Visitamos el cementerio judío Beth Elamen de Beirut y el recinto es parte de las últimas huellas de lo que queda de la comunidad judía de la capital libanesa.
por Ricardo Angoso
Los judíos libaneses son una comunidad mizrají -parte del pueblo judío que desciende de las comunidades judías de Oriente Próximo y del norte de Africa- que se desarrolló en lo que hoy se conoce como Líbano, mayormente en la capital libanesa, Beirut, y sus alrededores. Casi toda la comunidad ha emigrado a Israel, Francia y Estados Unidos (pero sobre todo a estos últimos dos destinos); actualmente menos de una veintena de judíos viven en Líbano, en comparación con los 24.000 que vivían en 1948. La alíá no comenzó realmente hasta las guerras civiles libanesas de 1958 y 1975, debido a que los judíos libaneses estaban integrados plenamente en la sociedad y no sentían la necesidad de abandonar su país. Fuente consultada:
https://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3292543,00.html
Se cree que los judíos habitaron estos territorios desde los tiempos pre-bíblicos, pero el verdadero desarrollo y esplendor de la comunidad judía libanesa llegó a principios del siglo XX y alcanzó el cenit antes de la Segunda Guerra Mundial. Según hemos podido leer en Wikipedia, en 1911, judíos de Grecia, Siria, Irak y Turquía se mudaron a Beirut y se incrementó notablemente esta comunidad judía que llegó a tener en ese periodo entre 5.000 y 6.000 miembros. La comunidad prosperó durante el mandato francés del Líbano y los días del Gran Líbano, adquiriendo una considerable influencia a través de todo el país en todos los ámbitos. Los judíos se aliaron con el Partido Falangista de Pierre Gemayel (un partido conservador modelado y creado a imagen y semejanza de los fascismos italiano y español, concretamente a la Falange de este último país) y jugaron un rol instrumental en el establecimiento de Líbano como un país independiente.
https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_los_jud%C3%ADos_en_el_L%C3%ADbano
Líbano era un país relativamente tolerante y respetuoso con respecto a las comunidades judías que vivían esparcidas por toda su geografía, aunque la más numerosa era la de la capital, Beirut. En 1948 había unos 24.000 judíos en el Líbano y las grandes migraciones se produjeron a raíz de las grandes guerras civiles libanesas, en 1958 y 1975. Un artículo de The New York Times estimaba en unos 3.500 judíos viviendo en el país en el año 1971 y después del comienzo de la guerra, en 1975, la cifra cayó drásticamente hasta los 700 judíos en 1985. En el año 2005 quedaban apenas unos 40 judíos en todo el Líbano, casi todos ancianos de más de ochenta años viviendo en Beirut por razones de seguridad, ya que en la década de los 80 muchos judíos fueron secuestrados por grupos musulmanes integristas y asesinados. En 2022 solamente había en todo el Líbano 27 personas registradas como “israelitas” y hoy la cifra sería incluso menor, hasta me atrevería a decir que ya no queda ninguno dadas las actuales circunstancias.
EL CEMENTERIO JUDIO DE BEIRUT
Según el periodista Georges Zeidan, en un artículo que hemos leído referido a este camposanto, “El cementerio está situado en el barrio de Ras El Nabe. El primer entierro fue el del rabino Moisés Yedid Levy en 1829. Ese año puede considerarse como la fecha de apertura del cementerio. En 1857, el soberano otomano amplió la carretera de Beirut a Damasco. Como resultado de estas obras, la entrada y una parte del cementerio resultaron dañadas. Se construyó una nueva entrada al recinto. El terreno inicial era pequeño, ya que la comunidad contaba entonces con sólo 150 almas. Con el creciente número de judíos que vivían en la capital, se necesitaba un cementerio más grande. Es probable que en un momento determinado los ataúdes se apilaran uno encima del otro por falta de espacio. Con el tiempo, la comunidad compró nuevos terrenos en la zona que rodea el cementerio y allí están enterradas unas 3.300 personas”. Fuente citada y consultada:
https://www.sephardicgen.com/databases/BeirutCemeterySrchFrm.html).
Durante la segunda guerra civil, de 1975 a 1990, el cementerio judío fue utilizado como frontera por las fuerzas de la Falange Cristiana, que más tarde se convertirían en las fuerzas libanesas. Minaron parcialmente el cementerio para impedir que su adversario lo cruzara. Al final de la guerra, se retiraron por completo las minas del cementerio, pero el lugar no fue limpiado en profundidad. Las tumbas fueron dañadas por los cohetes y los bombardeos, pero nunca fueron profanadas.
En mi visita pude comprobar que el cementerio cuenta con numerosas lápidas dañadas por la guerra, incluso con impactos de balas y cohetes en sus lápidas, pero en general se encuentra en buen estado y está relativamente cuidado. Al subir las escaleras del único edificio dentro del cementerio para intentar contactar con alguien de las oficinas me encontré con que contaba con protección policial, que por cierto estaba durmiendo, pero siempre me quedará la duda si estaba allí para proteger el recinto o para impedir el acceso al mismo, ya que en mi visita a Beirut fui literalmente detenido, cacheado y obligado a borrar una parte de mis fotos por haber fotografiado la sinagoga Maghen Abraham, en pleno centro de la capital libanesa. Al lugar pude llegar tras franquear la vigilancia policial y acceder al mismo, que permanece cerrado a cal y canto sin ninguna señal visible que lo identificara.
Ver mi artículo en Hashavua:
http://www.hashavuabogota.com/articulos/709
Según nos cuenta el periodista ya citado Zeidan, existe una base de datos del cementerio que incluye los detalles de 3.184 lápidas, mientras que otras 200 tenían inscripciones ilegibles o fueron destruidas. El período abarcado comienza en 1829 y termina en 2009. Las inscripciones en las tumbas realizadas en hormigón -la gran mayoría, pero también las hay algunas en piedra y mármol- desde 1904 tienen una mezcla de hebreo, francés y árabe. El autor no especifica exactamente dónde está esa base de datos, pero para encontrar más noticias sobre este asunto, les remito a estas páginas:
https://www.sephardicgen.com/databases/BeirutCemeterySrchFrm.html.
Dirección: El cementerio está situado muy cerca de la plaza Sodeco, en el distrito Achrafieh de Beirut, y se accede a través de una puerta en la carretera de Damasco, también conocida como “Rue de Damas”.
Fotos del autor de la nota
No es tan correcto decir que las falanges libanesas eran como la Falange española, como mucho se inspiraron en la Falange española, con los cambios ideológicos a lo largo de los años aun menos se parecían. En el gran partido fascista tradicional español, Falange, hubo y siguen habiendo varias ideologías, por no decir que son infinidad, o lo que es propio de unos individuos perturbados criminales, aunque, como los nazis de la Alemania de Hitler, tienen la justificación intelectual de que son muy individualistas libertarios o nihilistas seguidores de “El Profeta”, el filósofo Nietzsche. También muchos son ultracatólicos, incluso más papistas que el Papa, si bien probablemente esto sea así copiando la Edad Media española y, sobre todo, la posterior España de los Reyes Católicos, llegando a usar el yugo y las flechas en la bandera del partido, que es el símbolo de los Reyes Católicos. Uno de los 3 fundadores del partido filonazi Falange, Onésimo Redondo, fue un adepto jesuita laico y próximo al líder jesuita, el Cardenal Herrera Oria. Onésimo Redondo fue uno de los falangistas más antisemitas, si no el que más, este contra los judíos y no tanto contra los masones como era la moda en la España de la época, llegó a traducir al español el libelo antisemita «Los protocolos de los sabios de Sión». Otro de los grandes cabecillas del que al comienzo o mediante votaciones democráticas fue un insignificante partido fascista era Ramiro Ledesma, que es el gran favorito de los neonazis españoles y del subsector ateo nihilista filonazi de Falange, en la órbita de los más violentos y antisemitas. El gran líder del partido fascista español cara a la galería, su José Antonio, o también el dictadorzuelo Franco, bien podrían calificarse como «un par de mindundis» comparados con los anteriores, o al menos a José Antonio le crearon una imagen de ideología plural y tolerante, un pacifista a pesar de lo conocido que era por ser violento y por soltar exabruptos más propios de barriobajeros que de su alta condición por ser marques, o de una pintoresca retórica falangista pretendiendo abarcar hasta a comunistas y anarquistas españoles, si se dejasen. Si de los 3 “grandes” cabecillas falangistas es muy difícil que los españoles de la democracia actual conozcan algo, es que ni el nombre, ya para qué contar a otros de las suyos como José Luis Arrese, el inventor de unir el ultracatolicismo más rancio español con el fascismo, un lameculos de Franco; o el líder de Arrese, Manuel Hedilla, fue el que sucedió a José Antonio al frente del partido Falange, un díscolo filonazi antisemita contrario a integrar todas las ideologías fascistas españolas en su partido Falange, al que llamarían también Falange, el partido único que se ocurrió a Franco, en este caso sería la versión 2 del gran partido fascista español o un sucedáneo que se inventó Franco, por tanto Hedilla fue encarcelado y faltó muy poco para que le fusilasen sus propios camaradas.
La Sección Femenina de Falange era la parte principal de las más fascistas españolas, la dirigía Pilar Primo de Rivera, la hermana del gran líder, su José Antonio, que también integró a la organización femenina que dirigió Mercedes Sanz-Bachiller, la esposa del antisemita Onésimo Redondo, cuando cayó en desgracia por mantener una relación, muy poco católica decorosa, tras la muerte de su esposo, muy famoso en la España fascista. En un viaje que Mercedes Sanz-Bachiller hizo a Alemania había estudiado allí la organización del partido nazi y algunas de sus facetas, entre éstas el “Auxilio de Invierno”, que se llamó después “Auxilio Social”, y lo estableció en la España fascista, organización que en la actual democracia fue denunciada por numerosos crímenes contra los niños y mujeres republicanos que maltrataron, abusaron y asesinaron estando presos o para obligarlos a convertirse al ultracatolicismo fascista español. A Pilar Primo de Rivera, no hay que olvidar que los Primo Rivera son de “sangre azul” española, la quisieron casar con Hitler para crear una dinastía de divinos fascistas europeos, o eso dicen, porque de Hitler no se tiene constancia de que tuviera una sexualidad, o no una normal.
Si bien estos psicópatas españoles también tendrían la excusa cultureta de la libertad de pensamiento individual, algo así como anarquistas o de gran intelecto español, de hecho la bandera del partido Falange es una copia barata de la bandera del partido anarquista CNT, el que fue el principal sindicato durante la democracia española de la Segunda República.
Durante la Segunda República los filonazis españoles llegaron a acusar al gran partido de la derechona, CEDA, que estaba dirigido por los jesuitas españoles, los de antes no los de ahora, de clericales, es decir, de estar más al servicio de intereses extranjeros, o incluso de estar al servicio de los judeomasones, mientras que ellos sí son ultracatólicos verdaderos, de un ultracatolicismo muy sui géneris, el que ellos consideran el único o el puro o el auténtico español, es decir, el ultracatolicismo más rancio español o el que existía en España durante la Edad Media, o sobre todo luego con los Reyes Católicos, con todas esas cosas de matamoros, Santa Inquisición Española y Imperios Españoles evangelizando a los indios americanos. La España de los años de Imperio también contó con algunos privilegios “legales” que le concedió el Vaticano, para actuar sin tener que contar con el visto bueno del Papa. Hoy día la España fascista y católica continúa manteniendo esa misma querencia de mantener cierta distancia con el Vaticano, para los fascistas actuales el Vaticano incluso estaría infiltrado por los judeomasones, como aparece en «La infiltración», un libro de Ricardo de la Cierva, uno de los historiadores revisionistas favoritos de la derechona y los fascistas españoles.
Por no hablar de la archifamosa Matanza de Sabra y Chatila en 1982 durante la invasión israelí, cuando las falanges libanesas asesinaron indiscriminadamente a los palestinos de estos los campos de refugiados de estos barrios, como represalia del asesinato de su líder, Bashir Gemayel, y de anteriores varios asesinatos de cristianos y falangistas por parte de los terroristas palestinos. Siendo Falange un partido muy propalestino, o antisemita. A pesar de la incorporación de España al bloque occidental durante la Guerra Fría, lo que la convirtió en un aliado de Israel, el antisemitismo se mantuvo muy presente durante toda la dictadura fascista en España. Antes de la firma de los pactos, los fascistas y nazis españoles se hicieron muy amigos de los países árabes, aprovechando sus ideologías antisemitas compartidas y la necesidad de petróleo. Franco incluso envió falangistas, armas y aviones de combate y bombarderos nazis vendidos por la Alemania de Hitler para ayudar a los países árabes durante la Guerra de Independencia de Israel de 1948 a 1953. Son habituales los comunicados del partido Falange española apoyando a los palestinos o denunciando a Israel. En 2014, durante la guerra de Gaza de ese año, el tradicional partido fascista español, junto con otros partidos fascistas y neonazis españoles, organizó una protesta frente a la embajada de Israel, con pancartas, consignas y declaraciones oficiales que apenas se distinguen de las que suelen verse entre los comunistas españoles, que son los manifestantes más ruidosos contra Israel y actualmente causan la mayoría de los incidentes antisemitas en España.
Al dictadorzuelo Franco se le ocurrió inventar el único partido político y sindicato que hubo durante la dictadura fascista, Falange, un sucedáneo o la versión 2 del partido filonazi Falange original, para esto el dictadorzuelo se vistió de azul como los falangistas y se puso la boina roja de los carlistas, aunque no pocos carlistas no quisieron unirse a los otros fascistas filonazis españoles, por ser muchos ateas nihilistas o medio-comunistas, o de principios no tan santos y puros como los de los energúmenos ultracatólicos carlistas. Incluso hubo enfrentamientos violentos, llegando a atentados terroristas, entre los carlistas y los falangistas originales. Mucho ante de la Guerra Civil, los separatistas nacionalistas vascos también pertenecieron a los carlistas, quizás incluso hoy día les queden algunos ramalazos carlistas, pero huyeron como de la peste en cuanto vieron en lo que se estaban convirtiendo los carlistas, así fue como durante la Guerra Civil los nacionalistas vascos lucharon junto al bando republicano democrático, mientras que los carlistas se hicieron famosos en el bando fascista, por lo energúmenos que eran, una especie de yihadistas católicos, aunque sin atentados suicidas, mezclando la guerra con lo ultracatólico sin despeinarse. Aunque los carlistas se expandieron por toda España, son muy de la región de Navarra, una de las principales regiones, junto a Cataluña, desde donde surgieron tras las guerras carlistas para poner a un rey de España macho y derrocar a Isabel II, la hija de Fernando VII, por ser niña o por no ser reina fruto de una decisión «como Dios manda». Precisamente, Navarra se supone que es la capital de los separatistas vascos, al menos para los comunistas o los que apoyaban a ETA y su pretendido estado de Euskal Herria, en el que incluyen al País Vasco francés, mientras que los nacionalistas vascos de derechas no están tanto por la labor de meterse en camisas de once varas, casi que preferirían quedarse solo con el País Vasco o Euskadi.
Los fascistas y neonazis españoles forman una amalgama informe, incluso hay algunos neonazis españoles que están en órbitas similares a otros neonazis especialmente perturbados que elogian a los moros terroristas yihadistas, o que incluso están a favor de que haya regiones separadas de España, un asunto tabú en España, aunque todas las regiones separadas quedarían de igual a igual junto a España bajo el yugo de un supraestado nazi europeo. Estos neonazis serían españoles muy intelectualizados creyentes en una versión menos manipulada del nihilismo de “El Profeta”, el filósofo Nietzsche, el cual estaba en contra o no comulgaba con los nacionalismos o patrioterismos, para Nietzsche los estados simplemente serían fronteras trazadas caprichosamente y los estados tan solo servirían para acoger a sus denominados superhombres, todo esto no deja de ser otro asunto tabú en España.
Probablemente debido a esta ingente o variopinta variedad de fascistas y nazis españoles, sea que la mayoría de los españoles son tan chistosos y patrioteros, o tienen que demostrar constantemente que son un sentimiento español andante, obligados para identificarse entre ellos ante el peligro de tantos enemigos imaginarios que tienen, siempre en constante guerra contra las numerosas conspiraciones judeomasónicas comunistas.
Si bien, en realidad, en España los que deciden son los empresarios españoles, las clases altas y la aristocracia, incluso Falange no dejó de ser un partido insignificante según los votos durante las democracias, no cuando fue el único partido que inventó Franco. Y eso que fue impulsado por los empresarios españoles y clases altas, los falangistas se suavizaron ideológicamente un poco con el liderazgo de José Antonio que impusieron, para intentar tener en España un gran partido fascista similar al italiano y al nazi alemán, pero ni así consiguieron votos, tan solo un diputado en elecciones democráticas durante la Segunda República y porque se lo robaron a otro partido fascista, o el que fue su sucesor al comienzo de la actual democracia, Fuerza Nueva, consiguió un único diputado. La pobreza y el atraso son una tradición española que viene de lejos, o que no ha cambiado mucho desde la Edad Media. A principios del XIX, cuando España seguía siendo un país muy atrasado industrialmente y sin capacidad tecnológica ni científica alguna, salvo unos pocos inventores famosos que solo les servían a las clases altas para lucir palmito, tan solo hubo una gran actividad fabril, sobre todo en el País Vasco y Cataluña, durante los pocos años de la Primera Guerra Mundial, esto fue posible porque España no participó en la contienda mundial y los empresarios españoles pudieron forrarse vendiendo suministros muy necesarios en Europa, aunque cara a las clases bajas españolas en realidad para lo único que sirvieron esos años de una España sorprendentemente industrializada fue para que con la especulación de los empresarios españoles se elevase a la enésima potencia la inflación para los pobres. Durante la Primera Guerra Mundial los partidos más demócratas, los liberales y los de izquierdas moderados apoyaron a las potencias aliadas, mientras que la derecha, fascistas y la Iglesia Católica se decantaron por los alemanes, se desconoce el motivo exacto de esta querencia por lo alemán por parte de la derechona y los fascistas españoles, ya que un alemán y un español se parecen tanto como un huevo y una castaña. Seguramente sea por racismo, ya que los fascistas españoles pretenden que los invasores celtas de la Edad de Hierro sean el equivalente a la raza aria superior española, o quizás sea por las invasiones bárbaras tras la caída de Roma, que son el origen de la realeza española, mientras que de los españoles autóctonos, que naturalmente eran y siguen siendo actualmente la inmensa mayoría, en los libros de historia españoles ni se sabe nada. Este partidismo pro-alemán de las derechas y fascistas españolas no fue ni mucho menos tan significativo o tan descarado como cuando apoyaron a los nazis de la Alemania de Hitler, o Hitler ayudó militarmente a Franco durante la Guerra Civil, que fue uno de las principales causas de la victoria fascista.
Ahora muchos fascistas españoles apoyan a Israel, o muchos falangistas dicen que solo están en contra de los judíos dueños de las grandes empresas capitalistas, o incluso hay un partido alternativo falangista, Falange Auténtica, una versión algo light que han publicado en su web oficial: «El Estado nacionalsindicalista no prohibirá ni ejercerá discriminación alguna contra las organizaciones respetuosas con la ley y con los valores y principios generales de la nueva República. Por lo demás, no encontramos ningún motivo para poner bajo sospecha preventiva a las actuales obediencias masónicas de España que, en modo alguno, ejercen una influencia política o social tan fuerte como la que se percibe en otros países. Pensamos que la Masonería española está más cerca de los ideales originarios de la Orden que ninguna otra: el ejercicio de la filantropía y la mejora moral de sus miembros. Falange Auténtica no ignora la importancia de los grupos de presión (lobbies) ni rebaja el grado de influencia perversa que pueden llegar a ejercer contra la calidad de una democracia. Pero muestra una aversión tenaz a prestar oídos a las teorías conspiratorias que circulan por el imaginario colectivo». Los otros falangistas originales y demás fascistas más perturbados y neonazis españoles no son tan tolerantes con esta masonería española tan «buena», naturalmente incluídos muchos españoles de la derechona y ultracatólicos, que siguen como siempre, con sus muchas conspiraciones judeomasónicas y mezclando la masonería con los famosos illuminatis del archifamoso masón inglés Aleister Crowley, el que sería el masón satanista al que creen que pillaron practicando los sacrificios humanos y las orgías para adorar al Demonio.
El recientemente fallecido escritor Sánchez Dragó puede que fuese más simpatizante de esta versión de Falange Auténtica, dejando atrás su pasado comunista y las luchas contra la dictadura franquista, por no hablar que fue muy conocido por alardear de haber probado todas las drogas y por su condición de bisexual, es decir, simplificando era un homosexual para la simplista ideología fascista española. Hace unos pocos años, justo cuando era más famoso, por aparecer en televisión o gracias a su estrecha relación con la derechona de Aznar y con los fascistas de Falange, dijo que una vez había mantenido relaciones con dos niñas japonesas a la vez, seguramente fuesen unas niñas prepúberes que se prostituyen con ricos en Japón a cambio de dinero para comprarse caprichos caros, si bien, tras la polémica que se montó, luego se desdijo, siendo imposible refutarle al ser un español de un gran intelecto de esos ininteligibles.