetreada en la entrada al parque natural de Ein Harod, ubicado al norte de Israel, que prácticamente acaricia la Línea Verde que delimita el límite con Cisjordania. El recinto, rodeado de kibbutzim, parques industriales y terrenos de cultivo, acogía una feria del sector de la agricultura, donde fabricantes y productores de tractores, sistemas de regadío o tomates cherry exponen sus últimas novedades.

Al evento acuden gentes de sectores y edades diversos de la sociedad israelí: jóvenes fornidos de los kibbutzim y moshavim aledaños; drusos de las aldeas de la Galilea, reconocibles por sus sombrerillos blancos y frondosos mostachos; ancianos expertos en la materia que debaten en corrillos sobre los avances agrícolas… y cientos de agricultores palestinos, que cruzaron en autobuses desde las urbes bajo administración palestina de Tulkarem y Qalqiliya.

A pesar de que el conflicto palestino-israelí sigue lejos de resolverse, en áreas específicas existe una sorprendente e inusual cooperación. Sameer Moaddi, druso israelí y director de agricultura de la administración civil israelí en Cisjordania (COGAT por sus siglas en inglés), recibió a Aurora frente a la sala de actos de la exposición, mientras saludaba efusivamente en árabe a colegas palestinos del gremio agrícola. Se le notaba especialmente jovial: “como es costumbre hace muchos años, nos encargamos de traer aquí a agricultores palestinos de forma fija. Casi no hay exhibición que se celebre en Israel en la que no traigamos a entre 300 a 600 agricultores palestinos para que participen en estas exhibiciones”, espetó.

Se percibía en los palestinos un especial interés por examinar cada parada, por preguntar a los distribuidores israelíes sobre las nuevas máquinas o herramientas expuestas. Preguntado por la particularidad de esta interacción directa –que escasamente se produce en otras áreas- Moadi afirmó que “nosotros aquí intentamos crear una oportunidad comercial, de cooperación, entre israelíes y palestinos. Al final, todos los insumos agrícolas que utilizan los palestinos o que consumen, los compran en Israel”.

Para el responsable agrícola de COGAT, la clave está en separar su actividad del resto de factores que condicionan el conflicto: “puede ser que no se dé por sentado, pero en el área agrícola existe una cooperación total. Nosotros miramos hacia adelante, para ver como ayudamos y promovemos al agricultor palestino”, aseguró. Y puso en valor varios de los proyectos desarrollados este año conjuntamente con la Autoridad Nacional Palestina (ANP): el establecimiento de dos piscifactorías; el cultivo de fresas, que empezó con un proyecto piloto de 17 dunams y tiene más de 100 con una producción de 12 toneladas por dunam; o la plantación de pepinos “baby” en la zona de Jenín, con 2.000 dunams que producen 10.000 toneladas. “Más del 60% del producto se comercializa en Israel, por lo que creo que sin el mercado israelí la agricultura palestina moriría”, opinó Moaddi.

Además de tratar de acercar al cultivador palestino a los avances israelíes, también se les imparte capacitaciones especiales en ámbitos concretos. Para Moaddi, la finalidad de esto es clara: “cuando ayudamos a desarrollar la agricultura, esto ayuda a desarrollar la economía palestina. Cuando hay una economía en crecimiento, entonces creemos que habrá también prosperidad, que traerá también seguridad y paz”. Y concluyó: “en el momento en el que construimos confianza entre las partes, yo creo que también podemos soñar con la paz. Y espero que llegue, en algún momento, lo necesitamos. Nosotros vivimos aquí juntos y tenemos que seguir viviendo. No tenemos otra opción”.

No todos los agricultores palestinos estaban dispuestos a hablar públicamente con la prensa sobre su visita a la exposición israelí. Para muchos en la opinión pública palestina, cooperar abiertamente con Israel supone una “normalización de la ocupación”. No obstante, hay quienes son más pragmáticos y priorizan sus intereses económicos cotidianos, ya que indistintamente al estatus del conflicto y las posiciones políticas personales, deben seguir sosteniendo su economía doméstica.

Mohamed Fahmi, representante de los agricultores palestinos de la gobernación de Jenín, explicó a este diario que “participar en este evento nos dio la oportunidad de identificar nuevas tecnologías que no están disponibles en el lado palestino. Transferimos estos sistemas de irrigación computarizados a territorios bajo dominio de la ANP, que nos ahorran esfuerzo y costos de los productos agrícolas, como los pepinos o las fresas”.

Fahmi enfatizó el mensaje alejado de cuestiones políticas que introdujo Sameer Moaddi: “esperemos que estas tecnologías sigan beneficiándonos, más allá de posicionamientos políticos. Lo que nos interesa es desarrollar la agricultura para el consumidor”. Tras estrechar la mano a Moaddi y un intercambio de risas y bromas, culminó agradeciendo: “gracias por estar en contacto directo con los agricultores. A fin de cuentas, nuestro único objetivo es mejorar el medio ambiente y vivir en paz”.

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