Por Orna Mizrahi
El funeral del secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y de su sucesor, celebrado ayer con cinco meses de retraso, tenía como objetivo mostrar la fuerza de la organización y demostrar que, a pesar de sus pérdidas en la guerra, Hezbollah está vivito y coleando y goza de un amplio apoyo en su lucha contra Israel.
La ceremonia fúnebre fue planeada meticulosamente para marcarla como un evento histórico y preservar la memoria de Nasrallah como figura central en la historia regional y como símbolo de resistencia.
Cientos de miles de personas, principalmente de la población chií del Líbano (aunque no más de un millón, como afirmaron los organizadores), asistieron a la ceremonia.
A Nasrallah se le asignó un lugar de entierro central en Beirut, que se espera que se convierta en un lugar de peregrinación.
A pesar de la amplia participación de representantes del eje chií, encabezados por una delegación de alto rango de Irán, la grandiosa y elaborada ceremonia se vio ensombrecida por la ausencia de figuras importantes del nuevo liderazgo del Líbano, así como del mundo árabe y de actores internacionales.
Los medios de comunicación libaneses destacaron las declaraciones del presidente Aoun en una reunión con la delegación iraní, donde afirmó que el Líbano está cansado de luchar en las guerras de otros tras pagar un alto precio por la causa palestina.
Esto se vio agravado por el descontento por los sobrevuelos a baja altura de los aviones de combate israelíes durante la ceremonia, junto con varios ataques de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra objetivos de Hezbollah.
En el discurso principal (grabado) de la ceremonia, el nuevo secretario general de la organización, Naim Qassem, declaró que Hezbollah, que había demostrado su fuerza en la guerra, está entrando en una nueva fase en la que está transfiriendo la responsabilidad de la lucha contra Israel al Estado libanés.
Sin embargo, la organización todavía se adhiere al camino de resistencia de Nasrallah y actuará contra Israel en el futuro según las circunstancias.
El vago compromiso de Qassem respecto de la estrategia de la organización, junto con informes de desacuerdos internos entre las figuras principales restantes de Hezbollah sobre su dirección futura, revela que Hezbollah, debilitado y sin líder después de la muerte de Nasrallah, está en una encrucijada.
Israel, por su parte, debería ver esto como una oportunidad para seguir debilitando a la organización e impedir su recuperación mediante acciones militares y medios diplomáticos.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
como no bombardearon esa cancha ?????