De mi consideración:
Antes de escribir a usted lo que más me interesa hacerle saber, quiero aclararle que me importa muy poco las medallas que gobiernos de otros países le hayan adjudicado. Esas medallas son simples gestos protocolares que no tienen ningún valor real ni moral.
Lo que sí me importa es su título que es algo así como semi-príncipe o medio príncipe de Andorra. Ese es importante porque después de ver en qué se convirtió Francia bajo su presidencia, lo ideal para Francia, para Europa y para el mundo actual sería que usted se vaya a gobernar Andorra, donde no le puede hacer mal más que a unos pocos miles de sus habitantes, pero dejaría así libre a Francia para que sea gobernada por alguien con más visión política y menos visión islámica.
Tuvo usted la suerte de que su único contrincante con posibilidades en las luchas electorales tuviera ese mal apellido “Le Pen”, vergüenza para el país donde nació la democracia que en 1789 cambió al mundo todo.
Pero comparte usted con Napoleón Bonaparte la “virtud” de ser los gobernantes con menos edad, de la República Francesa. Al compartir la edad comparte también las graves equivocaciones que ambos cometieron como gobernantes. A Napoleón le costó la cárcel en la isla de Santa Elena, usted puede darse el lujo de vivir en la montañosa Andorra. Ahí puede aceptar que se edifiquen mezquitas y se coma comidas halal, cosas que parecen ser de su agrado.
Para nada me importa que usted haya dado el vuelco desde el socialismo a la política de derecha que su gobierno ejecuta. No soy francés, no me afecta. Lo que sí me afecta es su ceguera total en su política migratoria y exterior, que ha logrado que quienes ya mandan en su Francia democrática son los islamistas, quienes marcan su política exterior son los islamistas, quienes mantienen atemorizados a habitantes civiles y policías en muchas partes de su república, son los islamistas que lograron que la policía francesa tenga miedo de entrar en determinadas zonas.
Es vergonzoso, humillante, haber visto jugar al equipo de fútbol París-Saint-Germain con los nombres de sus jugadores escritos en sus camisetas EN ARABE. En ninguna de las escrituras de los grandes pensadores franceses del período previo a 1789 se mencionaba que el idioma francés iba a ser sustituído por el de los islamistas que usted dejó entrar creyendo que los convertiría en franceses. No, señor Macron, ellos no se convierten en franceses, ellos convierten Francia en Franarabia, un califato regido por la sharía.
Le voy a contar dos cosas del Uruguay que me vio nacer: la primera es una frase de nuestro caudillo libertador, José Gervasio Artigas, dicha en los primeros años del siglo XIX: No venderé el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad. ¿A qué precio vendió usted los conceptos de Rousseau, Montesquieu, Diderot, D’Alembert? Otra frase del mismo caudillo: Sean los orientales tan ilustrados como valientes. La ilustración actual de los franceses ya está siendo dominada por la sharía, la obligatoriedad de la comida halal, la negación del Holocausto, y la peor: la no aceptación de las creencias que no son el islamismo al punto de llegar al asesinato del diferente.
Las fotos y videos que circulan por el mundo donde se ve que a la hora de rezar los musulmanes paralizan las principales ciudades francesas, como por ejemplo Marsella, dan vergüenza ajena. ¿A usted no lo avergüenza, señor Macron? ¿No le avergüenza que islamistas maten a profesores y periodistas porque no están de acuerdo con sus ideas?
Y si usted permite y ayuda a la conversión de Francia (y luego Europa), qué podemos decir que hace cuando va a Líbano y Siria, sus ex-colonias regaladas. Siria está saliendo hoy de la dictadura sangrienta de la familia alawita de los El Asad para caer en otra dictadura que no dudo en decir ya hoy que será igual o peor de sangrienta con quienes no sean tan islamistas como quienes tomaron Damasco. Y Líbano, país inventado para que hubiera un lugar donde los musulmanes no masacraran a los cristianos, idea concebible solamente por mentes estúpidas e ignorantes de lo que está escrito en el Corán.
Váyase, señor Macron, dedíquese a la economía si es el tema que usted realmente conoce, porque de la psicología islámica y de la historia islámica parecería que no le enseñaron nada, o usted faltó a esas clases. Tal vez le venga bien estudiar la personalidad del general De Gaulle, que con sus muchos defectos igual logró que prevalezca el nacionalismo francés. Y estudie historia francesa en los capítulos que hablan de sus colonias en Africa y qué sucedió allí. O tome como ejemplo al gobernante australiano que a los musulmanes les dijo que eran bienvenidos pero que tenían que adaptarse a la cultura, idioma, religión de Australia; que la puerta estaba abierta, pero que si no se adaptaban la puerta estaba abierta para que se vayan a su país de origen.
Y me despido con cierta dosis de respeto hacia usted como israelí y tomo en cuenta lo positivo que fue Francia para Israel en determinadas situaciones, especialmente cuando Francia era de los franceses.
Mauricio Aliskevicius.
Bravo Mauricius. Pero ten en cuenta que el pobre sucesor de tanta ilustracion esta rodeado de lo que el permitio que inundase la gloriosa Francia, islamismo, del mal oliente, el no contemplativo , del un solo Alah, el grande y se acabo, el que mata, el extremista, el hipocrita, el ignorante, ese, al que aplica equivocadamente igualdad.
Otro francés cobarde y antisemita
Alguna novedad???
BUENAS TARDES MAURICIO
EXCELENTE EL ARTÍCULO O LO REPASÉ A TODOS MEUS AMIGOS QUE ESTÁN A FAVOR DE ISRAEL AQUI EN MI REGIÓN DEBRASIL. . YO TAMBIÉN SOY URUGUAYO Y VIVI EN ISRAEL EN LOS AÑOS 50 !! SHALOM A TODOS !!