El kibutz Nir Oz despide a Oded Lifshitz, un “hombre de paz”

El primer rehén entregado muerto por Hamás a Israel, el periodista Oded Lifshitz, fue enterrado este martes en el kibbutz que cofundó, Nir Oz, y donde luchó por la paz con los vecinos palestinos de Gaza; un activismo que su mujer, hijos y nietos recordaron durante el sepelio: “Intentaré seguir viviendo con tus valores”, dijo una de sus nietas.

El entierro, celebrado en el kibbutz donde más personas por habitante fueron asesinadas en el ataque terrorista múltiple del 7 de octubre de 2023 (más de un centenar de las 400 que vivían allí), contó con la presencia del presidente israelí, Isaac Herzog, y con los embajadores del Reino Unido, Alemania y Polonia en Israel. 

Le precedió un funeral donde también hablaron amigos y familiares de Lifshitz, de 83 años, incluida su mujer, Yocheved, que fue secuestrada junto a él y liberada en octubre de 2023, poco antes de la primera y única tregua en la guerra.

“Que nosotros acabáramos siendo rehenes fue una sorpresa, porque luchamos durante años por el amor y la paz, pero recibimos un gran golpe desde el otro lado”, dijo Yocheved sobre su marido, que solía llevar a pacientes palestinos desde Gaza hasta hospitales israelíes para ser tratados.

Bajo el ruido de los drones israelíes, a apenas tres kilómetros de la frontera con Gaza, el entierro tuvo lugar, entre banderas israelíes y lazos amarillos, en el kibbutz de donde también fue secuestrada la familia de orígenes argentinos Bibas.

Los cuerpos de Shiri Bibas y sus hijos Ariel y Kfir, que tenían 4 años y 9 meses, respectivamente, cuando fueron llevados a Gaza por Hamás, serán enterrados mañana tras su regreso el pasado día 20 a Israel -junto con el de Lifshitz- como parte de la primera fase del alto el fuego.

Ideales “más fuertes que el terror”

La mujer de Oded explicó ante los vecinos de Nir Oz, frente al ataúd con los restos de su marido, cómo cada mañana se levanta a la “terrible realidad” de no tenerle junto a ella y recordó que aún hay decenas de rehenes “encadenados bajo el suelo de Gaza” desde hace más de 500 días.

“Seguiré luchando para que salga hasta el último de los rehenes”, dijo antes de dar pie a una canción en recuerdo a su marido. “Adiós querido Oded, nos volveremos a encontrar cuando toque”, se despidió.

Tras unas palabras de Herzog, que pidió perdón a los israelíes por no haber podido evitar el ataque de Hamás y también recordó la lucha de Lifshitz por la paz, el embajador británico, Simon Walters, destacó que era un hombre que “creía en la habilidad de vivir unos al lado de otros”.

“Toda su vida vivió con amor”, dijo Walters, al que sucedió el embajador alemán, Steffen Seibert, que pidió recordar las ideas por las que luchó de “paz, coexistencia y un futuro mejor”. Sus ideales, dijo el embajador germano, “son más fuertes que el terror”.

“Luchabas por la justicia”, afirmó luego uno de sus cuatro hijos, Isaac, quien describió a su padre como un hombre “de valores” que vivió “un infierno en Gaza” y que dejó a la familia sin guía para saber cómo comportarse en la “realidad compleja” que atraviesa Israel.

Al acabar el funeral, de más de una hora y media en un día frío y soleado, intervinieron ocho de sus nietos y su única bisnieta, quienes pronunciaron unas palabras para su abuelo.

“Luché con todas mis fuerzas para salvarte la vida, para que no te alcanzaran las balas”, dijo Daniel, su nieto mayor, quien recordó la “lección de vida” que le ensenó su abuelo.

“Aprendí de ti el islam, de Oriente Medio, siempre me pedías que mirara con respeto a todo el mundo”, dijo sobre alguien que le hablaba “de paz en la guerra”. “Eras un hombre de paz”, concluyó.

“Gracias por educarme en el amor en Israel y en la paz, en un país sin crueldad ni racismo. Intentaré seguir viviendo con esos valores”, afirmó otra de sus nietas, de unos diez años, antes de romper a llorar.

María Traspaderne de Efe colaboró con este artículo de Aurora.